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Unas tres horas después terminó la función.

Estábamos por salir.

Peeeeeeero, como aidan iba con Ariagna Danshec alias miss desastre.

La vida es una interminable película de sufrimiento y dolor con breves comerciales de felicidad. Ya era hora de volver a nuestra programación.

Me he desmayado.

Si, me desmayé en los brazos de aidan.

— Ari, escúchame. ¡Ari!, No te duermas...—su voz de oía lejana, pedo ya era muy tarde. Caí inconsciente.

┻┻︵¯\(ツ)/¯︵┻┻

* No sé cuánto tiempo después *.

Intenté mover un brazo, pero había una mano sobre él que me lo impedía.

Abrí un ojo pesadamente.

Ayno...

Lo que faltaba, un hospital.

Bueno, al menos aidan estaba dormido a mí lado.

Intenté incorporarme pero me fue inútil, había un montón de agujas haderidas a mí brazo.

Genial.

Y la verdad no me esperé ver a angel entrar.

Me vio.

Lo ví.

El bajó la vista a Aidan que estaba acostado a mí lado.

Me miró.

Lo miré.

Y eso fue todo lo que necesite para saber que quería decir.

"Oh no, ahora habrá que decirle por qué te desmayaste y eso incluye que te vas a morir en un año. No puede ser."

Bueno, Aidan es un buen chico, les mentí, no lo conocí ese día en la heladería, lo conocía de muchísimo antes. El era mi vecino cuando vivimos en la cuidad vecina. (Antes de la muerte de mis padres y mi hermano).

Si, solo tu vecino. Cómo no.

El te gustaba, lo sabes.

Tienes razón. El me gustaba cuando niña.

Solo que no lo había reconocido. Luego de su invitación al cine había hablado mucho con él por mensaje. Poniéndonos al tanto.

Ajá, lo que les iba a decir.

Aidan es un buen chico, tiene que saberlo igual...

El haberlo conocido desde prácticamente siempre... Debía saberlo.

Le pedí a ángel con la mirada que se fuera y el entendió.

Cuando estuvimos solos, intenté despertar a Aidan.

Le pinche una mejilla.

No sé movió.

Este hombre, era más difícil de despertar. Más fácil y era que yo me comiera una cebolla.

Hice lo mismo, de nuevo.

Gruñó algo como: "cinco minutos más, abuela".

— Aidan...—Le pinché la mejilla más fuerte— Aidan despierta, soy Ari.

Eso lo hizo reaccionar de sopetón.

Casi se cayó de la cama donde estábamos.

— Ari,¿Estás bien?, ¿Ha pasado algo? ¿Cómo te sientes?, ¿Me recuerdas?— dijo todo con tanta rapidez que apenas pude entender.

— si, estoy bien. No pasó nada. me siento bien. y si, te recuerdo, eres imposible de olvidar.

Eso lo hizo sonreír.

— ¿Por qué te has desmayado...?.—vale, era hora. Era la primera vez que lo hablaba con alguien que no fuera ángel.

Aquí vamos...

Nuestro último atardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora