20. Abuelo Hidalgo

4.8K 672 561
                                    

Capítulo XX -último capítulo

Venus. 

Decepción amorosa. 

Esta es mi primera —y espero que última. —decepción amorosa. He visto en todas las películas románticas que cuando pasan estas... situaciones; una tiene dos opciones: Quedarse llorando comiendo helado o irse a otro país. 

¿Yo? Oh, yo estoy estacionada fuera del hospital en donde el abuelo del chico que me rompió el corazón hace unas horas está internado. 

Esto debería ser otro nivel de bajeza. 

¿Por qué mi corazón es tan sensible como para venir a ver al Abuelo Hidalgo? 

Lo conozco desde que soy pequeña, él era el que me daba las galletas todos los días para dárselas a Apolo. 

Viejos y lindos tiempos.

Por favor, Venus, ten al menos un poco de decencia y no te lances a sus brazos. 

Suelto un suspiro y me repito esas palabras en mi mente. 

—Aún podemos irnos, ¿sabes?

Marco aprieta mi mano derecha sonriéndome, no sé que haría sin él. 

—No, solo veré al abuelo Hidalgo y después vuelvo. 

—¿Segura que quieres ir sola?

—Marco, si tu vas conmigo le romperás la cara a Apolo. 

—¿Estás segura que no quieres que haga eso?

No respondo. Una parte de mi quiere ver a Apolo con un ojo morado, pero la otra parte no quiere que arruine su rostro de ángel. 

Le sonrío antes de bajar de su auto. Tengo frío, mucho frío, meto mis manos en el bolsillo de mi chaqueta y dudo un instante antes de entrar al hospital, pero me detengo en la cafetería, que está justo antes de las habitaciones. 

Esto debe ser una jodida broma. 

Apolo y Artemis están allí, mirándome. Sin poder evitarlo me detengo a ver a Apolo, quién se pone de pie rápidamente. 

Fue una malísima idea venir. Debo salir de aquí. 

Me doy la vuelta para regresar a la salida, pero mi mirada se detiene en la mano vendada de Artemis. No estoy entendiendo nada. 

—Venus... —oigo que alguien me llama en la otra dirección, Claudia. Frunzo el ceño al ver como me mira con arrepentimiento. No, esto no puede estar pasando. 

Ella no puede ser. Debo estar mal interpretando las cosas. 

El nudo en mi garganta crece y las ganas de llorar me invaden. ¿Cómo pude ser tan estúpida?

Una risa es lo único que suena en el lugar, desconcertada miro a Artemis; quién se acerca a mí aún con una sonrisa en el rostro. 

—Ya te diste cuenta ¿verdad? —no respondo, no puedo, entonces es cierto. Fue Claudia. —Tu querido novio se aprovecho de una chica vulnerable. 

—Basta, Artemis. —dice Claudia, pero yo no le hago caso. 

Lo único que hago ahora es ver a Apolo, qué tiene lagrimas en sus mejillas, yo debo estar igual en estos momentos. 

¿Cuánto tiempo me habrá engañado y yo no me di cuenta? ¿Ahora qué? 

—Lo siento tanto, Venus. 

Miro a Claudia a los ojos, me lo hubiera esperado de cualquier persona menos ella, trago saliva y me seco las lagrimas. 

—Espero que sean muy felices juntos. —digo antes de empezar a caminar hacía la puerta. 

Esto es demasiado. 

Visualizo la camioneta de Marco a unos metros a través del vidrio de la puerta del hospital, él está recostado sobre su auto; estoy a punto de salir cuando siento como alguien me jala del brazo causando que voltee. 

—¿Podemos hablar? —me pregunta Apolo con la voz quebradiza. 

Siento una punzada en el corazón. 

—¿Por qué con ella? ¿Acaso yo era tan poca cosa para ti? 

Otra lagrima cae por mi mejilla sin poder evitarlo. 

—¡No! No digas eso Venus, tu eres lo mejor que me ha pasado en mi vida. 

—Adiós, Apolo. 

Me doy la vuelta nuevamente, pero me detengo cuando siento sus brazos rodearme fuertemente. 

—Podemos arreglarlo, yo sé que podemos. —mi corazón se estruja y mi visión es borrosa por las lagrimas. —Intentémoslo, por favor. 

—Mañana me iré. 

Él frunce el ceño y me mira a los ojos. 

—¿Qué?

—Mis papás pidieron un adelanto de mi certificado de estudios, yo ya termine la escuela, Apolo. No tengo nada más que hacer aquí, solo me queda seguir su plan inicial. 

—No, no puedes irte. 

—Eso no depende de mi. 

Todo sucede muy rápido, en menos de cinco segundos Apolo está en el piso mientras Marco se prepara para darle un segundo golpe.

¡Reacciona, Venus!

—Ya, basta, Marco. —jalo de su brazo derecho y lo obligo a mirarme, en sus ojos se puede ver cuan molesto está. —Vamonos ¿si?

Él no responde, su mirada pasa de mis labios a mis ojos y yo no sé como reaccionar a eso. 

Debo alejarme, esto está mal. 

Le sonrío, agarro su mano para jalar de ella y caminar hacía su auto. No sé que acaba de pasar, solo sé que quiero irme a casa. 

¡Hola pequeñas bolitas de sensualidad! ¿Cómo están? Yo acabo de desayudar y como es mi cumpleaños pues me han engordado f

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Hola pequeñas bolitas de sensualidad! ¿Cómo están? Yo acabo de desayudar y como es mi cumpleaños pues me han engordado f. 

Super dramático el capítulo ¿no? ¡Dedicado a las #marnus shippers! (Quienes no entienden deben echarle una ojeada a mi instagram)

¡El siguiente capítulo ya se basa en A Través de la lluvia!

¡Besos de fresa! ¡Muak!

—Lxs ama, Mac <33

𝐏𝐈𝐍𝐊| Apolo HidalgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora