I. Viaje

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Marihela

Miro a través de la ventana del avión a la espera de aterrizar lo más pronto posible. El vuelo se retrasó y por lo mismo tarde más en llegar... ¿Quien lo diría? Siempre e sido independiente, pero el hecho de estar lejos de mi familia es entristecedor. No los voy a poder ver y el dolor se acumula en mí pecho cuando lo analizo. Estoy en otro continente, otro país, otra cultura. Me emociona viajar, sinceramente siempre fue mi sueño venir hasta acá. Escuchar a mi padre de pequeña hablando de su tierra natal me era interesante y de ahí agarre el gusto al país.

Sin embargo el hecho de tener a mis padres tan lejos de mi, junto con Santiago y mi tía es muy doloroso. Toda mi vida e estado con ellos, pero bueno, si ya empecé el viaje y estoy por llegar, no hay vuelta atrás. Esto es lo que siempre quise y con todo y miedo lo estoy logrando.

–Les pedimos que se coloquen los cinturones de seguridad –La Aeromoza me saca de mis pensamientos –Apaguen sus dispositivos que estamos cerca del aterrizaje.

El avión tarda unos segundos en aterrizar y otros segundos para que que los pasajeros podamos bajar. Lo primero que me encuentro al bajar es al sol radiante del amanecer, los tonos pasteles hacen ver el cielo precioso. Camino adentro del aeropuerto, para buscar mi equipaje y buscar un taxi...

El estómago me suena y hago una mueca. La comida de los aeropuertos no me gusta en lo absoluto y menos la de los aviones. Cuando salga busco un lugar en donde comer algo. Por suerte Valentina me mandó dinero porque con el mío propio no iba hacer absolutamente nada.

Mi estómago sigue gruñendo en busca de comida y por si fuera poco la chica encargada de entregar los equipajes esta plácidamente hablando con un castaño coqueto y no tengo ni mínima idea de qué pasó con la máquina que entrega los equipajes, que es como una cinta corrediza, ya que no está disponible. Me quedo en la fila el suficiente tiempo y ya era para que me hubieran entregado mi maleta y estuvieran en una cafetería comiendo. Me cruzo de brazo y me rindo a la espera, si los demás prefieren esperar, bien. Yo no.

Yo tengo hambre, sueño y estoy cansada tanto física, como mentalmente y no estoy de humor para ver unas personas ligar en frente mío en vez de darme mi bendito equipaje para irme de una puta vez. Noto como el castaño de vez en cuando mira disimuladamente a una Pelirroja que está cerca haciendo sabrá Dios que.

Le hablo a una chica que está detrás mío y le informo que me cuide el puesto, no tiene acento por lo que deduzco no es de aquí, de hecho también parece latinoamericana. Por el acento me guiaría por República Dominicana.

Paso en frente de la fila y uno que otro me ven mal, posiblemente pensando que me les voy a adelantar. Ignoro las malas miradas y camino con seguridad a la chica, parece ser solo cuatro años mayor que yo, el chico le dice algo que o logro escuchar y esta se ríe coqueta.

<<Ay Dios ¿Quien coño liga en su trabajo?>>

–Hola chica –Sonrío lo más cortes que puedo –No se si estas ocupada –Miro al chico a su lado que sinceramente se ve demasiado engreído para mí gusto. El mismo me sonríe sin que la castaña se de cuenta –Quiero saber, si puedes darte prisa. Muchos de los que estamos aquí, acabamos de llegar y queremos descansar.

Me miraba de pies a cabeza.

–¿Disculpa?... –Sube una ceja y me controlo para no rodar los ojos –No se quien te crees, que te crees con el derecho de corregir mi trabajo, pero no. No me voy a apurar solo por que una niñata me lo diga.

<<A ver. Estoy intentando ser lo más educada que se pueda, ignorando el hecho de lo que haría en otras circunstancias ¿Y me responde así?>>

Serendipia #1 [Completa✓] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora