El juguete nuevo. (Primera parte)

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Hoy es el día, es mi cumpleaños. Según J dijo que tenía un regalo perfecto para este día, y la verdad es que estoy ansiosa por saber que será. No puedo no sentir nervios cuando escucho el resonar del timbre, anunciando su llegada. Me apresuro a la puerta, para abrirle, mientras me recoloco el sostén. En cuanto suenan los dos toques ligeros en la puerta, le abro, encontrándome al fin con él. Sostiene en su mano lo que parece una pequeña caja envuelta en papel de regalo, mientras que a su lado descansaba en el suelo la su maleta.

- Feliz cumpleaños. -me entrega el regalo.

- Uy, ¿puedo abrirlo ya? -le pregunto curiosa, y algo excitada si he de ser sincera. A causa de la distancia, no siempre podemos vernos, ya que nos dividen unos 400 kilómetros de distancia.

-Primero mi beso... -se queja cual niño pequeño.

- Entra. -le digo, con una sonrisa en mi rostro.

Me abraza de la cintura, pegándome a él, mientras entra al recibidor. Le doy un golpe a la puerta, haciendo que se cierre, sin detener el beso.

- ¿Por qué no preparo algo para cenar primero? Luego lo abres y lo probamos cuanto quieras. - Me susurra en el oído.

- ¿Cómo que lo probamos? -le digo curiosa.

- Dame. -me quita la caja de las manos.

- ¡Eh! -me quejo, intentando arrebatárselo, pero dado que me saca una cabeza, no consigo tal cosa.

- No, no. Primero cenamos, soplas las velas, y entonces, solo entonces, te dejo abrir el regalo. -me recrimina. Pongo mala cara, cual niña mimada desea recibir su regalo.

- Pero, pero...-comienzo a decir, pero un beso suyo me acalla.

- No, créeme que valdrá la pena esperar. -me dice, para luego morder con delicadeza mi cuello.

- Para... -jadeo, ello causa una risa de satisfacción por su parte.

-Si me hablas así, creo que el que no va cumplir el trato voy a ser yo... -me sostiene, con voz suave.

Me pongo de puntillas, y me acerco a su oído.

-Pues no lo hagas... -le susurro.

Siento como sus manos se aferran a mi cintura, levantándome en el acto. Sin dudarlo, paso mis brazos por sus hombros, enrollándome en su cuello, mientras le beso. Comenzamos a besarnos frenéticamente, me levanta un poco más y enrollo mis piernas en sus caderas. Sus manos se aferran a mi trasero, propinándome una nalgada. Dejo de besarle para soltar un gemido ahogado. Él vuelve a reírse con malicia, me cabrea saber que tiene todo el control sobre mí, más aún en estos momentos. Me inclino, para besarle el cuello.

- Amor... -jadea.

No le hago caso, comienzo a recorrer su cuello con besos ligeros, ayudándome de la lengua para hacer caricias. Incluso me atrevo a darle un ligero mordisco, recibiendo una nueva nalgada. Gimo, aun con su piel en mis dientes. Noto como comienza a dar zancadas hacía la habitación, sin tregua alguna. Me atrevo a recorrer todo su cuello con la lengua, hasta llegar al lóbulo de su oreja y morderlo con suavidad, tirando de este. Sus manos cambian de lugar, y por ello le suelto confusa. Entonces siento como caigo en la cama, y como él comienza a posicionarse sobre mí.

- ¿Me extrañaste? -me dice con malicia, mientras sube mi camiseta.

-Sí... -jadeo cuando siento como su lengua me recorrer desde el ombligo hasta el centro de mis pechos.

Alzo los brazos, ayudándole a sacar la camiseta, al igual que los tirantes del sostén, dejando todo mi pecho al descubierto para él. Veo como muerde ligeramente su labio inferior, para volver a proceder a lamerme. Siento como besa mi hombro, bajando ligeramente hasta mis pechos. Se acomoda sobre sus rodillas, para poder así enganchar mis pechos entre sus manos. Comienza a lamer entre ellos, mientras pellica mis pezones. Jadeo sin cesar, alzo ligeramente mis piernas para colocarlas sobre las suyas. Ello hace que comience a restregarse sobre mí, causando nuevos gemidos en mí.

Ahora su lengua se enrolla en uno de mis pezones, ayudado de su mano. La otra de nuevo me acaricia el vientre, colándose bajo mis pantalones. Sobre mis bragas, acaricia de arriba abajo mis labios.

- Que mojada estas ya... -me dice, aun con mi pezón en sus labios.

Alzo ligeramente el pecho, a causa del placer que sus dedos me dan ahora, frotándose contra mí. Ahora aparta la prenda que le estorba y puedo sentir sus calientes dedos contra mí. Se humedece con mis flujos, mientras continúa lamiendo mi pezón. Introduce con delicadeza un dedo, y lo empieza a mover dentro. Suelto un gemido ahogado, y ello hace que me muerda el pezón, causando otro gemido más fuerte. Se cuela otro dedo y comienza a sacarlos lentamente para meterlos con la misma delicadeza. Su pulgar se posa sobre mi clítoris, y con ligeros giros, comienza a apoderarse de mí.

- Cariño... -no puedo hablar, se ahogan las palabras en mi garganta.

Sólo consigo sacar jadeos de mí, presa del placer. No creo que pueda soportarlo mucho más, ni lo dudo, me dejo embalsar por la sensación. Me corro sobre sus dedos, él sigue moviéndose igual, intensificando la sensación. Me muerde de nuevo el pezón, para dejar mi pecho entonces. Lleva sus dedos a mis labios y los lamo sin dudar, abrazo sus manos entre las mías y los introduzco en mi boca, mi lengua recoge todo lo que ellos portan, saboreando mis flujos.

- Buena chica. -me apremia.

Me saca los dedos de la boca y se desliza entre mis piernas, sus manos agarran mis pantalones y bragas, y con un ligero tirón me los quita. Alzo con cuidado de no darle las piernas y consigue quitármelos por completo. A su vez, aprovecha y se quita la camiseta para después acomodarse entre mis piernas. Vuelvo a sentir sus dedos acariciando mi humedad, pero no puedo contener el jadeo cuando siento su aliento frío sobre mí. Su lengua se endurece y la posa sobre mi clítoris. Sus dedos vuelven a penetrarme, mientras su lengua me roza con pequeños círculos ese punto débil.

-Amor...- sugiero.

- Se buena y córrete. -me dice. Su lengua deja de acariciarme por un segundo, y después siento como me empapa con su saliva.

- J... -gimo su nombre, apretando mis paredes sobre sus dedos.

- Eso es, no quieras portarte mal, que hoy tengo muchas ganas de castigarte. -me sugiere, provocando espasmos en mi interior con sus palabras.

De nuevo soy presa del nuevo orgasmo, no puedo contenerme con él, con su voz, con lo que me hace sentir con sus caricias. Su lengua comienza a restregarse sobre mi clítoris, mientras que sus dedos comienzan a moverse con intensidad entrando y saliendo de mí. De nuevo jadeo su nombre, arqueando mi cuerpo, para ser presa del placer. De nuevo me corro sobre sus dedos, pero los aparta, para atraparlos ahora con la lengua. No puedo para de gemir, mientras siento como libero mi interior, y su lengua incrementa la sensación. Es entonces cuando vuelve a enderezarse y se coloca de nuevo sobre mí. Le beso con pasión, saboreándome también. Nuestras lenguas se entrelazan, dejando saborear lo que provoca en mí. Mi mano se cuela entre nuestros cuerpos y comienzo a masajear su miembro, sobre sus pantalones. Él suelta un ligero jadeo contra mis labios, mordiéndome el mío y suelto un pequeño jadeo a causa de ello.

- ¿Tienes hambre tu también? -me pregunta con malicia. No consigo pronunciar palabra alguna, solo asiento sintiendo su atenta mirada sobre mí. Me atrevo a volver a mirarle a los ojos, recibiendo esa mirada de lujuria y pasión. – En ese caso... -se alza sobre sí. Baja de la cama y se comienza a quitar el cinturón.

Me enderezo en la cama, observo como comienza a quitarse los pantalones. Me acerco gateando sobre la cama, hasta llegar al borde de esta. En cuanto lo tengo a mi vista lo agarro con una mano y le doy el primer lametón. Él jadea, y ello me provoca. Mi lengua acaricia su miembro desde su final, hasta volver a su punta. Le escupo toda la saliva acumulada en mi boca y mi mano comienza a masajearle. Beso su vientre con delicadeza, mientras le acerco a mi pecho. Froto estos contra su pene, y veo como echa la cabeza hacia atrás. Verle así me provoca placer, complacerle es lo único que deseo en estos momentos. 

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⏰ Última actualización: Apr 22, 2021 ⏰

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