baby can't you see? | Goyuu

Parte 4

La primera vez que Yuuji vio películas con él, fue pocos meses después de su mudanza.

Ambos hablaban en sus respectivos balcones, una tarde en la que Satoru estaba harto de cursos avanzados que su padre lo obligaba a tomar y Yuuji se encontraba solo como casi siempre desde que comenzó a vivir con sus padres.

—¿Qué tal te fue hoy tratando de hacer amigos, Yuuji-kun?

—Pésimo, no tengo idea de qué hablan.

Al principio ese comentario le parecía divertido a Gojo. Pobrecito Yuuji, tan lindo y adorable pero no podía hacer amigos en su clase, pero conforme pasaba el tiempo se preguntaba si había algo mal con sus compañeros para que no pudiera conectar por completo con ellos.

—Hoy saldrían al cine juntos, pero como no hay nadie en casa no pude pedir permiso.

—Si no hay nadie en casa, nadie se habría enterado.

—No soy un irresponsable como tú, Gojo-san.

—¿Desde cuándo eres un niño rebelde que me insulta?— entrecierra sus ojos, dolido— Debe ser porque te presenté a Megumi-chan.

Yuuji asiente, sonriendo por la mención del anterior vecino de Satoru. Antes de mudarse a esta casa, la familia Gojo vivía en un departamento, la familia de Fushiguro Megumi vivía en el departamento vecino.

Al ser Megumi también un hijo que se encontraba la mayor parte del día, terminó pasando tiempo con Gojo hasta que el mayor lo consideró un hermano pequeño para molestar todas las tardes. Incluso después de mudarse, y con la repentina muerte de la madre de Megumi, Satoru seguía al tanto de él, visitándolo algunos días de la semana.

Fue cuestión de tiempo para que invitara a Yuuji a unas de sus visitas y, sorprendentemente, Megumi y Yuuji resultaron ser buenos amigos.

Pero Megumi tiene una forma de ser muy diferente a Yuuji. Mientras él aparenta que nada le molesta, siendo indiferente y hasta grosero con Gojo; Yuuji siempre tiene palabras de admiración y acepta cualquier cosa que salga de la boca de Satoru.

—¡Lo siento, Gojo-san!

—Nah, tienes razón— apunta con su pulgar a su habitación, donde ha dejado abandonados todos los libros que tenía por estudiar— Evito como pueda mis responsabilidades y por eso ¿No quieres ver una película? Siempre las compro para molestar a mi papá porque cree que es un desperdicio de dinero.

—¿Podemos ver la última de Toy Story?

—De verdad que eres un niño, está bien, creo que debo tenerla— hace un recuento de las últimas cajas que agregó a su colección pero no puede reconocer ninguna, da la vuelta y corre a su habitación, tomando entre sus brazos las últimas que había comprado— Hazte a un lado, Yuuji.

—¿¡Gojo-san!?

La mejor forma de iniciar una tradición con Yuuji: saltando a su balcón y dándole un susto de muerte al pensar que caería desde la planta alta al diminuto pasillo que separaba sus casas.

Por eso mismo la familiaridad de la actividad le dan un respiro a Satoru. Sentarse junto a Yuuji en el sofá de la sala le permite olvidar por completo el desastre que hay en su cabeza.

Solo piensa en Yuuji a su lado, la película en la pantalla y las reacciones que tiene el más chico ante cualquier cosa que pase. No hay Nanami, ni problemas de los que Yuuji no quiere hablar, tampoco una tristeza que aún no logra descifrar.

Pero sí está Yuuji, con sus risas, gritos y comentarios. Yuuji que siempre se gira cuando explica algo de la película, o habla de algo que le recordó la escena, porque siempre le dará toda su atención a Satoru cuando tienen que hablar, así sea una sola palabra la que dice.