25

107 12 5
                                    

Nunca se imaginó que la sensación de Hinata lamiéndole las uñas le fuera a gustar tanto. Al verle tomar su mano, su corazón se aceleró, pero al verle meterse sus dedos a la boca, la garganta se le secó. Y se alejó un poquito de él al sentir su lengua en la punta, pero se quedó y le gustó. "¿Qué carajos?", pensó. El Omega entonces separó la piel debajo de sus uñas para poder entrar ahí y Tobio le quitó la mano tan rápido como pudo. Los labios del Omega se quedaron en un piquito y un hilo de salova todavía le conectaba con el borde de sus uñas.

"Podría hacer esto por horas". Shouyou murmuró a su negativa, buscando de nuevo su mano.

Siempre los veía frente a él, tecleando sin parar y sosteniendo con mucha fuerza un lápiz o una pluma, que a veces mordía y a veces lastimaba. Hinata estaba lamiendo y abrazando con sus labios como si fueran... Como si fueran algo más. Como si fueran un dulce, como si fueran uno de sus bolígrafos con la marca de sus dientes

Es la primera vez en su vida que ha dejado de pensar. Para bien y para mal.

Hinata Shouyou le pone en una manera tan... Mal. Le pone no porque le diga cosas sucias de manera tan directa y sin dejar de verle a los ojos, sino que a la vez que se lo dice puede ver que se siente nervioso y le tiemblan las manos que descansan en su pecho sobre su corazón. Le pone porque ve su esfuerzo por confiar en él.

A Tobio se le dio fácil. Tobio desde un principio quiso darle todo. Pero Hinata no. Y no sabe bien por qué, pero verlo intentándolo es bastante erótico.

"Humm..."

Tobio, obedeciendo al mareo de su cabeza, como si dentro hubiera agua nada más y el peso fuera el que le guiara, le lame limpios los labios que tienen un poco de sangre seca en su comisura. Le quita los pellejitos de piel muerta y las chalazas de saliva que se pegan a sus encías y al interior de sus mejillas. No encuentra raro que disfrute el sabor de la boca de Hinata después de haber despertado. Todo él huele delicioso y él entiende lo que le dijo. También podía estar así por horas, su lengua acariciando el paladar del Omega y sin temor a que sus dientes le mordieran, sólo teniendo la precaución suficiente para no lastimarle la herida.

De su labio mana un chorrito de sangre que el Alfa lame con cuidado.

"Kageyama-san~"

Podía sentir sus colmillos enormes sobre sus propios dientes. Podía sentir sus filos y sus puntas y el bisel por donde salía su veneno. Podía sentirlos a veces tomándole la lengua por accidente, a veces encajándose en su labio para retirarse de inmediato, podía sentirlos duros chocando con los suyos.

"Mm..."

Cuando realizó que nunca olvidaría la forma de sus caninos, se dio cuenta también que quería sentirlos más, de nuevo, con toda la fuerza de sus músculos. Y que, por supuesto, no era nada como a lo que las marcas que se desvanecían en su boca le recordaban. No era nada que pudiera describir, sólo sentir, y cada fibra nerviosa de su cuerpo estaba gritando por eso.

Le abrazó por el cuello y siguió besándole y dejándose besar.

Todo el cuerpo de Hinata tiene la misma suavidad de sus pechos en todas partes. Es como acariciar un malvavisco. Y hay huesos que salen aquí y allá, algunas cicatrices y la piel hinchada de sus tatuajes malhechos. Todo él se siente como una almohada esponjadita y recién salida de la secadora.

"Se sienten bien tus besos". Le susurró en el espacio entre sus bocas. "Se sienten bien aquí".

Con una mano le acaricia la cara con suaves toquecitos de sus dedos y delicada moción de su palma entera. Con la otra mano toma la suya, lento para que se acomode en su codo y no le caiga encima, y la deja en su pecho. Su corazón está latiendo tan amable ahí debajo de su esternón. Es como un metrónomo al ritmo más bajo.

La Ira del Tirano | Haikyuu!! FF (KGHN | Omegaverse!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora