ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 22

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Roger Meddows Taylor

—Tu novia luce como una adolescente —dijo Dominique a modo de saludo tan pronto como entré en la habitación que había pertenecido a nuestro hijo, Theo Maxwell Taylor.

Estaba revisando el montón de osos de peluche que había acumulado en su corta vida. Estaban todos sentados en su cama, que había arreglado la mañana de su último día. Tenía la intención de que viniera esa noche y se escondiera debajo de las sábanas, pero no estaba destinado a ser.

—Cumplió veinte la semana pasada —Respondí, tomando una caja de la esquina de la habitación donde había hecho que los hombres de mudanzas las colocaran el día anterior. Me arrodillé frente a la caja de juguetes de Theo y levanté la tapa, sacando los juguetes lentamente y tratando de no llorar mientras los ponía en la caja de cartón, uno tras otro.

—Tienes la edad suficiente para ser su padre— dijo Dominique

—Solo puedo pensar en una forma de responder a esa afirmación, Dom —dije— y no creo que lo entiendas.

—Es repugnante.

—Eso no te importó cuando nos conocimos —Dije.

—Eso fue hace mucho tiempo, Roger.

—¿Dom? —Ella me miró sorprendida. No sé por qué. —Somos amigos, tú y yo, ¿no?

Dominique suspiró. —Supongo que sí.

—¿Puedo preguntarte algo?

—¿Dejaras de hablar luego de eso? —Dominique preguntó con un tono de voz cansado.

—Probablemente no.

—Hazlo rápido, Roger —Ella suspiró— ¿Qué sucede?

—¿Con qué frecuencia las mujeres tienen náuseas matutinas? —Me miró con sorpresa de nuevo, y luego una expresión de comprensión se apoderó de su rostro. —Quiero decir, ¿la mujer lo tendrá todas las mañanas?

—¿Ella está embarazada? —Dominique no parecía particularmente desconcertado por este hecho. No quería que ella lo fuera.

Por mucho que amé a Dominique, y por tanto que me dolió cuando me dejó, sabía que amaba más a Sarina y que, Dios no lo quiera, si Sarina me dejara alguna vez, me destrozaría pedazo por pedazo.

—Sí —Dije— Aproximadamente está de tres semanas ahora, creo. No estoy exactamente seguro.

Dominique suspiró. —Bueno, en ese caso, felicidades —Ella hizo una pausa— Nunca sufrí náuseas matutinas, si lo recuerdas, así que no sé mucho al respecto. Pero tengo una amiga en los Estados Unidos, que sufre terriblemente por aquellas nauseas, siempre siente ese síntoma, ni siquiera sólo por las mañanas. Me refiero a que padece de ellas durante casi todo el día.

—Hoy fue el primer día. —Le dije a Dominique— Solo quiero que ella esté bien.

Dominique asintió, se secó una lágrima de la cara y se puso de pie.

—Solo prométeme una cosa —Asentí. Ella vino y se sentó a mi lado, rodeándome con sus brazos. —No dejes que reemplace a Theo. —Estaba sin palabras. No sabía qué decir ni cómo reaccionar. —El hecho de que ya no esté por aquí no significa que no.... no es nuestro hijo, ¿sabes?

Asentí, rodeándola con los brazos y en ese momento, ambos nos permitimos sentir el dolor. Nos dejamos sumergir en nuestro dolor y lloramos.

* * * * *

—Roger Taylor —Dije tan pronto como levanté el teléfono. Todavía no había conseguido que colocaran el identificador de llamadas en los teléfonos de la casa.

Me prometí a mí mismo que lo haría algún día, pero habían pasado muchas cosas recientemente.

—Es Bri.

—Hola —Dije, tomando un sorbo de cerveza helada en mi mano— ¿Cómo está Emma?

—Ella salió de compras con Sarina y Anita en este momento. —Brian respondió— Sarina quería que te preguntara, si debería decirle a Emma que Dominique está en la ciudad

—Ya casi terminamos con la limpieza de la habitación de Theo —le dije a Brian— Emma podría volver a casa esta noche.

—Le diré a Sarina que la lleve a casa

—Dile que lo mantenga en secreto hasta que regrese —Dije.

—Lo haré. Nos vemos pronto, Rog

—¿Bri?

—¿Sí? —Brian respondió.

—Creo que Dominique quiere llevarse a Emma a Estados Unidos con ella —Brian guardó silencio— Ella aún habla sobre su vida allá y la gran casa que tiene, dice que vive sola, también mencionó que extraña a Emma y a Theo, por supuesto.

—¿Qué vas a hacer? —Brian preguntó en voz baja, aunque si Anita, Sarina y Emma estaban fuera, entonces sabía que Brian estaba solo en la casa y no tenía que estar callado.

—Voy a dejar que Emma tome la decisión —Dije resueltamente— Ella debe tener derecho a elegir, ¿no es así?

—Es tu decisión, Rog. —dijo Brian simplemente— No quiero dar mi opinión sobre este tema

—Hablaré contigo más tarde —No estaba molesto con Brian ni nada por el estilo, solo había escuchado a Dominique bajar las escaleras y no quería que ella pensara que estaba hablando de ella a sus espaldas.

—Adiós. —Brian colgó y me giré hacia Dominique, que me sonreía.

—Voy a salir, traeré algo de comida. ¿Quieres que ordene algo para ti?

—Esperare a Sarina —Le dije— Ella traerá a Emma a casa esta noche.

—No puedo esperar a ver a mi bebé. —dijo Dominique emocionada— ¿Cuándo estará en casa? Esperaremos para comer.

—No lo sé. —Miré el reloj y vi que eran las cinco y cuarto— No deben tardar. Las tiendas cierran todas a las cinco. Van a casa de Brian, y luego regresaran.

—Yo ordenaré la comida. —dijo Dominique— ¿Qué te apetece?

—El pescado y las patatas fritas estaría bien—Dije— Pero a Sarina no le gusta el pescado, así que, creo que deberíamos conseguir algo diferente.

—Quiero pescado y patatas fritas. —Dominique se quejó.

—Bueno, Sarina y yo ordenamos comida hindú. —Le dije simplemente— Pide lo que quieras, pero Emma comerá con nosotros.

Dominique me miró antes de suspirar. —Bien. Lo que sea. Será comida hundú.

Daddy┃Roger Taylor [Traducida al Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora