Me salté la habitual publicación del lunes en mi blog, principalmente porque se trataba del tema, “¿Qué estás leyendo?” y yo no estaba leyendo nada nuevo en este momento.
En cambio, decidí que mi pobre auto necesitaba una lavada. Mamá se sentiría orgullosa cuando lo supiera, vería que estuve afuera durante el verano y no encadenado a mi portátil. Aparte de mi temporada ocasional de jardinería, normalmente estaba en línea.
El cielo estaba despejado y el aire traía un olor almizclado de luz con pino. Poco después de que comenzara a limpiar el interior de mi auto, me sorprendió la cantidad de bolígrafos y papeles que encontré. Ver mi mochila en el asiento trasero me provocó un escalofrió. En un par de semanas comenzaría en una nueva escuela, y sabía que D.O estaría rodeada de amigos—amigos que Chanyeol probablemente aprobaría, lo cual no era mi caso, porque él obviamente pensaba que yo era un vendedor de drogas.
Luego, saqué una cubeta y una manguera y enjaboné la mayor parte del coche, pero cuando llegué a la cima del techo, terminé totalmente mojándome a mí mismo y remojé la esponja una docena de veces. No importaba de qué lado tratara de limpiar el techo, no podía limpiarlo por completo. Maldiciendo, quité un puñado de suciedad y de hierba de la esponja. Quería lanzarla en el bosque más cercano. Frustrado, terminé arrojando la esponja en la cubeta.
—Parece que necesitas un poco de ayuda.
Salté. Chanyeol estaba a unos metros de mí, con las manos en los bolsillos de sus jeans desgastados. Sus ojos brillaban con la luz del sol.
Su repentina aparición me había sorprendido. Ni siquiera lo había escuchado. ¿Cómo alguien podría moverse tan malditamente silencioso, especialmente cuando eres tan alto como él? Y bueno, traía una camisa
puesta. No estaba seguro de sí debería sentirme agradecido o decepcionado. Si abría la boca, se me caería la baba. Me alejé, preparándome para la inevitable pelea verbal.
Él no sonreía, pero al menos no parecía como si me quisiera matar en este momento. En todo caso, su expresión adquirió una máscara de educación a regañadientes, probablemente como yo me vería cuando leo un ansiado libro y descubro que no llenó mis expectativas.
—Te vi mientras lanzaste esto otra vez —Con el brazo señaló hacia la esponja flotando en la cima de la espuma—. Pensé en hacer mi buena acción del día e intervenir antes que todas las esponjas inocentes pierdan la vida.
Aparté un mechón de mi cabello fuera de mis ojos, no muy seguro de que decir.
Se inclinó rápidamente y apretó la esponja, exprimiendo del exceso de agua. —Parecía como si estuvieras haciendo algo más que lavar un auto. Nunca pensé que lavar un coche podría ser tan difícil, pero después de observarte por estos últimos quince minutos, estoy convencido de que debería ser un deporte olímpico.
—¿Has estado observándome? —Que escalofriante. Que halagador. ¡No! No es halagador.
Se encogió de hombros. —Podrías haber llevado el auto a un lavado automático. Sería mucho más fácil.
—Los lavados de autos son un desperdicio de dinero.
—Es cierto —dijo lentamente. Se arrodilló y comenzó a limpiar una mancha que no había notado en la defensa, cerca de una llanta, antes de concentrarse en el techo del auto—. Necesitas neumáticos nuevos. Estos son lisos y el invierno es una locura aquí.
No me importaban mis neumáticos. No podía entender porque estaba aquí, hablando conmigo, cuando la última vez que hablamos él actuó como si yo fuera el anticristo y prácticamente me acorraló contra un árbol, hablando de las maneras en que él se podía ensuciar. ¿Y porque no cepillé mi cabello está mañana? Maldita sea.
—De todos modos, me alegro de que estés aquí —terminó de limpiar el techo en un tiempo récord, y cogió la manguera. Esbozó una pequeña sonrisa hacia mí y comenzó a rociar con agua el carro, la espuma corría por todos lados como un vaso desbordándose—. Creo que debería disculparme.
Chanyeol me encaró, sus ojos estaban entrecerrados para protegerse del brillante sol, y yo apenas esquivé un chorro de agua mientras él rociaba el lado opuesto del auto. —Sí, de acuerdo con D.O tengo que traer mi trasero hasta aquí y ser amable. Murmuró algo sobre que asesinó sus oportunidades de tener un amigo “normal.”
—¿Un amigo normal? ¿Qué clase de amigos tiene?
—No normales —contestó.
¿Prefería llamar a los amigos de su hermano “no normales”?
—Bueno, disculparte y no sentirlo arruinan tu plan de pedir disculpas. Asintió. —Es verdad.
Lo miré. —¿Hablas en serio?
—Sí —arrastró la palabra, trabajando alrededor del auto mientras seguía enjuagando la espuma del jabón—. En serio, no tuve elección. Tengo que ser amable.
—No pareces una persona que hace algo que no quiera hacer.
—Normalmente no —se movió alrededor de la parte trasera del coche—. Pero mi hermano tomó las llaves de mi auto y hasta que sea amable contigo no las tendré de regreso. Estoy tan malditamente molesto por no tener repuestos.
Traté de evitarlo, pero reí. —¿Tomó tus llaves?
Frunció el ceño, regresando a mi lado. —No es divertido.
—Tienes razón —reí—. Está para morirse de risa. Chanyeol me lanzó una mala mirada.
Crucé mis brazos. —Bien, lo siento. No acepto tu no-tan-sinceras- disculpas.
—¿Ni siquiera cuando estoy limpiando tu auto?
—No —sonreí mientras él entrecerraba sus ojos—. Nunca verás esas llaves otra vez.
—Bueno, maldita sea, mi plan no funcionó —Una sonrisa curvaba tenuemente las comisuras de su boca—. Pensé que, si realmente me portaba bien, entonces al menos estaría perdonado.
Una parte de mi estaba molesto, pero había una parte de mí que le hacía gracia verlo esforzarse a regañadientes. —¿Eres normalmente así de cálido y encantador?
Pasó a mi lado y cerró el agua. —Siempre. ¿Normalmente te quedas mirando fijamente a los chicos que les pides direcciones?
—¿Siempre abres la puerta medio desnudo?
—Siempre. Y no respondiste mi pregunta. ¿Siempre te quedas mirándolos?
El calor se esparció por mis mejillas. —No estaba mirándote fijamente.
—¿De verdad? —preguntó. Esa media sonrisa estaba allí otra vez, haciendo alusión a sus hoyuelos—. De todos modos, me despertaste. No soy una persona mañanera.
—No era mañana. —señalé.
—Estaba durmiendo. Es verano, ya lo sabes. ¿No duermes hasta tarde?
Aparté un mechón de cabello de mi rostro. — No. Siempre me despierto temprano.
Gimió. —Suenas igual que mi hermano. No me extraña que él ya te ame tanto.
—D. O tiene buen gusto… a diferencia de otros —dije. Sus labios temblaron—. Y él es grandioso. Realmente me agrada, así que, si estás aquí en plan del gran y malvado hermano, olvídalo.
—No, no es por eso que estoy aquí —Él levantó la cubeta y varios productos de limpieza. Probablemente debería ayudarle con algunas cosas, pero era fascinante verlo tomar las riendas de mi pequeño proyecto de limpieza. Aunque él me seguía lanzando esa extraña media sonrisa, me di cuenta de que este intercambió era incómodo para él. Qué bien.
—Entonces, ¿Por qué estás aquí, además de tu porquería de disculpa? —No podía dejar de mirar su boca cuando hablaba. Apuesto a que él sabe cómo besar. Besos perfectos, no esos que son babosos y asquerosos, del tipo que hace que se enrosquen los dedos de tus pies.
Necesitaba dejarlo de mirar.
Chanyeol colocó todos los suministros en los escalones del pórtico y se enderezó. Estirando sus brazos sobre su cabeza, su camisa se levantó, revelando un poco de sus músculos. Su mirada se detuvo en mi rostro, y el calor se esparció en mi vientre. —Quizás sólo estoy curioso de porque él te quiere tanto. No se lleva bien con extraños. Ninguno de nosotros lo hace.
—Una vez tuve un perro que tampoco se llevaba bien con los extraños.
Chanyeol me miró un momento, luego rió. Fue un sonido profundo y retumbante. Lindo. Sexy. Oh, Dios, debo alejarme. Él era el tipo de chico que rompía corazones y dejaba atrás una larga fila de corazones destrozados. Era un problema. Quizás del tipo de problema que podría ser divertido, pero era un idiota, también. Y no me gustan los idiotas. No es que me gustara alguien.
Aclaré mi garganta. —Bueno, gracias por lo del auto.
Repentinamente, él estuvo justo en frente de mí. Tan cerca que sus pies casi tocaban los míos. Contuve fuertemente el aliento, queriendo dar un paso atrás. Él tenía que dejar de hacer esto.
—¿Cómo te mueves tan rápido?
Ignoró la pregunta. —A mi pequeño hermano pareces gustarle — dijo, como si no entendiera el por qué.
Me ericé y eché la cabeza hacia atrás, pero centré mi mirada sobre su hombro. —¿Pequeño? Son gemelos.
—Nací cuatro minutos con treinta segundos antes que él —se jactó, sus ojos se encontraron con los míos—. Técnicamente, él es mi hermano menor.
Mi garganta se sentía seca. —¿Es el bebé en la familia?
—Si, por lo tanto, yo soy el hambriento de atención.
—Supongo que eso explica tu pésima actitud, entonces —repliqué.
—Quizás, pero las personas me encuentran encantador.
Iba a responder, pero cometí el error de mirar sus ojos. Inmediatamente estuve atrapado por ese innatural color, me recordaba las partes más profundas en el Everglades. —Encuentro… difícil creer eso.
Sus labios se curvaron. —No deberías, Baek —tomó un mechón suelto de cabello que había quedado pegado a mi frente, lo giró alrededor de su dedo—. ¿Qué tipo de color es este? No es castaño o rubio.
Mis mejillas ardían. —Las personas lo llaman castaño claro.
—Hmm —dijo, asintiendo—. Tú y yo tenemos planes que hacer.
—¿Qué? —Me aleje de su gran cuerpo, tomando una profunda respiración mientras adquiría algo de distancia. Mi corazón latía con fuerza—. No tenemos planes.
Chanyeol se sentó en los escalones, extendiendo sus largas piernas y apoyándose sobre sus codos.
—¿Cómodo? —Espeté.
—Mucho —Levantó la mirada hacía mí—. Sobre esos planes… Me quedé a unos metros de él. —¿De qué estás hablando?
—Recuerdas eso de “traer mi trasero hasta aquí y ser amable”, ¿No?
¿Eso que involucra las llaves de mi auto? —Cruzó sus tobillos mientras su mirada se deslizaba hacia los árboles—. Esos planes involucran tener mis llaves de regreso.
—Necesitas darme algo más de explicación que eso.
—Claro —suspiró—. D.O escondió las llaves. Es bueno para esconder cosas, también. Ya he buscado por toda la casa, y no puedo encontrarlas.
—Entonces, oblígalo a decirte dónde están —Gracias a Dios por no tener hermanos.
—Oh, lo haría si el estuviera aquí. Pero dejó la ciudad y no regresará hasta el domingo.
—¿Qué? —Nunca mencionó tener que salir de la ciudad. O tener familiares cercas—. No lo sabía.
—Fue algo de último minuto —Descruzó sus tobillos y tamborileó un pie rítmicamente—. Y la única manera de que él me diga dónde están ocultas las llaves son con puntos. Mira, mi hermano tiene un sistema de puntos desde el jardín de niños.
Comencé a sonreír. —¿Y…?
—Tengo que ganar puntos para tener mis llaves de regreso — explicó—. La única manera en que puedo ganar esos puntos es haciendo algo bueno por ti.
Me eché a reír de nuevo. La expresión en su cara era asombrosa. — Lo siento, pero esto es muy gracioso.
Chanyeol respiró hondo, disgustado. —Sí, muy gracioso. Mi risa se desvaneció. —¿Que vas a hacer?
—Se supone que debo llevarte a nadar mañana. Si hago eso, entonces el me dirá dónde están escondidas mis llaves… y yo tengo que ser bueno.
Tenía que estar bromeando, pero cuando más lo miraba, noté que él hablaba en serio. Mi boca se abrió. —¿Así que la única manera de recuperar tus llaves es llevándome a nadar y siendo amable conmigo?
—Wau. Eres muy inteligente.
Reí otra vez. —Sí, bueno, puedes dale un beso de despedida a tus llaves.
La sorpresa estuvo reflejada en su rostro. —¿Por qué?
—Por qué no iré a ninguna parte contigo —Le dije.
—No tenemos opción.
—No. Tú no tienes opción, pero yo sí. —Miré la puerta cerrada detrás de él, preguntándome si mamá estaba en algún lugar tratando de escuchar—. Yo no soy quien tiene las llaves perdidas.
Chanyeol me observó por un momento, y luego sonrió. —¿No quieres pasar el rato conmigo?
—Uh, no.
—¿Por qué no?
Rodé mis ojos. —Para empezar, eres un idiota. Asintió. —Puede ser.
—Y no pasaré tiempo con un chico que está siendo obligado a hacerlo por su hermano. No estoy desesperado.
—¿Seguro de que no lo estás?
La ira llegó de golpe, y di un paso adelante. —¡Largo de mi porche! Él pareció considerarlo. —No.
—¿Qué? —escupí—. ¿Qué quieres decir con no?
—No me iré hasta que aceptes ir a nadar conmigo.
Estoy seguro de que salía vapor de mis orejas. —Bien. Quédate sentado allí, porque prefiero comer vidrio antes de salir contigo.
Rió. —Eso suena drástico.
—No tanto —repliqué, subiendo las escaleras.
Chanyeol se giró, atrapando mi tobillo. Su agarre era flojo, su mano increíblemente cálida. Bajé la mirada hasta él, y me sonrió, tan inocente como un ángel. —Me sentaré aquí todo el día y toda la noche. Acamparé en tu porche. Y no me iré. Tenemos toda una semana, Baekkie. O bien acabamos de una vez mañana y sales conmigo, o estaré justo aquí hasta que aceptes. No podrás salir de la casa.
Lo miré boquiabierto. —No puedes hablar enserio.
—Oh, claro que sí.
—Sólo dile que salimos y que la pasé muy bien —Traté de liberar mis pies, pero él se aferró más—. Miente.
—Sabrá si estoy mintiendo. Somos gemelos. Sabemos esas cosas —Se detuvo—. ¿O eres demasiado tímido para nadar conmigo? ¿La idea de estar casi desnudo cerca de mi te incómoda?
Agarré la barandilla y tiré de mi pie. Él cabeza de chorlito sólo me sostenía ligeramente, pero mi pie no se movía. —Vengo de Florida, idiota. Pasé la mitad de mi vida en un traje de baño.
—¿Cuál es el problema?
—Yo no te gusto —Dejé de tirar y me quedé allí. Su mano parecía hormiguear en mi piel. Era la misma extraña sensación de siempre—. Suelta mi tobillo.
Muy lentamente, levantó cada dedo mientras sostenía mi mirada. — No me iré, Baekkie. Vas a hacer esto.
Mi boca se abrió al mismo tiempo que la puerta detrás de nosotros. Mi estómago se revolvió, me di la vuelta para ver a mamá allí en toda su gloria con su pijama de conejos. Oh, por el amor de Dios.
Sus ojos iban de mí a Chanyeol, malinterpretando todo. La alegría en sus ojos me daba ganas de vomitar sobre la cabeza del susodicho. —¿Eres el vecino?
Chanyeol le sonrió. Tenía dientes perfectamente blancos y rectos. — Me llamo Park Chanyeol.
Mamá sonrió. —Byun Moon hee. Un gusto en conocerte —me miró—.
Puedes entrar si quieres. No tienes que sentarte afuera con este calor.
—Es muy amable de su parte —Él se puso de pie y me codeó, no muy suavemente—. Quizás deberíamos entrar y terminar de hablar sobre nuestros planes.
—No —dije, mirándolo fijamente—. No va a ser necesario.
—¿Qué planes? —preguntó mamá, sonriendo—. Yo apoyo los planes.
—Estoy tratando de convencer a su encantador hijo de ir a nadar conmigo mañana, pero creo que le preocupaba que a ti no te guste esa idea —Él me jaló del brazo y casi me caí en la barandilla—. Y creo que él es tímido.
—¿Qué? —Mamá negó con la cabeza—. No tengo ningún problema en que vaya a nadar contigo. Creo que es una gran idea. He estado diciéndole que tiene que salir. Pasar el rato con tu hermano es muy bueno, pero…
—Mamá —Le entrecerré los ojos—. No es cierto…
—Le estaba diciendo a Baek la misma cosa —Chanyeol dejó caer su brazo sobre mis hombros—. Mi hermano salió de la ciudad y llegará hasta la próxima semana. Pensé que podría salir con Baek.
Mi mamá sonrió, complacida. —Es tan dulce de tu parte.
Envolví mi brazo alrededor de su estrecha cintura, enterrando mis dedos en su costado. —Sí, eso es dulce de tu parte, Chanyeol.
Él contuvo la respiración y la dejó salir lentamente. —Sabes lo que dicen sobre los chicos de al lado…
—Bueno, sé que Baek no tiene planes para mañana —Me miró, y pude prácticamente verla imaginando a Chanyeol y a mí de blanco. Mi mamá no era normal—. Es libre de ir a nadar.
Bajé mi brazo y me aparté de Chanyeol. —Mamá…
—Está bien, cariño —Comenzó a entrar, dándole a Chanyeol un guiño—. Fue un placer conocerte finalmente.
Éste sonrió. —Lo mismo pienso.
En el momento en que mi mamá cerró la puerta detrás de ella, me di la vuelta y lo empujé, pero él era como una pared de ladrillos. — Idiota.
Sonriendo, bajó de regreso los escalones. —Te veré al mediodía, Baekkie.
—Te odio —siseé.
—El sentimiento es mutuo —Miró sobre su hombro—. Veinte dólares a que te pones un traje de abuelito para nadar.
Era insoportable.
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Obsidiana- [ChanBaek]
Fiksi PenggemarEmpezar de nuevo apesta. Cuando nos mudamos a West Virginia justo antes del último curso, ya me había resignado al acento raro, a tener mala conexión a Internet y a aburrirme como una ostra... hasta que vi al sexy de mi vecino, tan alto y con unos o...