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Clase de pintura, después de haber escrito toda la teoría que tenía la profesora que explicar, estuvo por fin frente a lienzo.
Todos sus compañeros estaban centrado en lo suyo, expresando un sentimientos sobre sus lienzos como había pedido la maestra.
Christopher miraba éste como si fuera la cosa más interesante del mundo, no sabía que dibujar sobre su lienzo.
Soltó un silencioso suspiro para dejarse guiar por su instinto, trazando alguna figura con pintura negra sobre ese pedazo blanco de tela de lino.
Cuando reaccionó, logró apreciar una figura muy hermosa, masculina sobre su lienzo, su corazón se acelerará un poco, un pequeño nudo se formo dentro de su garganta y sonrió ligeramente.
Tranquilamente comenzó a ponerle color a su dibujo, con mucho cuidado de no salirse de la línea.
Dejó perder la loción del tiempo y de dejar de prestar atención a sus demás compañeros de clase.
No obstante un chillido agudo a su lado hizo que saliera de su transe y por casi hizo que manchara su lienzo.
Por fortuna el pincel con tinta azúl, cayó sobre la cabeza del individuo dibujado, eso hizo que pudiera respirar de nuevo.
Con el seño fruncido, voltio hacia su lado, encontrándose con unos ojos brillantes y curiosos junto a unas mejillas con muchos puntitos marrones.
Antes que pudiera hablar con un muy posible regaño o queja, aquel chico con pecas se adelanto completamente.
—es muy bonito tu dibujo, ¿quién es? ¿es de la escuela? ¿está en esta clase?— esos ojos brillantes comenzaron a inspeccionar a los habitantes de esa sala buscando a alguien similar, al no encontrarlo, un pequeño puchero se formo en sus labios. Regresó su mirada al rubio con rulos. —¿es tu novio?— de nuevo ésta ese brillo curioso posado sobre él.
Christopher aturdido por la casi interactividad de su compañero, se quedo callado, tratando de procesar cada una de las palabras. Un fuerte color rojizo abundó sus mejillas al reaccionar ante la última pregunta.
—¿eres muy callado? confía en mí, sí es tu novio; no le diré a nadie, me parece muy bien que tengas un amor, cuando por primera vez que te vi dije que eras muy guapo como para no tener pareja.— continuó hablando el pecoso, al reaccionar ante sus palabras, volvió a hablar. —no me mal pienses, no homo bro.— alzó su pequeño dedo índice negando con éste mismo.
El rubio pasó saliva ruidosamente mientras separaba el pincel del lienzo para dejarlo dentro del vasito con agua que yacía en su butaca.
—entonces, ¿es tu novio? ¿es tu crush? ¿es alguien especial para ti?— continuó insistiendo el pecoso con las preguntas.
—ya.— el rubio suspiró. —decirte quién es, es romper las reglas, no insistas.— por primera vez habló el rubio, queriendo salir de esa situación.
