MANDY
— ¿No era que no querías nada con Dre? — inquirió Mario no muy contento —. ¿Qué te hizo cambiar de opinión?.
— Nada, y no tengo nada con él.
— Pero te acostaste con él.
— No lo hice, Mario. Estaba demasiado ebria y terminé quedándome dormida. No veo porque te molestas tanto por algo que no tiene importancia.
Se quedó en silencio por largos segundos contemplando la pantalla del televisor, dónde el vídeo juego se encuentra pausado.
— Creí que eras como las otras.
— Estás muy equivocado — asintió con una sonrisa —. ¿Cómo te sientes?.
— Bien, supongo.
Otro silencio mucho más incómodo que el anterior se formó entre nosotros. Soy tan mala para hablar sobre temas del amor y más estando frente al hombre que me ha gustado por años.
— ¿Quieres? — sacó la bolsa del bolsillo de su pantalón, y negué —. ¿Segura?.
— Llevo varios días sin hacerlo, la última vez hice una completa estupidez — me sincero, recordando el haber tenido sexo con un completo desconocido.
En ese momento el veneno me dominó cada fibra de mi ser, y terminé en la cama de un hotel con alguien que no sé ni su nombre. Esas son las consecuencias de dejarme llevar por la maldita droga. Se encogió de hombros, y frente a mí inhaló de la química hasta que sus pupilas quedaron completamente dilatadas. Ese es el infierno del cual ansío por salir. Cada día me convenzo a mí misma que no puedo seguir arruinando lo que me queda de juventud. Ya suficiente tengo con ser una maldita marginada.
— Mejor me voy — meneó la cabeza en señal de respuesta. No quiero seguir viendo como la droga acaba con su vida lentamente. Mario está demasiado aferrado, y yo no quiero seguir sus pasos.
Camino distraídamente por las calles frías en dirección a casa. Cada pared está grabada por un grito silencioso de dolor. El eco de sus voces se han ido callando con el pasar de los días, y mi mente no deja de pensar si hubiese nacido en un entorno diferente, no habría necesidad de atravesar todo esto que mata. Mi madre fue prostituta por obligación; sin contar que le quedó gustando ese maldito mundo, y así murió, siendo presa de un camino que no escogió por sí sola.
Me detengo de golpe al ver un auto poco usual frente a la casa donde vivo. En un principio creí que era la policía, pero me llevé una gran sorpresa al ver al desconocido bajar de el. Ahora que estoy totalmente lúcida me doy cuenta que es un hombre muy atractivo, sus mechones ondulados caen por su frente y, el color de sus ojos es un azul mucho más claro que lo que recuerdo de esa noche. En sus labios se forma una sonrisa nerviosa cuando me acerco a él.
— ¿Qué te trae por aquí? — pregunto mirándolo fijamente. El hombre es guapo, y por la manera sencilla y causal que viste, deduzco que es un hombre del común; con un buen trabajo y vida perfecta.
— Disculpa el haber venido a tu casa sin tu consentimiento — enarco una ceja y traga saliva. Entonces no eran imaginaciones mías cuando escuché su voz temblar. Es la primera vez que veo un hombre tan caballeroso, bueno, la segunda... —. Vine por varias razones, pero la principal es esta...
Saca un un celular y lo estira en mi dirección, mi estómago golpea con fuerza en mi garganta al ver el vídeo en el que hago mi trabajo.
— ¿Cómo mierda sabes de esto? — lo tomo del cuello de la camisa, y halo de el hasta adentrarlo en la casa. No puedo darme el lujo de que corran los vídeos así como así, maldito Mario no hizo su trabajo bien —. Mira, es mejor que hables y me digas de donde has sacado eso.
Afianzo el agarre en su camisa y coloco la afilada punta de mi cuchilla con la otra mano, haciéndolo estremecer y pasar saliva repetidas veces.
— Tranquila, baja eso, ¿sí, por favor? — hundo la punta solo un poco sin llegar a cortar su piel.
— ¿De dónde sacaste ese vídeo? No soy paciente ¡Habla! — siento el corazón reventar de furia. En mis cinco años de ser asesina, jamás había cometido un error y ahora no sé cómo actuar tranquilamente ante uno.
— Trabajo en una empresa de seguridad y lo vi cuándo recuperé la grabación borrada — dijo rápidamente, lo solté e hice señas con el cuchillo a que siguiera hablando —. Fue fácil rastrear tu camino cuándo te marchaste en el auto del Gobernante.
— ¿Te han seguido? ¿Saben que has venido? Mierda, no puedo estar un minuto más aquí — camino hasta la habitación y guardo mi ropa en una vieja maleta, al tiempo que marco el número de Dre.
— No, pero puedo ayudarte... — me quedo mirándolo hasta que la voz de Dre resuena al otro lado de la línea.
— Hola, mi reina. Trae tu sexy trasero aquí, tengo que hacer un anuncio muy importante.
— Dre, me han descubierto. Mario no borró el puto vídeo, la policía va a venir a buscarme...
— Tranquila, mi reina. Yo no voy a permitir que nada te suceda.
— Lo siento, Dre. No quiero ir a prisión...
— ¡Maldición, Mandy! Tienes todo para quedarte a mi lado y estar protegida para siempre. Vienes por sí sola o voy a buscarte así sea por debajo de las piedras, muñequita. No tientes mi paciencia.
No sé qué hacer, la mirada que me está dando este hombre se ve sincera. Sus ojos muestran miedo, pero a la vez, tratan de decirme que vaya con él. ¿Y si de verdad quiere ayudarme y por estúpida dejo pasar una oportunidad? La misma que he buscado por mucho tiempo.
— ¿Mandy?, ¿me escuchaste bien, mamacita?... — cuelgo la llamada y termino de guardar todo en la maleta, incluyendo el dinero que he ahorrado por años.
— ¿Seguro que quieres ayudarme? — guardo dos armas por detrás de mi pantalón y asiente con la cabeza —. ¿Por qué?, ¿cuál es la razón?.
— La verdad, no sé.
— Dame las llaves del auto, no tenemos tiempo — salimos y a lo lejos escucho el rugir de los motores —. ¡Maldición, súbete, ahora!.
Me hace entrega de las llaves y subimos en el auto. Enciendo el motor, y piso el acelerador haciendo rechinar las llantas contra el pavimento. No sé si esté cavando mi propia tumba al ir con un completo desconocido a no sé dónde, pero las oportunidades se dan una vez en la vida y sin previo aviso; obviamente, vi la grieta para salir del hueco de la pared que me tenía aprisionada.
— ¿A dónde vamos? — pregunta, acelero el auto saliendo de la ciudad, asegurándome que ya no nos siguen.
— Bien lejos del diablo, porque si nos encuentra, no quedarán nuestros huesos.
— ¿Qué? — susurra, echando la cabeza hacia atrás —. No puedo, es decir, yo te ayudaré pero no es la manera...
— ¿Y de qué manera, según tú? No sabes nada de cómo es la vida. O estás de su lado, o te cazan como si tú vida no valiera tres pesos.
— No puedo dejar mi trabajo y mi familia, por favor detente y hallemos una solución coherente — detengo el auto de golpe en medio de la carretera, y lo miro furiosa.
— ¿Sabes qué? Ahí te dejo, yo seguiré sola mi camino — trato de bajar del auto pero su mano me aguanta por el brazo.
— Estoy cometiendo un grandísimo error, pero de corazón quiero ayudarte, ¿me dejas, por favor? — lo miro a los ojos y mi estómago se revuelve extrañamente. ¿Qué se supone que deba hacer?.
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Peligrosa Atracción[✓]
RomanceA simple vista solemos dejarnos llevar por lo que nos hace sentir un cuerpo hermoso. Para un hombre del común, se le hace tocar el cielo en manos de una sensual mujer que conoce de momento. La atracción es algo inevitable que ocurrirá en una noche d...