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La primera vez que te vi fue cuando éramos pequeños, estábamos en quinto grado, no sabía si eran tus lindos ojos de perrito, tu brillante sonrisa o tu hermosa energía la razón por la cual mis ojos siempre recorrían buscándote entre los asientos del salón.
La segunda vez que te busqué fue cuando teníamos 13 años. No habías llegado al salón, escuché al profesor decir que te habías accidentado en la clase de educación física, pero no despertabas. Corrí hasta la enfermería y me quedé a tu lado aunque tampoco despertaste, y me tuve que ir tan pronto como la enfermera me encontró y dijo que informaría que andaba fuera de clases.
La tercera vez fue al año siguiente. Recuerdo haber estado enojado con mis padres por haber tomado la decisión de mudarnos sin siquiera preguntarme. Salí a caminar para tranquilizarme y allí te vi, estabas apurado yendo a tus clases de inglés y por curiosidad ese día esperé a ver si pasabas por esa calle a tu casa, y la sorpresa fue mía cuando sí lo hiciste y entraste a tres casas de la mía. Dejé de estar enojado con mis padres.
La cuarta y más dolorosa fue cuando te busqué por el colegio porque por fin estaba decidido a hablarte, nada me lo impediría excepto que cuando entré a buscarte en tu salón vi los labios de Jeongin posarse sobre los tuyos, mi cobardía y mi corazón roto me gritaron "Vete" y eso fue lo que hice, me fui corriendo y escapando de ese feo sentimiento. Después de eso traté de sacarte de mi cabeza pero ya sabes que no sirvió porque hasta el día de hoy te sigo pensando a cada instante.
