7 am, era hora de despertar para todos en cada reino. En las lejanas tierras de Fanfalián, donde el atraso de tiempo era de 20 minutos para que llegara la luz del sol, se hallaba la Fortaleza de los Héroes. Lugar donde reside el Rey de las tierras, y donde se forjan los aspirantes a héroes que guiaran a los demás reinos.
Siendo una coincidencia, que era día de elegir un nuevo héroe entre tantos Pokémon que anhelaban el título de Lord. Mismo día en que entre acuerdos del reino de Rankuden y el reino de Fanfalián, pagaban la deuda de paz impuesta por los humanos, que era entregar a fuertes guerreros para que pudieran triunfar en sus guerras, ajenas a las que se tenían contra el imperio Pokémon. El sol era el timbre y las ventanas alarmas, todos en el reino despertaban atentos a lo que en este día ocurriría, todos los reinos por igual, salvo Eurutan que era el marginado de los reinos. El caminar de cada uno por los pasos de tierra y prado, era la marcha que dejaba serena la tierra, y mantenía vivas las cosechas de alrededor, la tradición misma y su esencia por la valentía que sería demostrada en el campo, eran más que solo energía positiva, sino además vida y esperanza.
Por parte de los Fanfalianos, era el momento ideal para preparar y despejar la plaza, en lo que en el centro de entrenamiento de los soldados se instruía a los jóvenes a participar. Todos los que entran son nuevos en esta tradición, debido a que este evento se suele llevar siempre en los días de primavera, cada 4 años. Y los que no fueran elegidos no tendrían oportunidad de participar de nuevo, siendo que solo es para los guerreros que en su juventud han demostrado valentía, como dictan los pergaminos y los altos sabios del reino de Wilarius, "para mantener la pureza desde la juventud, la antorcha debe de comenzar a cargarla en el momento que pueda sostenerla, y de ahí llevarla aceptando la responsabilidad, y trayéndoles luz a todos en el imperio".
Mientras tanto, los aspirantes a Lord han llegado desde muy lejos, algunos directamente invitados de la tierra madre de Fanfalián, y unos que con honores participaran en nombre de la sobresaliente Fortaleza de los héroes. Tanto viaje trajo la hora del mediodía para que todos estén reunidos en la entrada de la fortaleza, donde serían recibidos y empezaría el célebre acto de cada uno de ellos. Ocho estarían presentes para a participar, comenzando así el evento de primavera.
– ¿Nervioso compañero? –Decía uno del grupo, un Drilbur con armadura que recubría casi todo centímetro de su cuerpo, proveniente de Rankuden- El combate es dentro de unas horas, un guerrero tímido no ha de ser elegido, debes recordar la posición que jugaras si llegas a ser un Lord.
–Para nada... no estoy nervioso, sé que puedo ganar, seré capaz de tomar la antorcha y guiarlos a todos –El de al lado, que por su vestimenta, era claro que era de Wilarius, trajes de telas especiales y sin metal de ningún tipo. Un humilde Baltoy-
–Vamos, déjense de sermoneos, aquí no vinimos a hablar, vinimos a luchar. Reserven sus palabras para cuando no puedan seguir luchando, no mientras sigan con aliento, ¡¡¡uuuuhhh!!! ¡Que emoción! –Alzaba la voz y se estiraba, un ruidoso Croagunk, quien no dejaba de moverse en el lugar donde estaba–
– ¿Podrías quedarte quieto? Llevas desde inicio del viaje hasta ahora con esa vibra, solo incomodas y das vergüenza –Decía el Drilbur con desagrado hacia el Croagunk– ¿En serio todos los de Meredas son así?
–Pues ¿Qué le puedo decir? Cuando dejes de ser tan "estirado" y veas la buena vida, entenderás lo que es tomar algo de entusiasmo –Respondía el Croagunk con su simpleza–
–Silencio, parece que el Rey está saliendo de la fortaleza, recuerden hacer reverencia –Sin decir más, el Baltoy descendía inclinándose y postrándose ante el rey, quien cruzaba las monumentales puertas que lentamente se abrían–
El pueblo que observaba y murmuraba, quedo en silencio ante la salida del rey. Imponente, sin miedo, fuerte, impetuoso y todo lo que se pueda dialogar sobre él, un gran Bisharp, que a pesar de lo delgado y no tan grande que es, lo compensa con su enorme y titánico coraje y fuerza. Ante la vista profunda de todos, solo decían un nombre, y era "Khorman". Una y otra vez, con cada paso que daba hacia todos, se intensificaba el fuego interno del pueblo, y más fuerte era mencionado "¡Khorman! ¡Khorman! ¡Khorman!", el más respetado rey de los cinco reinos se había presentado ante todos.
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Pokemon Conquest: Una historia de guerra y paz
FantasyHumanos y Pokémon hemos estado juntos desde hace mucho, mucho tiempo. Y hoy en día, más unidos que nunca, pero la cuestión es que la historia nos muestra que no ha sido así, y en sus tiempos más antiguos, una terrible época, que fue, donde la guerra...