𝙼𝚎 𝙰𝚏𝚝𝚎𝚛 𝟸𝟿𝚜𝚝 - 𝙲𝚊𝚛𝚕𝚘𝚜 𝚂𝚊𝚒𝚗𝚣

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- Carlos... - comenzó a entablar la chica.

- La amo... La amo cómo a nada más en mi vida. - dijo el español cayendo en cuenta de tantas cosas. - Y la cagué... Ayudame, por favor.

- ¡Carlos! - levanto el tono Sabina para provocar que el piloto parara de rogar. - La cagaste duro, la cagaste como el mejor. - le reconoció la argentina.

- Pero que ayuda, ¡por favor!  - ironizo.

- ¡Dejame terminar! Pero... La podes remontar como el mejor. - comunicó. - Estás hasta las manos con ella, y lo acabas de reconocer. Sabes que es re por ahí, tenes que mandarle mecha y decirle todo. Deja de dar más vueltas que la calecita y decile que la querés más de lo que un argentino le quiere dar la copa a Messi; si eso se puede... Decile todo, tenes que mandarle para adelante ¿entendes?

- Creo que sí... - habló Carlos confundido por algunas expresiones que utilizó la chica.

- Y si entendiste, ¿qué haces todavía acá? ¡Media pila chabon!

- Te daré la razón, un gusto Sabina. Y gracias...

- De nada, Carlos Sainsz.

- ¿Cómo...

- Eso no importa.

De esa forma el piloto se retiró de aquel bar sobre la 29st y se dirigió hacía el aeropuerto. Conseguir un boleto no fue facil, incluso utilizó algunas influencias que poseia para obtenerlo.

Las horas en el avión fueron eternas, deseaba llegar lo antes posible a la puerta de Ale. Las diez horas de viaje las empleó para pensar en qué diría al ver a la mexicana, como propondría su idea.