-¡Maestra de escuela! Nunca lo hubiera dicho.
-¿Qué pasa?- Sally desvía la mirada, avergonzada-. Me gustan los niños.
Echo la cabeza hacia atrás, riéndome sinceramente por primera vez en lo que llevamos de semana. Me encanta molestarla con estas cosas.
-¿Está mal? -dice ella, seria.
-Para nada, me parece precioso. Es solo que no me lo esperaba.
Sally sacude la cabeza y pone los ojos en blanco, como si se preguntara por qué pierde el tiempo conmigo. Yo desvío la mirada y leo por enésima vez la lista de grados de una de las universidades en las que nos gustaría estudiar cuando terminemos el instituto. Sally acerca su silla y se inclina sobre la pantalla del ordenador para ver mejor.
-No tienes por qué decidirlo ahora.
-Lo sé. -Le respondo sin apartar la vista de la pantalla-. Pero quiero hacerlo, al menos de forma provisional. Siento que tengo demasiado por decidir...necesito dejar este tema cerrado.
Pienso en todos los propósitos que tenía para este verano. He encontrado trabajo, y he salido a correr casi todas las mañanas...pero ni me he sacado el carnet de conducir ni he pasado tanto tiempo con Sam como me hubiera gustado. ¡Si al menos hubiera sabido que se marcharía a principios de verano...! Tal vez habría hecho las cosas de otra manera.
Debo haber permanecido en silencio más tiempo del que pretendía, porque de pronto me doy cuenta de que Sally me está mirando con el ceño fruncido. Está poniendo esa mirada de sospecha que tan pocas veces se equivoca.
-¿Esto no será por lo que dijo el padre de Sam, verdad? Ese hombre no te trató bien.
-Sí y no. -Le respondo, volviendo al mundo de los vivos-. Es decir...no estoy haciendo esto para complacer a nadie. Pero me hizo darme cuenta de que no tengo ni idea de lo que voy a hacer cuando acabe el instituto...¡y el año que viene ya empezamos con las solicitudes!
Sally me mira sin decir nada. No sé si la he convencido, pero no importa. Necesito poner mi vida en orden, o al menos sentir que lo estoy intentando.
-¿Qué te gusta hacer? -Me pregunta mi amiga intentando ayudarme.
-No sé... -Echo la silla hacia atrás y me rasco la barbilla.- Me gusta el atletismo, claro. Leer, tocar la guitarra...lo típico.
-A lo mejor lo que dijo Sam de estudiar filología inglesa no es tan descabellado -aventura Sally eligiendo las palabras con cuidado para no reabrir viejas heridas.
-No sé...mi afición por la lectura es parecida a mi afición por la música. Me ayuda mucho en mi día a día, pero no me gusta tanto como para dedicarme a ello.
Pasamos gran parte de la mañana mirando diferentes ofertas educativas, pero no conseguimos llegar a ninguna conclusión. Tampoco es imprescindible que elija el primer año...podría matricularme en varias asignaturas que me llamen la atención y después elegir una especialización...O estudiar formación profesional. Pero volvemos a estar en las mismas...¿qué puede haber que me guste tanto como para dedicarme a ello el resto de mi vida?
Lo único que tengo claro, es que vaya donde vaya quiero estar cerca de las personas que me importan. Como en mi instituto dan tanta importancia al atletismo, casi todos acabamos estudiando en las mismas universidades. Hasta se bromea con que algunas están asociadas en secreto. Sally y yo nos hemos comprometido a pedir plaza en las mismas, aunque aún no hay nada escrito. Desde el momento en que Sam se marche al campamento de fútbol hasta que me gradúe y empiece en alguna universidad, todo puede pasar.
Cuando Sally se va la casa se vuelve demasiado silenciosa. Intento aprovechar para ordenar un poco mi habitación, pero no puedo dejar de darle vueltas a todo lo que está pasando. Intento hacer la cama, pero pronto pierdo los nervios y acabo tirando los cojines de cualquier manera.
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Cómo enamorar a un idiota [Saga Idiota #2]
Teen FictionAl fin ha terminado el curso, y Melanie ya no tiene que mantener su relación en secreto. Ben ha prometido quedarse al margen, pero le está costando más de lo esperado hacerse a la idea de que su hermana está saliendo con alguien. *** Mientras Melan...