No importa cuantas notas de voz dejé,
si al final la que escuchaba era yo.
Pienso en los recuerdos que aún queman,
como el de la decepción que me da el pensar que,
al final, eras quién decías que no eras.
Y aunque el tiempo no pare,
y la vida me pida mucho,
yo solo quiero comer helado con alguien que me quiera.
Que alguien me explique que le digo al cielo para que deje de llorar,
que alguien me explique que le digo a la luna para que vuelva a alumbrar.
Cuando te sientas solo me entrego,
te dejo destruirme,
aprieta el botón,
podré aguantar si me abrazo fuerte y me pierdo en mis miles de secretos.
Y aunque las despedidas más difíciles
fueron las que tuve contigo,
sería capaz de volver mil veces más,
con tal de sentir el olor a perfume con menta.
El viento no logra curarme,
no viene,
y no me lleva donde quiero estar.
Tus para siempre eran como mis no sé, mentiras que inventabamos para evitarnos en nuestro máximo enojo.
¿Cómo hago para olvidarte y nunca más buscarte?
Si tu mundo esta en las manos de alguien que no soy yo.
Y en este punto de la madrugada me doy cuenta que me pongo idiota al malgastar en vos mi tiempo, pero es que todo iba tan bien, lo siento por mí.
