📖DIECISÉIS📖

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Había soltado un sollozo más alto de lo que espere y pronto escuche los pasos apresurados de alguien por el pasillo. Podía ser mi padre o mi madre, ambos tenían el sueño muy ligero.  Tan rápido como me fue posible guarde el diario entre el colchón y la base de madera, si corría con suerte, las cobijas y mi peso no harían notorio que esa parte de la cama estaba un tanto elevado. Me tumbe en la cama y me acomode como fuera un ovillo.

-¡Kai! ¿Qué sucede? - pregunto mi padre en cuanto abrío la puerta.

La verdad esperaba a mi madre, a ella podía mentirle con facilidad, aunque no hizo falta pues al verlo y recordar lo que leí, las lágrimas volvieron a brotar sin control.

-Kai... - dijo suspirante mientras entraba a mi habitación y caminaba hasta mi cama.

Apenas estuvo a mi alcance me lance a abrazarlo, sorprendiendolo en el acto; por un instante no supo cómo reaccionar, pero finalmente coloco un brazo sosteniendo mi espalda y con el otro me daba palmadas en la cabeza, como cuando era más pequeño.

-¿Kai, Levi? - llamo mi madre desde la puerta y llore aún más. ¿Cómo la vería a la cara ahora?

Se acercó y se sentí detrás de mí, haciendo que yo quedara en medio de ambos, puso su mano sobre mí espalda y la movió en círculos, era cálido.

-¿una pesadilla, Koinu*? - pregunto Ami cuando mis sollozos se calmaron con su tacto.

Asentí, no había sido un sueño, pero si algo tan horroso como una pesadilla, así que lo mejor que podía decirles es que había sido eso, solo una pesadilla.

-¿quieres hablar de ello, Koinu? - volvió a preguntar mi madre.

Hacia mucho que no la escuchaba decirme así, solía usarlo cuando quería pedirme algo que no me agradaba o después de que nos molestabamos, era algo así como nuestra clave secreta de consuelo y reconcilió.

-... Les pasaba algo horrible - respondí en susurro, abrace más fuerte a Levi y el respondió.

No era del todo una mentira, pero tampoco era toda la verdad, con eso bastaría para que no me descubrieran esta noche. Además, lo único que necesitaba era seguir con ellos de esta forma. La última vez que abrace a Levi fue en las fiestas de fin de año, el no solía abrazar, ni a Ami, pero cuando lo hacía era cálido y reconfortante.

-entiendo... - dijo el, igual en voz baja - ya acabo, todo está bien, estamos bien...

Incluso de bebe, mi madre decía que solo bastaba conque escuchara la voz de Levi para abandonar la rabieta que hiciera y quiera no creerlo, pero justo ahora, esas simples oraciones eran tan tranquilas y anestésicas, que olvidé la verdadera razón de mi llanto.

Cuando estuve más calmado, mi padre me ayudó a acomodarme nuevamente en la cama, me arropo y me observó detenidamente, como si analizará si ya estaba mejor.

-¿quieres que nos quedemos? - sugirió después de una larga inspección.

Ami tenía sus manos sobre los hombros de Levi; mi noche de lectura había llegado a su fin, aunque decidiera que se fueran se aparecerían cada tanto en el umbral de mi puerta para ver si estaba bien.

-si, por favor... - acepte cual Koinu. Ya estaba grande para dormir con ellos, pero la verdad ninguna edad debería ser impedimento para disfrutar a los padres.

Ami sonrió y le dio la vuelta a la cama, para finalmente recostarse de mi lado izquierdo, mientras Levi se rescistaba del lado derecho. Abrace a Ami, cerré los ojos y dejé que la sensación de como pasaba su mano por mi cabello me envolviera en una paz total, su otra mano me devolvia el abrazo mientras sujetaba la mano de Levi.

Esos eran mis padres. Eran esos que podían parecer los más rudos y estrictos del mundo, esos que eran tan distintos que no entendías como terminaron juntos. Esa era mi madre, la divertida mujer que si me veía mal corría a ser mi apoyo. Ese era mi padre, el inexpresivo hombre que siempre me sorprendía con una muestra de afecto genuina. Pese a las adversidades, aquí estaban, a mi lado.

Después de un rato de darle vueltas al asunto en mi mente, caí rendido con los cariñitos que hacía Ami para que me calmara y finalmente, me dormi.

Sentí que dormi por horas, habia sido la mejor siesta que tenía en años; el sol entraba por las ranuras entre las cortinas, mis padres me abrazaban por encima de las cobijas mientras yo estaba boca arriba, se veían tan indefensos dormidos. Mire a Ami, las pequeñas arrugas de sus ojos que se le hacían al reír parecían invisibles y varios mechones le caían en la cara, no había duda de que cuando niña debió ser hermosa. Mire a Levi, el me sorprendía aún más, aquellos años de guerras y perdidas se desvanecían mientras dormía, se veía joven y pequeño, así debía de verlo mi madre cuando se conocieron.

-¿nunca habías visto a alguien dormir? - se quejo mi padre en voz baja, dándome un susto mortal.

-¿eh?... Ah, en realidad a ti no - confesé en un susurro.

Abrió lentamente los ojos y me observó por unos instantes antes de volver a cerrarlos.

-¿haz tenido otra pesadilla? - cambio el tema.

-no... - mentí, en realidad tenía la sensación de haberme transportado a su niñez y haber sufrido todo a su lado.

-chicos... Dejen dormir - se quejo mi madre acercándome más a ella como si fuera su almohada.

Levi sonrió aún con los ojos cerrados, me preguntaba si mi madre era perezosa. Cada que yo me levantaba ambos ya estaban despiertos y haciendo el desayuno, pero eso no quitaba que quizá a mis padres les costará levantarse. Reí ante la idea de ambos quejándose de sus responsabilidad todas las mañanas en su cama al salir el sol.

-Kai, cuando vuelvas a tener pesadillas, recuerda que tu madre y yo sobrevivimos - susurro Levi, parecía estar quedándose dormido de nuevo.

¿Había hablado dormido? ¿O quizá ya se esperaba mi pesadilla? No lo sabía, pero tenía razón. Lo que haya pasado en el diarios, es algo a lo que mis padres sobrevivieron y por ello están conmigo hoy. Recordarlos cómo eran ahora, me ayudaría a segur leyendo.

Me volví a acomodar en los brazos de mi madre y dejé que el calor de ambos me acobijaran hasta volverme a quedar dormido. La hora no importaba, nada importaba si los tenía a ambos a mi lado.

*Koinu: cachorrito (japonés)
Imagen: ©️a quien corresponda.

Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora