Ludópatas.

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yo creo que Alicia (la del país de las Maravillas) iba al casino, y jugaba al póquer, se jugaba su cordura. Pero yo creo que lo hacía mal, porque no te puedes jugar algo que no tienes. Y bueno, yo no te tengo, así que juego a las apuestas, me apuesto que puedo conseguirte, y puede que no sea verdad. Que nunca te tenga. Pero bueno,  yo intento ganarte, para luego apostarte. O quedarme contigo [yo que sé].

Lo único que sé es que eres como esa carta que todo el mundo quiere, busca y apenas hay. La que más vale. Así que intentar conseguirte es prácticamente imposible. Pero por intentarlo, no se pierde nada... (¿no?).

Algún día te tendré, y serás mía. Dejaré de apostar todo lo que tengo por conseguirte, porque ya te tendré. 

De momento, lo apuesto todo por ti, incluso mi corazón y mi alma. Es más, puse la mano en el fuego por ti. Pero supongo que todo fue poco. Que tú eres mucho más, que por eso Alicia se jugaba su cordura, porque ella también se volvió loca de amor.

Dos ludópatas apostandolo todo (incluso su alma) por amor.

Suena loco, eh. Y bonito.

Suena como lo digas, y como lo sientas.

Y yo te siento a ti (no literalmente, claro).

He preparado mi mejor baraja de cartas para conseguirte.

Me he quedado en las puertas del cielo (cariño, el cielo eres tú).

He hecho todo lo que he podido, y bueno, te tengo un poquito (creo). Estoy a las puertas del cielo, ya puedo sentirte (aunque sea muy poco), al fin y al cabo, apostar por ti no fue una idea tan mala. O sí.

Porque ahora ya no estoy a las puertas del cielo.

Te estoy perdiendo, mierda.

Al menos lo intenté. Me rindo.

(un ludópata dejando caerse en los brazos del vicio).

No voy a apostar, porque no puedo (ni quiero), pero si pudiese, apostaría por ti, cielo.

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