Kim Taehyung estudiante de arquitectura, sus habilidades especiales lo convirtieron en un luchador desde pequeño, su vida da un vuelco de 180° cuando conoce de una manera peculiar e inimaginable al prestigioso empresario Min Yoongi.
¿Qué sucederá...
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Intento ver a pesar de la oscuridad, mi habitación es toda negra y las cortinas están corridas haciéndola más oscura de lo que se puede.
Observo el reloj en la pared dándome cuenta que son las 7 de la mañana.
Mi mirada se posa en mi compañero mientras duerme tranquilamente con su carita de bebé, sus labios entre abiertos, apenas puedo ver su perfil por nuestra posición de cucharita pero se que es hermoso.
Esta con su espalda pegada a mi pecho, mi brazo lo usa como almohada mientras el otro está preso entre sus brazos aferrado a él al igual que sus piernas están enredadas entre las mías.
Nunca en mi vida pensé que dormir con alguien iba a ser tan satisfactorio o ¿es porque dormí con el?
Tal vez sea solo con él, tenerlo entre mis brazos dejando que estos sean el refugio de sus tristezas es simplemente perfecto, nunca me había sentido de esta manera.
Jamás había dormido con nadie, que sea mis amantes o mis parejas, jamás he dormido con nadie en mi cama, en mi casa, ni en ningún sitio.
Vuelve a removerse agarrando con fuerza mis brazos haciéndome pegar más a él.
Hasta que lo siento.
Mi miembro está duro por la ereccion mañanera.
Mierda.
Intento apartarme pero no me deja, suelta un quejido sosteniéndome con fuerza mientras sus redondas nalgas se posan en ese lugar específico.
— Buenos días niño bonito.
Se remueve con más fuerza mientras se despierta, agarro su cadera dejándolo inmóvil y muerdo mi labio reteniendo un jadeo por la fricción que genera el que estire su cuerpo al intentar despertar.
Vuelve a removerse y se queda estático, al darse cuenta de mi pequeño problema.
Bueno, pequeño no es.
Su cuerpo permanece tenso entre mis brazos.
— Lo siento — susurro en su oído viendo como se estremece por mi voz.
— Está bien — su voz se vuelve más grave y ronca al despertar.
— Quisiera seguir abrazándote — juego con sus manos mientras dejo besos en sus hombros — Pero no quiero incomodarte.
— No me incomodas.
Reprimo un jadeo cuando se mueve más fuerte, sus nalgas hacen una exquisita fricción en mi miembro dejando que estas lo abarquen por completo.
Quisiera verle la cara.
Me aparto de él y me coloco encima de su cuerpo, sosteniendo mi peso con mis manos, abre sus piernas dejándome ingresar.
