-Hola, ¿Helly? –Me sonrió mostrando sus blancos dientes y el brillo especial del piercing que tenía justo debajo de los labios –Definitivamente tendré que invitarte a algún lado si sigo encontrándome contigo y tú me miras de esa manera.
¿De qué manera lo estaba mirando? ¡Como para comértelo! –Me respondió mi voz mental.
Desperté rápidamente de mi minuto de idiotez y espabilándome aparté bruscamente sus manos de mi cintura y me alejé unos pasos para recobrar la compostura, ¿Qué el chico estaba como modelo de portada? Lo estaba. ¿Qué era una absurda casualidad encontrármelo de nuevo y en esta universidad? Lo era. Pero que yo, Helena Harvis Mora me iba a derretir por un petulante como este, eso NO iba a pasar.
-Helena, mi nombre es Helena. Helly es un diminutivo que solo mis amigos pueden usar y yo a ti no te conozco. Te pido una disculpa por el tropezón y no te preocupes por la cita, la verdad que el ofrecimiento no me apetece –Le dije y dándole una sonrisa fingida enredé mi brazo en el codo de Elizabeth y la forcé a caminar, cosa que solo duró unos pasos antes de que aquel muchacho nos alcanzara, me tomara del otro brazo y me hiciera volver hacia él.
-Un gusto conocerte, Helena –Susurró en un tono intimo y luego volvió a sonreír solo para soltarme y continuar la dirección de sus pasos al sentido contrario a donde nos dirigíamos nosotras.
El corazón se me desbocó, pero ¿Qué se creía este? ¿Cómo es que me agarraba así, me decía eso y se iba como si nada? ¿Es que...?
La línea de mis pensamientos fue interrumpida por una curiosa Elizabeth.
-Bueno, ¿Me vas a contar que fue esto o yo lo completo como mejor me parezca? Hasta hace dos minutos creí que no conocías a nadie.
-Ehm... es una larga historia.
Corté tratando de evitar el tema, realmente no tenía gran importancia.
-Me gustan las historias pero me conformo con el resumen o sino de aquí no nos movemos –Cuchicheó Elizabeth cruzando sus brazos en el pecho y poniendo cara de arpía pero con buena vibra.
-Vale, lo conocí accidentalmente en el aeropuerto al llegar de Argentina, estuvo cerca luego de que me robaron el móvil y cruzamos algunas palabras...
-Eso tiene sentido pero... ¿Qué hay de esta escenita intensa? Te lo sacaste de encima como si tuviera piojos.
-¿Es que no lo has escuchado? ¡Es un sobrado de lo tonto! Ya va a creer que me voy a tropezar para que me invite a salir... es que hay que tener el ego muy alto.
-Bueno yo no soy experta en cómo se mueven las personas por Buenos aíres pero aquí si luces como él tu ego puede llegar al Olimpo y traspasarlo –Me hice la tonta mientras retomábamos la marcha por el pasillo, cuando Elizabeth agregó de pronto –Ese hombre no tiene nada que envidiarle a ningún actor de Hollywood... ni siquiera parece salido de este país, seguro es de papás extranjeros.
-¡Qué va! –Me burlé –Mira que no es la gran cosa.
Y que mentira tan grande había soltado por mi boca si desde la primera vez que lo vi estuve al borde de babearle encima por lo atractivo que era, pero ¿Qué más daba? Los hombres solo iban en una dirección, una que por el momento no me interesaba. Así que con ese pensamiento di por zanjado el tema y llené mi mente con ideas más interesantes como el curso de fotografía que iba a tomar y el hecho de que la protección de la compañía de Elizabeth solo llegaría hasta la entrada del salón dado que ella iría a un curso de periodismo que se daba al otro lado del edificio. Normalmente no me molestaba estar sola, de hecho tendía a disfrutar más de la vida así, pero me hallaba fuera de mi ambiente y posiblemente tomaría unos días antes de adaptarme a cómo eran las personas aquí
∞
Dominic
Llegué al salón de clases medio minuto antes de que cerraran la puerta, habría llegado antes si no me hubiese quedado un rato en el patio para fumar un cigarrillo. Luego del sorpresivo encuentro con la chica del aeropuerto había necesitado calmarme; el tropezón había sido descuidado, con tantas cosas en mi cabeza ni siquiera había notado el par de chicas que venían en sentido contrario hasta que ya la tenía en mis brazos, verla de cerca y sentir el escaso roce de nuestros cuerpos me había puesto los nervios de punta.
¿Quién era esta chica y por qué se creía con el derecho de negarme una cita? No es que realmente la estuviera invitando a salir, pero ¿Por qué incluso me molestaba ese rechazo casual?
-Eh mano, ¿Cómo va ese repaso de semestre? A ver si logro pasar de esta porque mi vieja ya está que chifla y que si ni así paso la materia me corta luz y agua –El comentario venía de Adrián un compañero de clases con el que había salido de jerga una que otra vez y llevábamos buena relación.
-Ya te digo yo, mira que también tengo que ver el curso especial de edición fotográfica.
-¡Que cagada! –Bufó –Lo único bueno de estos cursos para crédito extra es que hay carne fresca... que ganitas dan todas las babys de nuevo ingreso recién saliditas de uniforme beige.
Le di un breve repaso al salón y le di la razón hasta cierto punto, habían muchas chicas y chicos jóvenes posiblemente recién graduados o aun cursantes del último año de bachiller, era indignante tener que hacer este curso con ellos, pero era completamente mi culpa, no podía olvidar las palabras de papá, si estaba aquí haciendo créditos para salvar lo que quedaba del semestre era por mi falta de organización, después de todo Mía merecía un mejor ejemplo.
-Mano pero tenemos admiradora... ufff aquella morena con el top blanco no deja de mirarte de reojo, ¿La conoces o la puedo conocer yo?
La descripción no me distaba nada así que de vuelta di un vistazo a uno de los asientos del medio del salón donde estaba una morena muy bonita que se daba vuelta cada tanto para mirarme, me tomó un momento pero pronto la reconocí como la chica que acompañaba a la argentina Helly... No, Helena. Tan bonito que tenía el nombre y tan irritante que podía ser con pocas palabras. Ese día en el aeropuerto se había comportado diferente ¿Qué había cambiado hoy? ¿Será que había deducido lo de su teléfono? Joder, pero todo ese día se había ejecutado a la perfección.
-Señor Abálea, ¿Ya eligió quien será su compañero o compañera de curso para esta materia?
La voz de la profesora me sacó de mi ensoñación, ¿Compañero de qué?
-A mi ni me escojas que de compañeros no pasamos esta ni a empujones –Se burló Adrián detrás de mí y no pude evitar reírme entre dientes.
-¿Puede ser cualquiera? –Pregunté.
-Mientras sea hoy y no en dos meses... elija cualquiera que es el primero en la lista.
-Entonces la chica de blanco –Dije señalando a la morena que había estado mirándome. No la conocía de nada más que el tropiezo de la mañana pero mi curiosidad me estaba comiendo la cabeza.
-¡La chica de blanco! ¿Cómo te llamas, señorita de blanco? –La profesora Sarah de Jimenez, mejor conocida como la tía Sarah, hermana de mi padre, no dejaba de mirarme en plan gracioso, seguramente se me vendría una bronca al final de las clases.
-Hola –Dijo la chica con la cara colorada –Yo soy Elizabeth, Elizabeth Roa pero todos pueden decirme Beth.
-Gracias por la presentación, entonces Elizabeth Roa y Dominic Abálea siéntense juntos acá y esperen las indicaciones. Señorita Alarcón, ¿Quién será su compañero o compañera?...
Me senté junto a Elizabeth. La pobre muchacha no dejaba de verme con los ojos prestados de bambi, seguramente se preguntaba cual era mi interés en trabajar con ella, ni yo mismo lo sabía, me convencí a mi mismo de que una vez satisfecha mi curiosidad con respecto a Helena seguiría con mi vida, probablemente ni siquiera me la volvería a cruzar, la universidad era lo suficientemente grande.
-Entonces te llamas Dominic –Comentó Elizabeth en un tono de voz bajo pero seguro, que distaba mucho de la emoción en su cara.
-Sí y tu Elizabeth...
-Puedes decirme Beth si tu quieres...
-Vale, Beth.
ESTÁS LEYENDO
Finding Me #ADOO3
Teen FictionLa familia es lo más importante. Eso me habían enseñado mientras crecía junto a mis hermanos rodeada por el cariño de mis padres en el Tigre, Buenos Aíres. Lejos de Venezuela, la tierra amada de mi madre. Siempre he sido una chica alegre, alocada, c...