¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Clarissa entró en el Gran Comedor con Vasantha pisándole los talones, las chicas tomaron asiento al lado de donde se sentaban Fred y George con Lee. Fred y George estaban estudiando un pergamino, pero levantaron la vista cuando las dos chicas se sentaron.
—Buenos días, señoritas, —dijeron Fred y George al unísono.
—¿Qué tenemos aquí? —preguntó Clary, sacando el rollo de pergamino de sus manos y mirándolo por encima—. Veamos... un nuevo hechizo para teñir el pelo... ¿es una broma lo que veo?
—Todavía está en proceso, —explicó Lee.
—Pero sí, —dijo George.
—Estoy muy orgullosa, —dijo Clary, abrazando a George, que estaba sentado a su derecha— ¿Tenemos un objetivo?
—Todavía no, —dijo Fred—. Pero eso suele ser decisión tuya. ¿Alguien en particular a quien te gustaría dar un cambio de imagen?
Clary miró alrededor del Gran Comedor, notando instantáneamente a Newt y Cedric sentados en la mesa de Hufflepuff al otro lado de la habitación. Volvió a mirar a sus hermanos con una sonrisa cómplice.
—¿Qué tal el niño bonito Diggory? —preguntó.
—Muy original, —dijo George con sarcasmo.
—Cállate, —Clary dijo, sacudiendo la cabeza y pasándole el pergamino a Fred—. Pásame el jarabe de arce, ¿quieres, Lee?
Clary cogió la botella de las manos de Lee y la vertió sobre el plato de waffles que tenía delante antes de pasársela a Vasantha. Levantó la vista para ver a la profesora McGonagall corriendo de un lado a otro repartiendo los horarios a otros estudiantes cercanos antes de acercarse a donde estaba sentado el grupo.
—Aquí están los cinco, —dijo, rebuscando entre los papeles—. Sr. Jordan... —se interrumpió, pasándole a Lee su horario—. Sr. Weasley... Sr. Weasley... Srta. Weasley, y Srta. Scamander, —dijo, entregando los horarios a cada uno de sus respectivos alumnos—. Ahora, disfruten de sus clases, y por favor, traten de asistir a ellas, ustedes tres —dió una mirada a Fred, George y Lee.
—Sí, profesora McGonagall, —corearon los de quinto año mientras ella seguía avanzando por la mesa.
—¿Qué es lo primero? —preguntó George y rápidamente fue recibido con un chillido de emoción por parte de Vasantha.
—Cuidado de las criaturas mágicas, —dijo con una sonrisa orgullosa, tamborileando con entusiasmo las manos sobre la mesa.
—Ustedes, los Scamanders, y su amor por todas las criaturas, —dijo Fred, sacudiendo la cabeza—. Todo es obra de su abuelo, te digo.
—Oh, vete a la mierda, —dijo Vasantha en respuesta.
—Bueno, deberíamos irnos, —anunció Clary, terminando sus waffles y volviendo a mirar a los chicos—. Nos vamos a clase, ¿verdad?
—Pero Cece, —se quejó George.
—Pero Georgie, —replicó ella.
—Bien, —suspiró él.
Clary se levantó de la mesa y guió a los demás fuera del Gran Comedor hacia la salida del castillo. Salieron del castillo, caminando por la colina cubierta de hierba hacia la cabaña de Hagrid. Cuando llegaron, se dieron cuenta de que los únicos que ya habían llegado eran Newt y Cedric, el primero se encontraba hablando animadamente con Hagrid sobre la lección de hoy.
—Buenos días, chicos, —dijo Clary cuando los cinco Gryffindors se acercaron.
—¿Ustedes cinco no se meten en problemas? —preguntó Cedric, mirando a Clary con desconfianza mientras Newt seguía hablando con Hagrid.
—Por qué, no, —dijo ella con una sonrisa traviesa— ¿deberíamos estarlo?
—Te estoy observando, Weasley, —dijo él, sonriendo, y Clary no pudo evitar preguntarse qué aspecto tendría una vez que sus hermanos terminaran el encantamiento para teñir el cabello.
—¡Muy bien, quintos años! —exclamó Hagrid con una sonrisa de orgullo en el rostro—. Bienvenidos a mi primera clase como su nuevo profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas. Hoy tengo un regalo muy especial para ustedes —dijo, haciendo un gesto a los alumnos para que le siguieran mientras salían hacia un claro en el que una gran criatura esperaba de pie.
—De ninguna maldita manera, —dijo Vas, agarrándose al brazo de Newt con entusiasmo.
—Ahora, —dijo Hagrid—, antes de que nos acerquemos, esto es un hipogrifo. Son criaturas muy orgullosas y se ofenden fácilmente. No querrás ofender a un hipogrifo. Podría ser lo último que hagas.
—Tiene un aspecto extraño, —murmuró Lee en voz baja, y Vas le lanzó una mirada fulminante.
—Es majestuoso, —le corrigió ella.
—Ahora bien, la forma correcta de acercarse a un hipogrifo es empezar por hacer una reverencia. Y, si te devuelve la reverencia, entonces puedes ir a acariciarlo. Si no devuelve la reverencia, no te acerques. ¿Lo entendieron todos? —preguntó Hagrid, mirando a los alumnos, y todo el grupo asintió como respuesta— ¿Tengo un voluntario?
—¡Yo lo haré! —dijeron Newt y Vasantha al unísono, levantando la mano.
—Gracias a los dos, —dijo Hagrid con una risita—. Hagamos que Newt vaya primero, y que Vasantha vaya después. ¿Está bien?
—Está más que bien, —dijo Newt con una sonrisa orgullosa, lanzando un guiño hacia su hermana.
Después de que Newt lograra acercarse al hipogrifo, cuyo nombre luego supieron que era Buckbeak, Vasantha pudo tomar su turno. Al no haber nadie más dispuesto a tomar su turno, la clase terminó pronto y Hagrid se despidió alegremente de todos antes de irse a preparar a Buckbeak para la siguiente clase.
—Ha sido increíble, —dijo Newt mientras el grupo subía la colina—. Nuestro abuelo siempre hablaba de los hipogrifos, pero nunca habíamos visto uno.
—Sí, fue realmente genial, —admitió Lee—. Me impresionó.
—Bueno, tengo que irme, —dijo Cedric, con la mirada puesta en el campo, donde un grupo de chicas de Ravenclaw estaban juntas—. Pero Newt, ¿te alcanzo luego?
—Ve a divertirte con Cho, —se burló Newt con una risa, dándole un empujón juguetón a Cedric, que sonrió y se despidió del grupo con la mano antes de salir corriendo hacia las chicas.
—¿Qué, celosa Cece? —se burló Fred, dándole un codazo a su hermana en las costillas y ella puso los ojos en blanco.
