MANDY
— Eso me pasa por tonta. Nunca debí haber confiado en ese... — la rabia que siento por dentro no la puedo describir. Y yo dejándome llevar por todo lo que me estaba haciendo sentir —. Esa fue tu decisión. Bien, luego no vuelvas a buscarme...
— ¿De nuevo hablando sola? — Ariadna encendió la luz y se me quedó viendo preocupada —. Mandy, es de madrugada. Por qué no te acuestas y hablamos sobre esto luego, ¿te parece?.
— No, no me parece. Levanta tu lindo trasero de la cama y abrígate bien. Nos iremos ya mismo de este maldito lugar — agarré las pocas cosas que me pertenecen y las eché en una maleta.
— ¿Por qué? ¿Qué pasó? Son las tres de la mañana, Mandy. ¿A dónde se supone que iremos a esta hora?.
— A donde sea, pero no quiero estar un segundo más en esta pocilga. Apúrate, no tengo tiempo ni mucho menos paciencia, Ariadna.
— Haber, cálmate, ¿sí? Cuéntame, ¿qué fue lo que te pasó? — inquirió sentándose con algo de dificultad en la cama.
Ariadna está en embarazo, lo mejor será que ella se quede y yo me vaya. Después de todo no pienso poner en riesgo ni a ella ni al bebé.
— No ha pasado nada — me senté de mala gana en la cama y suspiré —. Duérmete, mañana hablamos con más calma.
— ¿Estás segura? — asentí con la sonrisa más falsa que he dado en mi vida —. Bueno, pero me dices que es lo que está sucediendo, Mandy. No quiero que estés así de mal, creo que hice muy mal en traerte esa mierda.
— No es tu culpa. Sea como sea la iba a conseguir, fuera de ti o por otros medios — suspiró y se acostó dándome una mirada rápida antes de volver a cerrar los ojos.
Después de asegurarme que se había quedado dormida nuevamente, tomé la maleta y salí de la habitación sin hacer ruido. Supongo que Andrew y la Sra. Adele están dormidos, eso espero, no quiero encontrarme con él de nuevo. Esta vez sería capaz de golpearlo por cómo me ha llamado. ¿Dónde está ese hombre que se avergonzaba con tan solo mirarme? E incluso sus ojos me veían diferentes. Realmente lucia muy molesto... y con razón. Falté a mi palabra, pero él debería entender que la ansiedad de consumir es más grande que la falta de voluntad. Atravesé la casa a oscuras hasta llegar a la puerta, donde esa voz me hizo estremecer todo el cuerpo.
— ¿Te has divertido lo suficiente, mi reina? Tan rápido te has aburrido del chico bueno e idiota — hice puños mis manos y giré de a poco.
— ¿A qué has venido? Quieres resultar muerto tan pronto, imbecil — quedé frente a Dre, y el alma se me fue a los pies al ver que tenía a la señora Adele apresada con un cuchillo en la garganta —. Déjala ir, ella no tiene nada que ver en mis asuntos.
— Lo lamento mucho, mi amor. Aquí la señora presente irá con nosotros a dar un pequeño paseo. ¿A poco no le agradan, mi señora? — presionó su cuello, lo que le hizo soltar un jadeo ahogado a ella.
No puedo hacer absolutamente nada por el momento o el cuello de la Srs. Adele quedaría atravesado sin compasión por ese maldito enfermo, de eso no hay duda. Debí irme hace días, sabía muy bien que tarde que temprano vendría por mí. Ahora no puedo hacer más nada que irme con él.
— Estás mucho más hermosa que antes, mi reina. El vivir y comer bien te ha sentado a la perfección — sentí el cañón en mi espalda baja y reprimiendo mi ira caminé con el traidor de Mario fuera de la casa.
— Está me la pagarás — murmuré entre dientes, y presionó el cañon en mi espalda haciéndome caer de cara al asiento trasero del auto.
— Lo dudo, nena. Asume tus malas decisiones — cerró la puerta del auto, y Dre subió en la parte de adelante.
— ¿Qué le has hecho a la señora? — pregunté al no verla en el auto con nosotros.
— Nada, mi reina. Nada le pasará, por ahora — encendió el auto y rápidamente nos alejamos de la casa —. ¿Te gusta el putito o solo lo has estado usando como escudo?.
— A ti que te importa.
— ¿Eres así de arisca con él? — negó con la cabeza —. De razón lo traes de cabeza. Por cierto, que linda la discusión que han tenido, muy conmovedor. Por otro lado, te has acostado con él y yo creyéndote virgen aún. El hijo de puta me dijo mentiras.
Reí fuertemente. Sé que no lo debo provocar, pero no soporto a este imbecil de mierda.
— ¿Querías ser el primero y el único? No seas ridículo, Dre. Ahora bien, termina con esta mierda de una vez por todas, pero suelta a esa señora; ella no tiene nada que ver con nuestros asuntos.
— Eso ya no importa, mi amor. De algún modo u otro serás mía. En cuanto a la vieja, ella será lo que te mantendrá a raya conmigo — me dio una mirada rápida por el retrovisor, y sonrió ladeado volviendo la vista a la carretera —. Te recomiendo que te comportes como la dueña y señora que ya eres, bomboncito. ¿O quieres que la vieja estire la pata antes de tiempo, mi amor?.
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Peligrosa Atracción[✓]
RomansaA simple vista solemos dejarnos llevar por lo que nos hace sentir un cuerpo hermoso. Para un hombre del común, se le hace tocar el cielo en manos de una sensual mujer que conoce de momento. La atracción es algo inevitable que ocurrirá en una noche d...