Capítulo 39: Por ser tú

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Comencemos...

Después de que Jaken se fue montando al dragón Ah-Un para ir a ver a Ume. Éste paso primero a ver a la Señora Michiko, le pareció educado pasar a saludarla porque le quedaba cerca y además quería informarle que Rin estuviera bien. La mujer estaba sentada en el jardín fumando tranquilamente cuando Jaken aterrizó.

Jaken: Veo que sigues con ese horrible vicio mujer. - Le dijo en lo que se bajaba de Ah-Un.

Michiko: No le niegues a los viejos sus placeres, Jaken... Veo que estás solo. - Parecía decepcionada.

Jaken: Sé que preferirías ver a Rin, pero ella está en la aldea... En cuanto sea la boda pasaremos por ti. - Sonrió cortésmente.

Michiko: Lo sé... Estaré esperándolo. - Se miraba muy serena.

Jaken: Bueno solo pasaba a saludarte y ver como estabas, Rin se pondrá contenta. - Ya se iba a ir pero...

Michiko: ¿Podrías darle esto? - Le entregó una caja pequeña y un pergamino.

Jaken: Claro... ¿Qué es esto?. - Analizaba la caja.

Michiko: Un obsequio. Por favor no lo abras, quiero que ella lo mire primero.

Jaken: Entiendo, voy a ser respetuoso. Viniendo de ti sé que será algo que Rin apreciaría mucho.

Michiko: Mándale mis saludos al amargado de tu amo... Aunque no lo creas también le tengo aprecio. – Se carcajeó un poco con su kiseru en la mano.

Jaken: Se lo diré, pero ya sabes que no dirá mucho.

Michiko: ¡Ja! Casi puedo imaginar su cara.

Jaken: Nos volveremos a ver pronto. – Ahora si se despidió con una leve reverencia antes de subir al lomo de Ah-Un y guardo la caja en un morral que lleva la montura.

Michiko: Nos vemos, Jaken. - Se despidió con su risa sarcástica de siempre.

El pequeño demonio partió entusiasmado para ir a ver su amiga Ume, más que el trabajo que le habían encargado le alegraba poder platicar un rato y ver el famoso kimono que dijo que sería la cúspide de su trabajo.

...

Mientras Jaken hacía el mandato de su amo con dedicación, unos jóvenes impacientes pasaban el rato un poco más juntos que antes. El Inuyokai ya no traía puesta su pesada armadura y llevaba rato abrazando a Rin con más libertad.

Sesshomaru: Quiero estar en el páramo. – Le susurraba mientras besaba su cuello despacio.

La tenía sentada en sus piernas desde que se fue Jaken.

Rin: ¿Por qué quiere ir a ese lugar si ya estamos solos aquí? – No entendía porque la insistencia.

Sesshomaru: Porque quiero estar contigo y aquí siempre llegan visitas inesperadas. – El tono de voz era más profundo y grave, ella sabía distinguir bien cuando la hacía porque inconscientemente un escalofrió recorría su cuerpo cuando él hablaba asi.

Rin: Esta bien... - Dijo con un poco de miedo porque sabía que no estaba bien lo que hacían, pero ella también quería estar con él un poco más.

Rin: ¨Dentro de poco se irá y no lo veré quien sabe cuántas semanas... Me gustaría estar más así con él pero le prometí  al señor Jaken ser más cuidadosa...¨ - Pensaba viéndolo atenta.

En lo que el demonio se ponía de pie con ella en brazos y cubriéndola con su Mokomoko.

Sesshomaru: Viajaremos rápido, sostente, no te asustes. – A pesar de todo él seguía siendo gentil y cuidadoso al sostenerla.

El poder de la confianza: Sesshomaru y Rin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora