Yo, Asher [EN PROCESO]

5. Flecha

Veía todo obscuro. Parecía el espacio. Un vacío.

Me recordó aquella vez que me desmayé en la calle.

Luego desperté. Para mí pasaron tan sólo segundos, pero en la vida real eran horas.

— Madre, ya despertó el inepto de Asher. — Escuché la voz y supe que era Marcus. Su voz, podías sentir crueldad y maldad en ella.

Abrí los ojos y él estaba mirándome. Mi tía Claudia se acercó con su vestido morado. Marcus vestía una camisa negra, pantalones del mismo color y zapatos de cuero. Luego observé bien y estaba en la sala. Vi a Sarah y a Robin sentados en el mueble en el que yo dormía desde que llegué aquí. Sarah tenía un vestido rosado y Robin vestía casi igual que Marcus.

Pensé que saldrían los 3 juntos.

Pensé también que me podían hacer daño y matarme para llevar mi cuerpo a algún lugar y fingir que no pasó nada por la forma que vestían y decirle a cualquier persona que estaban en la ciudad.

No lo sé, ya no sabía que esperar de ellos. Y que mejor forma de deshacerse de mí.

Sólo quiero a una persona que me escuché y que no tenga que ponerme un cuchillo en el cuello si hablo.

— Veo que no fue tan grave el golpe que le diste. — Mi tía se paró en frente de mí mientras estaba acostado en el suelo.

— Que... — El dolor en mi cabeza aún seguía ahí por el golpe brusco que me dió Marcus. — ¡¿Que no fue grave...?

Mi tía se acerca a mí y coloca su mano en la parte izquierda de mi cabeza donde estaba el chichón.

— Ya ya. — Me presionó con sus manos ahí justo en la herida. Por la forma en que sentí sus manos presionando mi cabeza, parecía que estaba destripando un corazón.

Hice un gesto de dolor mientras que ella luego de disfrutar unos segundos al verme así, se alejó.

Antes era el labio. Ahora mi cabeza. Y me ha hecho sufrir más colocando más dolor en cada herida. ¿Que clase de persona es?

— Levántate. — Marcus me ordena levantarme. Estrechó su mano.

Yo intenté darle mi mano, pero justo antes de tocarla me dió una bofetada fuerte que me hizo caer al piso de nuevo y me golpeé la herida de la cabeza.

Ya no aguantaba más.

— ¡Marcus! — grita mi tía. — Ya, tranquilízate. — ordena.

— ¿Qué, ahora te volviste bondadosa? — preguntó Marcus de forma repugnante y miró a mi tía.

¿Será que mi tía tiene amor dentro de su alma? ¿Por no permitir que Marcus me siguiera haciendo daño? Una sonrisa dentro de mí se formó de pensar que mi tía se apiadó de mí.

— No es eso hijo. — refutó. — No lo lastimes tanto. Queda mucho tiempo para tortura lo. No desgastes su diminuto cuerpo.

¡¿Qué?! ¡NO LO PUEDO CREER! ¡¿Qué clase de familia son ellos?!

Mi sonrisa se apagó con escuchar eso.

Ahora sí pensaba que estaba perdido.

Esa palabra "Queda mucho tiempo" me hizo darme cuenta que me lastimarian cuando se les pegara en gana. Quise decir algo, pero sé que Marcus me haría otra cosa.

Me levanté corriendo hacia la cocina. Ellos me ven pero no me detienen. Sólo sé rieron.

Llegué a la cocina y estaba la sirvienta en el mesón cortando carne.