Capítulo 7: Duelo de capitanes

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Una hilera de 30 alienígenas de varias especies entró en el hangar, al frente y al final de esta habían dos miembros del Circulo Blanco asegurándose que ninguno de los nuevos prisioneros tratará de escapar. Los acomodaron en la celda al frente de la de Alex, ella no sabría identificar todas las especies, conocía algunas, pero la mayoría eran un misterio. 

El capitán Nidolhorg entró en el hangar, caminó hasta la celda de los recién llegados y soltó una leve risa. Dio la vuelta caminando en dirección a la otra celda, quedando frente a Alex quien estaba de pie observando la escena con un ceño fruncido.

—¿Gusta de la vista, capitana? —preguntó el capitán azul en tono burlón, con intención de hacer enojar a la mujer.

—He visto peores —la pelirroja respondió sin inmutarse, no pensaba caer en su juego—. Como la que tengo enfrente —el capitán frunció el ceño al escuchar su respuesta.

—Veremos si continuas así de graciosa cuando te haga pagar por lo que le hiciste a mi sobrino —dijo con una sonrisa arrogante. Alex abrió los ojos sorprendida, el capitán rio—. ¿Por qué la sorpresa capitana Vers? Ya tengo más mercancía —Nidolhorg giró su cabeza para dirigirse a sus hombres—. ¡Sáquenla de ahí!.

Cinco miembros de la tripulación se estaban acercando a la puerta cuando la misma alarma de hace un rato comenzó a sonar nuevamente. La tripulación entera miró a Nidolhorg esperando su reacción, les hizo una seña a dos hombres para que salieran del hangar. Al poco tiempo de haber salido volvieron seguidos por cinco alienígenas, cuatro de una raza que Alex nunca había visto: eran humanoides rosados de al menos 2 metros, llevaban zapatos negros y pantalones blancos, sus pechos estaban al descubierto mostrando su musculatura, sus bocas y narices podrían pasar como las de un humano, pero sus ojos eran totalmente negros con un punto amarrillo, la parte superior de su cráneo se alargaba como su fuera una especie de tentáculo el cual bajaba por detrás de ellos hasta llegar a la parte baja de sus espaldas.

Alex quedó impresionada con los cuatro sujetos, pero su atención se centró en el quinto integrante del grupo: parecía humano, su vestimenta era prácticamente la misma que la de los otros hombres, tenía barba y el cabello largo, y una cicatriz que pasaba por su ojo y labio inferior izquierdo. Los cinco hombres portaban un tatuaje en su pecho que Alex no alcanzó a ver bien, el hombre de aspecto humano se acercó al hombre que la pelirroja tenía al frente.

—Capitán Nidolhorg —dijo el hombre mientras le extendía su mano.

—Capitán Ings —respondió apretando los dientes y estrechándole la mano—. ¿Qué te trae a mi nave?.

—Estábamos pasando por aquí cuando vimos una nave ser destruida —soltó una sonrisa burlona—, y como sé que tú eres el que destruiría una nave en perfecto estado decidí pasar a saludar —el viejo azul frunció el ceño.

—No me servía de nada esa simple nave comerciante, por eso la exploté —ahora fue el turno de Nidolhorg de sonreír burlonamente—. Uno no se puede conformar con cualquier cosa luego de tener una fragata Hoshin —Ings abrió los ojos con asombro—, la mejor de la flota Kazark por cierto —el hombre levantó una ceja incrédulo—. ¿Acaso no la viste cuando te acercaste? Está unida al otro lado de la nave.

—Bueno... —cambió su cara de incredulidad por una sonrisa maliciosa— te conozco desde hace años Jinbeman y sé que no eres un mentiroso —ahora fue Nidolhorg quien arqueó una ceja—. Así que dime querido amigo, ¿cómo diste con semejante botín? ¿Acaso diste con el grupo de Sallaots que la robó?.

—Estaba en manos de ella —señaló a la pelirroja tras las rejas quien observaba la conversación con bastante atención. Ings dirigió su mirada hacía ella y pudo notar que sus ojos eran de un morado brillante—. Dice que fue quien la robó en primer lugar y que el grupo de Sallaots fue un invento.

Danvers sisters (Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora