X. Gato escaldado, del agua fría huye

252 17 9
                                    

—. Fua... así que eso fue lo que pasó...

Hiroto asintió ante la oración de Kazemaru, aun limpiándose los moquitos con los pañuelos descartables que siempre llevaba en la cajonera de su escritorio en caso de emergencias, tal y como le había aconsejado Midorikawa. E inmediatamente, tras recordar a Midorikawa, pequeñas lágrimas volvieron a brotar y se enterró en el tissue a tiempo que Fubuki le acariciaba la espalda en un gesto consolante.

Siempre había sido extremadamente sensible cuando se trataba de su... ex novio.

—. No lo entiendo—. Habló cuando logró volver a calmarse —. Cómo puede ser que ayer estábamos bien, nos besábamos y él me daba de comer con tanto cariño y ahora... se fue... se fue para siempre...

—. No saques conclusiones apuradas. Volverá, siempre vuelven—. Fubuki no podía escucharse más convencido, pero Hiroto ya se había ahogado en pesimismo y no había manera de que el salvavidas emboque.

—. No conoces a Ryuuji como lo conozco yo—. Tiraba el pañuelo ya usado a cualquier parte, ya nada le importaba. Eso sí, agarró otro—. No creo que vuelva...

—. Te ahogas en un vaso con agua—. Empezó Kazemaru para de inmediato llevarse una mano a la boca.

—. ¡Ryuuji solía decir eso! —. Y ocultaba su rostro en su pañuelo, no consciente de lo mal que miraba Shirou al corredor.

—. Bueno, bueno...—. Se desesperaba Fubuki, aun acariciándole la espalda.

Cuando llegaron, se encontraron al importante director de Corporaciones Kira llorando en uno de los sofás blancos de su propia oficina, de manera bastante desconsolada si se me permite agregar. Estuvo así bastante rato hasta que más o menos dio un resumen de que se había peleado con su secretario y fue una pelea tan pero tan fuerte que realmente el otro no aguantó más y decidió romper. "Y se robó su coche" agregó el de Hokkaido cuando el pelirrojo terminó su relato, lo cual nos lleva al principio del capítulo.

—. Uno nunca termina por conocer a alguien, Hiroto, así que no sentencies que no volverá porque realmente ni vos entendes por qué se fue. A lo mejor ni estaba pensando al momento de agarrar tu auto y pisar el acelerador, y es que solías decir que cuando llegaba a cierto pico de estrés realmente Midorikawa es bastante impulsivo, ¿No? Solo lo hizo por el calor del momento.

—. Te equivocas, Fubuki. Te equivocas mal.

—. ¿Cómo?

—. Ryuuji sí tenía motivos para dejarme. Fallé como novio, como amigo, como todo—. Se tomó la cabeza y fue encorvándose hasta finalmente terminar viéndose el calzado—. Soy un fracaso, soy de lo peor, ¿Cómo pude fallar en hacer feliz a la persona que más quiero? ¡No logré entenderlo! ¡Realmente no me moleste en intentar entenderlo y como consecuencia me abandonó!

—. ¡Pero Hiroto, cálmate! ¡Cálmate y enderézate! Fubuki, tráele algo de agua, afuera hay un dispenser —. Ordenó Kazemaru, obligándolo a su amigo a ponerse derecho en el sillón, concentrándose en él en lo que Shirou traía el vasito con agua—. ¿Qué es lo que había que entender?

—. ¡Muchas cosas, tantas que-!

—. Calma... calma... eso es, ahora de nuevo, ¿Qué es lo que había que entender?

Hiroto respiró fuerte y agradeció el agua que Fubuki le había acercado—... que realmente ignoré muchas cosas, y que no estábamos en la misma página por más que me quise convencer de lo contrario. Veía su comportamiento corporal que no cuadraba con lo que salía con su boca y me terminaba confundiendo, así que me quedaba con lo que creía era lo mejor, y eso es cuando estaba de acuerdo conmigo. El solía decir que no me podía equivocar, que al final siempre terminaba teniendo la razón, y ya no sé...

Nadie te enseña a ser padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora