El Bardo

ÚLTIMA OPORTUNIDAD

Con cada segundo transcurrido en la batalla, Dane sentía el cansancio recorrer todo su cuerpo, en especial los brazos al sostener una espada más pesada que la media habitual y no podía seguir conteniendo a los muertos vivientes lejos de su compañera de contienda, Hanna se percató rápidamente de esto al escuchar los quejidos que estaba produciendo involuntariamente con cada estocada que ejecutaba y acudió rápidamente a su ayuda. De pronto, se escuchó la fuerte marcha de un nuevo grupo de asedio de parte del ejército de Nimag que se encontraban arribando al puente, algunos de ellos estaban preparando una catapulta que apuntaba directamente a la torre donde se ubicaba Dane y Hanna, por lo que ella comenzó a lanzar flechas a las cabezas de los integrantes del nuevo grupo, pero al momento se percató de lo limitado que sería el daño causado con únicamente su arquería al ser demasiados, y logró escuchar la orden de abrir fuego y accionar la catapulta.

-¡Salta! -gritó la chica tomando la mano del bardo y saltando al pequeño lago del lado contrario de donde estaban los nigmadianos.

-¡Disparen! -ordenó el capitán del escuadrón.

Los arqueros lanzaron flechas en dirección al lago y una atravesó la pierna de Hanna. La chica gritó de dolor bajo el agua mientras el bardo tomaba cuerpos flotantes y los usaba como escudo. Tomó a Hanna de la mano y trataron de nadar a la orilla.

Dara y Kara se encargaban de los muertos vivientes, por desgracia Guille había caído en la pelea y fue poseído por las sombras. Kara cortaba eficazmente las cabezas mientras su amiga, rajaba los cuellos con su daga. De pronto unos guardias de Syrah llegaron a ayudar y junto a ellos venían Sam y Gessa.

-Amigas, ¿Están bien? -preguntó Gessa.

-Ya los tenía -dijo Kara -. No es cierto, gracias por la ayuda.

-Debemos ir a los jardines, la batalla continua ahí -dijo el rey y todos avanzaron hacía los jardines.

-¡Osvál no es imposible! -exclamó Vito exasperado -¡Es imposible que tenga sesenta y uno y me vea de veintiuno!

-Debemos pensar en como quitarle el orbe - dijo Alec.

-Los hombres de Syrah están cayendo como moscas, ¡Debemos actuar ya! -clamó Vito.

-¡Osvál! -llamó la voz de Sam, quien venia corriendo acompañado de las chicas y un numeroso grupo de guardias.

Dara contuvo un grito al ver a Nelia a lo lejos, Gessa agitaba la cabeza en negación y Kara frunció el ceño.

-Es imposible -dijo Dara.

-¡Que no es imposible maldita sea!, ¡Hacemos cosas imposibles todo el tiempo! -espetó Vito.

-Debemos unirnos a la pelea -dijo el rey.

-Majestad, necesitamos detener a la dama con la esfera -dijo Sam y el rey asintió.

-¿Cuál es el plan? -preguntó Kara.

-No puede atacarnos a todos, probemos atacarla por distintos flancos -sugirió Alec.

-Muy bien, a mi señal -dijo el rey alzando su espada -¡Ahora! -ordenó y un cuerno resonó en los jardines.

Todos corrieron hacia Nelia, mientras eliminaban guerreros de Nimag y muertos vivientes. La dama sonrió ante el pequeño acto de valentía, pero solo basto que levantara el orbe y lo agitara para paralizar a todo aquel que se encontrara en los jardines.

-Que valentía majestad, pero que imprudente. No pensó que podría venir hacia mí sin que yo pusiera resistencia ¿o sí? -Nelia caminaba lentamente y observó a los miembros del santuario -Muchachos, que alegría me da verlos, y tú, querido hijo ¿Cómo estás? -la dama esbozó una sonrisa y se acercó a su hijo -. No me mires así. Aun pueden ponerse del lado adecuado del tablero -Osvál opuso una fuerte resistencia para librarse del control del orbe.

-¡Nunca nos uniremos a ti! -exclamó el muchacho acercándose con dificultad a su madre.

-¿Estás seguro? -preguntó Nelia con una sonrisa -Tengo una amiga que tiene cuentas pendientes contigo.
Un halo de luz se materializó al lado de la dama y del círculo salió la bruja, Alíz.

-Te dije que me encargaría de ti luego -dijo la bruja.

Nelia le entregó el orbe y Alíz comenzó a controlar los movimientos de Osvál.

-¡Suéltame maldita bruja! -exclamó el muchacho tratando de soltarse del control del orbe.

-Ya eres mío estúpido.

Osvál levantó su espada con ambas manos y poco a poco le dio vuelta hasta que apunto a su pecho.

-Última oportunidad hijo.

-Yo... ¡Jamás me uniré a ti!

-Que pena. Hazlo -ordenó Nelia. La bruja guiñó un ojo y sacudió la mano para que Osvál clavara su propia espada en su pecho.

Dane nadaba con todas sus fuerzas, tratando de cubrirse con los cuerpos y sostener a Hanna. La chica se movía con dificultad debido al dolor de su pierna. Por coraje lograron llegar a la orilla del lago.

-¿Dónde te hirieron? -preguntó el bardo angustiado.

-En la pierna -masculló Hanna.

Dane observó la flecha que atravesaba por completo la pierna de la chica y dudó si debía sacarla o no.

-Será mejor esperar a Chiqui -dijo el bardo un poco para sí mismo.

-Buena idea. Ahí vienen más -señaló la chica a los guardias que venían hacía ellos.

-Ellos si están vivos -declaró el bardo.

-Sí, y si tú no los matas, ellos a ti sí. Descuida yo te cubro -la chica lanzó una flecha al guardia más cercano. El bardo se incorporó y se puso en guardia, temiendo no tener que quitar una vida.

-Deberían ver sus caras -dijo Nelia mientras examinaba el cuerpo sin vida de su hijo -. Me temo que ya se ha derramado suficiente sangre y ya tengo lo que quería, felicidades majestad nos ha ganado esta vez. Mis muchachos, espero volver a verlos muy pronto.

Alíz abrió un nuevo aro de luz y lo cruzó junto a Nelia, llevándose a los Iskalec y soltando el control sobre todos.

Dara corrió hacía el cadáver de Osvál y sacó un frasco que contenía un líquido color rojo. Logró abrir la boca de su pareja, sin embargo, él no tragó el líquido.

-¡Por favor mi amor! -exclamó Dara con desesperación -Por favor, no te atrevas a dejarme -Dara posó su mano en la herida y comenzó a recitar la lengua de los dioses, pero no ocurrió nada -. ¡Despierta! Por favor -al ver que su pareja no despertaba, comenzó a llorar con más fuerza mientras abrazaba el cuerpo.