Monotonía

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No hagas de tu pasión una profesión. Eran pocas las cosas que aún recordaba de su época universitaria y menos aún de lo que alguna vez vio en clase, pero por alguna razón, aquella frase se había grabado en su memoria, cuál epitafio, muchas veces olvidada y otras tantas, presente como si recién acabara de escucharla. No negaría su curiosidad por tratar de recordar si acaso la frase había sido un motivo de discusión en clase o solo el desahogo frustrado del catedrático al notar cómo era ignorado por la gran mayoría de los estudiantes. Mientras más pensaba en ella, la frase comenzaba a sonar como una profecía autocumplida o una maldición arrojada sin que fuera consciente de ello hasta ahora.

Abrió una nueva pestaña en el navegador e introdujo la frase; de alguna forma, necesitaba confirmar que no era el único que compartía aquel mismo sentimiento de frustración. No fue una sorpresa ver que no era el único. Encontró diseñadores de videojuegos hartos de su trabajo, advirtiendo a otros de no trabajar en la industria; profesores frustrados con el sistema educativo; profesionales de la salud agotados por la explotación laboral. Foros, videos, posts... No importaba el formato, la conclusión siempre parecía ser la misma. Dedicar tu vida a aquello que amabas o creías amar solo te llevaría a odiarlo con el tiempo.

Aún no llegaba a odiar lo que hacía, pero cada vez se sentía más apático al respecto, quizás porque aquella vida nunca fue lo que planeó, pero tampoco es que tuviera un plan de vida para empezar. Al terminar la universidad se encontró con que no tenía idea de qué hacer con su vida, ni siquiera tenía idea de dónde debía comenzar a buscar empleo en su campo y solo se mantuvo yendo de un lugar a otro llevando un currículo que dudaba que hubiera llegado a cualquier otro sitio que no fuera un bote de basura. Y entonces Tord entró en escena con su loco plan de ingresar en la industria de la pornografía como productores independientes. Ni siquiera lo dudó, no tenía nada que perder e incluso si lo hacía, cumpliría la fantasía de cualquier adulto joven promedio: tener tanto sexo como quisiera con mujeres hermosas como sultanes en un harén.

Lo admitía, su idea de la industria del porno en aquel entonces era demasiado infantil, nunca se molestó en siquiera pensar en ello como otra cosa que no fuera material masturbatorio, pero Tord tenía una visión completamente diferente a la suya, algo más ambicioso, algo que fuera más allá de un título como "Zorras Lujuriosas" o "Esposa Abandonada y Caliente", que en su mismo nombre resumían el contenido del video.

Tord nunca se lo confirmó, pero él estaba seguro de que simplemente quería llevar a un formato de live action las historias pornográficas que solía dibujar cuando estaban en secundaria y que le presumía como si hubiesen sido hechos reales y no solo los delirios de un adolescente. Aún seguía siendo un deleite avergonzarlo recordándole sus famosas "hazañas reales" de las que tanto presumía; probablemente sus padres se habían deshecho de todas sus cosas cuando decidieron desheredarlo al enterarse de su trabajo, de lo contrario tendría una colección completa de los dibujos de Tord colgando de su oficina a modo de repelente.

Sin duda Tord era el genio de las ideas tras sus películas, pero era un pésimo ejecutor, uno de los dos tuvo que dar un paso al frente para arreglar eso, de esa forma había descubierto su talento como escritor y guionista. Nadie hubiera esperado que aquella primera película se volviera un éxito o siquiera tomara algo de notoriedad, ni siquiera ellos, pero todas esas noches en vela teniendo a Tord respirando en su nuca y quejándose cada vez que presionaba una tecla o escribía algo diferente a lo que imaginaba, habían valido la pena cuando el guion final estuvo listo y la filmación comenzó.

Si pensó que Tord era un dolor de culo mientras escribía el guion, es porque nunca imaginó que se volvería aún más odioso cuando comenzaron con el proceso de filmación, donde su opinión era apenas tomada en cuenta. Hasta ese día se arrepentía de no haberlo golpeado cuando comenzó a gritarle porque se atrevió pedirle que le dejara participar en una escena, pero con el tiempo había entendido las razones por las cuales ninguno de los dos debía ser partícipe de sus propios filmes.

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