**LUCIA**
Nunca imaginé que salir con alguien pudiera ser tan agotador. Desde que salgo con Eze a penas duermo. Nos pasamos el día en la cama y cuando no, es porque yo tengo que ir a la clínica o él tiene que acabar de cerrar algunos asuntos con Lola. Desde que le contó que quería dejarlo, no ha hecho más que pedirle citas para intentar convencerlo de lo contrario, normal... si él lo deja, ella pierde una gran suma. Pero Eze parece tenerlo más que claro. Aun así le ha prometido acabar la temporada con Springfield, terminar la campaña con Polo y un par de anuncios más que ya tenía firmados. Además de que han pactado subir hasta final de año al menos un Story al día. Luego ya se verá. Dice que no puede dejarlo así. Yo... no entiendo mucho, pero no deja de ser su vida y si él dice que quiere dejarlo, creo que con eso debería bastar.
Desde que su padre nos dijo que nos alejáramos el uno del otro Eze lo que ha hecho ha sido pegarse más a mi, tuve que dejarle una copia de la llave de mi piso porque muchas noches después de salir con algún amigo o de verse con Lola, prefería venir a dormir conmigo que volver a su vació piso, palabras suyas. Pronto se lo dije a mi padre, me vi casi en la obligación cuando Eze empezó a besarme en la calle a cualquier momento. Se lo conté a mi padre antes que a mi madre simplemente porque fue a quien vi primero. No me dijo nada. Para mi sorpresa. Le pareció bien. Mi madre casi lo mismo. A Lucas, en cambio, no le gustó mucho la idea de que su mejor amigo se estuviera acostando con su hermana pequeña, pero creo que lo superará pronto. En este caso fue Eze quien me presionó para que lo hiciera. Es su mejor amigo y no le gustaba tener que ocultárselo, pero entendía que al ser mi hermano, quizá prefería contárselo yo. En realidad no, pero en cuestiones de familia no hay concesiones. Me tocaba a mi y punto.
— Sabía que Eze estaba con alguien, esa cara de bobo solo se tiene cuando uno está enamorado, pero no sabía que tú eras la otra parte — me dijo en cuanto se le pasó un poco el enfado. Me alegró mucho ver que mi hermanó usaba la palabra enamorado para definir a Eze. Él, que lo conocía tan bien.
Eze se lo contó a Lola, pero ella le dijo que no debía difundirlo. Que una de las cosas que lo hacían estar donde estaba era su fama de soltero sin compromiso y que mejor que así siguiera. Me dio rabia que Eze lo aceptase sin rechistar. Pero yo no iba a decir nada.
Yo no estoy estudiando nada. El poco rato que tengo para mi a penas me puedo concentrar. Eze viene casi todas las noches a dormir a mi casa. Me ha pedido más de una vez que vaya yo a su piso pero... se me revuelve el estomago solo de pensar en dormir en la misma cama en la que se ha follado a mil tías. No puedo. Que si, él podría decir lo mismo de Nil. Pero ni punto de comparación. Nil es uno y fueron dos veces contadas. Eze han sido miles y millones de veces.
Salir con él por ahí también es bastante rollo. Siempre hay alguna tía dispuesta a llamar su atención y más si es guapa, alta y sexy, estas son las peores porque me tratan como si yo fuese la hermana de Eze o algo por el estilo y me piden que les saque las fotos mientras ellas se acurrucan a mi hombre y le dejan labial en la mejilla, alguna muy zorra muy cerca del labio. Eze además parece no darse cuenta de todo esto... eso o simplemente es que le gusta. Yo ya no se que pensar.
El otro día estuve a punto de irme. Estábamos entrando en la heladería, esa que tanto me gusta, y un par de chicas le pararon, una de ellas impresionante, alta, guapa, con dos pechos enormes, un top que los resaltaba aun más y un bonito pelo rubio, teñido, no como el mío natural, pero bonito. Le pidieron una foto y me miró a mi cuando lo dijo. Yo como ante Eze no quería parecer una novia celosa con una sonrisa le dije que si y le cogí el móvil con asco. Ella se aferró a su cintura y apoyó su cabeza en su hombro. Dios... se me revolvió todo. Eze me guiñó el ojo, a mi. Se que lo hizo para tranquilizarme, para decirme que yo era suya y que ellas no eran nada, aun asi ahora mismo eran ellas quienes le tenían y yo quien hacía la foto. Cuando le devolví el móvil ella se puso a hablar con Eze. Me quedé unos segundos a su lado. Pero después de ver como se pavoneaba y le enseñaba todo el rato los dientes y le hacía ojitos decidí entrar en la tienda y pedirme yo el helado. Unos minutos después Eze me abrazó por detrás...
- Vámonos al baño y te voy a demostrar que soy tuyo amor...- me giré a mirarle y me besó.
Y día tras día me veo mas sumida en un mar de celos del que no se salir, porque yo siempre he jurado y perjurado no ser celosa ni posesiva y aquí estoy, sin poder concentrarme en una sola linea porque Eze ha salido a tomar algo con Julen... JULEN, mi primo casado, mientras yo me quedo en casa un viernes noche. Cosa que he hecho siempre pero que ahora me resulta incomodo, dando por hecho que mi novio está fuera pasándolo bien.
Eze llega a las 4 borracho. En realidad llega en su punto. Pero como estoy cabreada pues lo exagero todo a mis anchas. Yo sigo despierta. No he podido pegar ojo recreando en mi cabeza mil y una historias de él con alguna tía follando en los baños de Terry's.
— Amor... — Me dice nada más verme — ¿Que haces despierta?—
— No podía dormir — Le digo abatida. Estoy demasiado cansada como para esconder que me pasa algo.
— ¿Por qué — Me pregunta mientras se quita la ropa. Huele a tabaco. Ha estado fumando.
— ¿Has conocido alguna chica guapa? — Le pregunto entre morros.
— ¿Es eso lo que te pasa amor?... Ven aquí anda — Como está de pie junto a la cama y yo estoy tumbada en ella, me acerco a él por encima de la cama, lo hago caminando a cuatro patas. Veo como me mira. Su mirada pide sexo y la mía dice excitación.
Cuando llego a su lado lleva puesto solo el calzoncillo y yo solo unas braguitas y una de sus camisetas que me había atado a la cintura con un nudo debido al calor.
— ¡Vaya! — me dice cuando me pongo de rodillas para quedar a su altura — si cuando te enfadas me recibes así, quiero que te enfades todos los días— sus manos ya están sujetando mi culo y apretándome contra su cuerpo. Le miro a los ojos y puedo ver que no ha hecho nada. Le conozco desde hace muchos años. Se cuando viene de follar. Siempre he podido leer su cuerpo y hoy no ha hecho nada.
Él se queda quieto, dejando que le lea. Hace unos días que le conté mi secreto, que desde bien jovencita siempre jugaba conmigo misma a intentar adivinar si ese día había estado con alguna chica, que por eso siempre le hacía tantas preguntas. Al final, aprendí a conocer sus acciones y movimientos para averiguar como se comportaba después de haber tenido un buen polvo.
— ¿Ya has podido comprobar que sigo amándote solo a ti amor? — me dice pegando sus labios a los míos, aunque aún sin besarlos.
— Me estás volviendo loca Eze. Yo... la inseguridad me controla. Y los celos me pueden. Mírate — me aparto de él y me tumbo en la cama — y mírame — Eze viene a mi lado y se tumba junto a mi poniendo una de sus manos en mi barriga trazando círculos con uno de sus dedos alrededor de mi ombligo — ninguna de las tías con las que has estado... se parecen a mi. —
— No amor... — me dice — ninguna de las tías que me he "tirado" se parece a ti. Yo nunca he estado con ninguna tía. Mi primera novia eres tú. Y quizá ninguna se parece a ti porque no hay ninguna como tu — se pone encima de mi y me hace abrir las piernas para encajar sus caderas entre mis piernas. Su polla, ya dura y dispuesta se clava en mi pelvis — ¿Que necesitas? ¿Más control? He estado pensando en lo que Nil hacía contigo... — Dios que hable de él aquí ahora me incomoda un poco y más mientras se frota contra mí. No sé porque lo hace, debe de estar más bebido de lo que me pensaba — Si yo fuera más autoritario contigo tu estarías menos insegura. He estado leyendo sobre todo este mundo, dominancia, sumisión...—
Mientras me habla Eze se refriega contra mi. Hace presión con su capullo en mi clitoris. Me está poniendo a cien y yo no paro de revolverme entre las sabanas.
— Te conozco, como eres, tu carácter. Eres fuerte amor... e independiente, pero también se que en cierto aspectos de tu vida, necesitas un poco de control, como... — mete la mano entre nosotros y me aparta un poco la braguita haciendo que su dedo roce sin querer el clitoris, gimo... — ahora. Y yo puedo dártelo.—
Coloca su grueso capullo en la entrada de mi hendidura, cuando lo hace me mira. Sus ojos verdes se me clavan tan profundo que creo que podría correrme solo con ellos. No la introduce. La deja ahí quieta. Le miro.
— Pídemelo — Me dice.
— ¿El que? — Le pregunto ansiosa. Muevo las caderas y me aprieto contra él. La necesito dentro de mi. La quiero. Pero él hace fuerza.
— Tienes que decirme que quieres de mi amor...—
— Quiero correrme Eze, lo necesito —le digo apretando con mis manos su culo en vano, él hace más fuerza y no consigo que entre ni un poco. Eze se ríe.
— ¿Sabes amor? — Suelto un gemido de desesperación y él se ríe — Me ha puesto muy cachondo encontrarte al llegar a casa tan celosa. Me gusta ver lo posesiva que te has vuelto conmigo... — sigue sin moverse y estoy empezando a desesperarme.
— ¿Te gusta que sea posesiva? — Le digo entre gemidos.
— Me gusta que lo seas conmigo — Por fin introduce un poco su capullo dentro de mi. Acerco mi boca a su hombro y le muerdo — Pero no tienes nada de que preocuparte. Lo que siento por ti... Lucia... — la forma en que dice mi nombre, con esa voz ronca, arrastrando cada letra, hace que le mire — no hay una palabra para definirlo.
— Dámelo Eze por favor.—
— Bésame amor, fóllame la boca con tu lengua mientras yo te hago el amor.—
Cuando Eze termina conmigo estoy tan exhausta que me quedo dormida al instante.
Me despierto antes que él. Esta es casi nuestra rutina ya. A Eze le gusta dormir mucho más que a mi. Como me despierto sudando por que siempre se pega a mi, que me encanta, me voy directa a la ducha. Son las 12 del medio día. En un par de días tiene que venirme la regla y como ya me ha crecido bastante el pelo, voy a aprovechar para depilarme. Desde que Nil me lo depiló, ahora estoy mucho más cómoda así. Se me hace extraño no saber nada de él. Pero mejor así. Lo mejor es que tanto su padre como él estén lejos de mi familia.
Salgo de la ducha y Eze sigue dormido. Reviso mi móvil, tengo una llamada de papá. Voy al salón y le llamo.
— Hola papá.—
— Hola cariño... escúchame. El sábado que viene es el treinta aniversario de la muerte de Mía y Leah — nunca ha podido llamarla mis hermanas, aunque mi madre siempre las ha llamado así, mi padre no ha podido decir eso, supongo que el hecho de que no sean suyas, sea el principal motivo —Mamá está bastante afectada este año. No es como los anteriores. Y ... bueno. Tenemos que estar ahí todos. Este año no hay excusa — resoplo. He intentado escaquearme alguna vez y papá me ha ayudado pero por lo que veo este año no es negociable— te aviso con tiempo para que saques hueco en tu apretada agenda. Que desde que vives sola y tienes novio no hay quien te vea.—
— Vale papá... — Digo sin más.
— Díselo a Ezequiel. Sus padres también van. Que vaya contigo... ah, y recuerda... nada de negro — mamá siempre ha sido muy estricta en este aspecto. No quiere que nadie lleve nada de negro, ni una sola prenda.
— Vale... te quiero papá.—
Cumplir mi primer mes con Eze en una especie de velatorio no era mi mejor plan para el próximo fin de semana, la verdad. Pero tendré que apañármelas. Es mi familia. La que me ha tocado y a la que quiero con locura, a pesar que en las últimas semanas han habido demasiadas revelaciones que han puesto un poco patas arriba todos mis esquemas.
***
Dos días después llamo a Dani para avisar de que no puedo ir a trabajar. Estoy en la cama retorciéndome de dolor cuando Eze aparece por la puerta con unos calmantes que le ha dado su padre y un helado de chocolate de la heladería que hay dos calles más abajo, que sabe que me encanta. Él mismo me saca una vía y me lo pone.
— Al final, después de tantos años estás haciendo algo con lo que aprendiste estudiando medicina — le digo entre bromas aun muriéndome de dolor.
— Todo por mi chica favorita.—
— Vaya, ¿hay mas de una? — le digo consciente de que estoy arrugando la nariz. Se ríe.
— No tantas como quisiera. —
Un rato después, cuando los calmantes han hecho su efecto, Eze se tumba junto a mi, con el aire acondicionado puesto y nos comemos entre los dos el helado, mano a mano. No sé que haría sin estos calmantes, sin tener acceso ilimitado a esto gracias a Dani. Me moriría.
Las siguientes 48 horas las paso en la cama, durmiendo y comiendo. Los calmantes me dejan bastante tonta y dormir es lo único que me apetece. Mamá, papá y Adrián se pasan a verme un par de veces cada uno. Aunque visitas cortas. Saben que cuando estoy así solo necesito tranquilidad. Aunque Eze si que me apetece que esté. Y siempre ha sido así. Desde bien jovencita.
Me acuerdo...
* Tenía 17 años... Mis padres se habían ido el fin de semana fuera, Lucas se había quedado conmigo, pero aprovechando que estábamos solos, había traído algunos amigos a casa, entre ellos a Eze. A mi, me vino la regla. Avisé a Lucas, fui hasta el salón donde él estaba con sus amigos, con el rostro desencajado y retorciéndome de dolor.
— Lucas... — nada más llamarle me miró, en mi voz ya supo que me pasaba algo y al verme supo de que se trataba.
— Voy Lucia... — Dejó lo que estaba haciendo y le dijo a sus amigos que ahora volvía. Pero entonces Eze se levantó.
— Voy yo Lucas... yo me encargo— Lucas le dejó. Eze ya estaba en quinto de Medicina por aquel entonces.
— Lucia vete a la cama ahora te llevo los calmantes — me dijo.
Cuando Eze llegó yo estaba echa un ovillo, me caían lágrimas por las mejillas. El dolor, ese mes era peor que el anterior. Siempre hay un mes que me duele más, cuando toca el derecho. Me ayudó a incorporarme, me tomé los calmantes y volví a hacerme un ovillo. Yo pensaba que Eze se iría, escuché la puerta de la habitación y empecé a llorar pensando que se había oído. Pero entonces noté peso sobre la cama.
— Ven Lucia... — Se tumbó detrás de mi apoyando su barbilla en mi hombro y puso una de sus manos en mi barriga, para darme calor, pegando su cuerpo al mío — Shh, ya está rubia—*
Ahí yo ya le quería con todo mi corazón.
El jueves vuelvo a la clínica. Eze sigue en la cama dormido cuando yo me voy. El pobre se ha pasado estos dos días sin a penas dormir cuidando de mi y he preferido no despertarlo tan temprano. Para mi sorpresa nada más entrar está mi padre, hablando con Dani. Me espera.
— ¿Papá? — en cuanto me ve viene a recibirme y yo me lanzo sobre sus brazos — ¿Qué haces aquí?—
— He venido a ver a mi chica preferida.
- Podrías haber venido a casa... — le digo mientras entro y me voy poniendo la bata.
— No tenía ganas de encontrarme con Ezequiel en calzoncillos — me pongo roja. Dani se ríe de fondo al escucharle. La verdad es que no había caído en esa circunstancia. Mi padre se ha tomado muy bien el hecho de que Eze y yo estemos juntos, pero supongo que tener que verle por casa en paños menores e imaginarse la escena que precede a ese encuentro, no es plato de buen gusto para ningún padre.
— ¿Cómo llevas los estudios? — Me dice mientras me va siguiendo por toda la clínica. Yo tengo que ir preparando todo el material.
— Bien papá... — No voy a decirle que llevo semanas sin abrir un libro.
Cuando se va me siento fatal por haberle engañado y por el hecho en si de no estar haciendo nada. Quiero a Eze, estar con él es algo que llevo deseando toda mi vida, pero tengo que admitir que me está costando parte de mi vida tener una relación con él y no debería ser así.
Un rato antes de comer Eze se pasa por la clínica. Lleva haciéndolo unos días. Como su padre va a irse y le va a dejar a él al cargo de todo esto, necesita ir dándole instrucciones para cuando eso pase, que aunque hablan que sea para bien entrado el año que viene, necesitan poner a punto varias cosas.
A mi el hecho de que Eze deje todo su mundo me resulta difícil de entender. Creo que siempre ha sido así, y me da miedo que lo esté dejando por mi. No quisiera que luego, cuando se diera cuenta de que realmente es algo que le gusta, sea motivo de discusión conmigo y pueda guardarme rencor por ello. Pero se le ve decidido, y aunque le he dicho en varias ocasiones que por mi no lo haga y él ha insistido en que no es así, que simplemente está cansado, pero no estoy del todo segura.
A ver, siendo sinceros, me entusiasma la idea. Me gusta el Eze que es, todo él, pero su fama me estorba, estorba en nuestra relación. Su vida, esta que lleva, es cansada y con unos horarios muy distintos a los míos. Y aunque yo el año que viene reduciré mucho mis horas en la clínica hasta casi quitarlas pues pronto empezaré mis practicas de medicina en algún hospital, tener a Eze aquí, me hace feliz. Y creo que le vendrá bien. Es un trabajo estable de futuro. Lo que tiene ahora, llegará un momento que tendrá que dejarlo, y más tarde, buscarse algo será más difícil.
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Descubriendo a Lucia
RomanceEl tiempo ha pasado y ahora los hijos son los protagonistas. Lucia vive enamorada de Ezequiel desde que tiene memoria. Pero Ezequiel solo la ve como una hermana. Aunque puede que todo cambie. ¿Será demasiado tarde cuando esto ocurra? Ardiente, romá...