Capítulo 7

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D.O llamó esa noche y a pesar de que quería decirle que mi tiempo con Chanyeol no había sido todo cachorros y arco iris, mentí. Le dije que él era genial. Él se había ganado sus llaves. De lo contrario, el podría hacerlo que me llevara a otra excursión.
Casi me sentí mal por mentir cuando el sonó tan feliz.
La siguiente semana pasó. Tuve una cantidad de tiempo interminable para temer el hecho que sólo faltaba una semana y media para el comienzo de la escuela. D.O no había regresado de visitar a sus familiares todavía o lo que fuera que él estaba haciendo. Dejándome totalmente solo y aburrido, haciendo que me reencontrara con el Internet íntimamente.
Era sábado por la tarde temprano cuando Chanyeol, inesperadamente, apareció en la puerta de mi casa, con sus manos metidas en los bolsillos de sus jeans. De espaldas a mí, inclinó la cabeza hacia atrás mientras miraba fijamente el cielo azul despejado. Unas pocas estrellas comenzaban a aparecer, pero el sol no se iba a ocultar realmente hasta dentro de otro par de horas.
Sorprendido de verlo, caminé hacia fuera. Su cabeza bajo tan rápido que pensé que le iba a dar un tiron muscular. —¿Qué haces? —Le pregunté.
Sus cejas se arquearon. Pasaron varios segundos y luego su labio se curvó en una esquina. Aclaró su garganta. —Me gusta mirar el cielo. Hay algo con él. —Volvió su mirada al cielo—. Es interminable, ya sabes. — Chanyeol casi sonaba profundo.
—¿Algún tipo loco va a salir corriendo de tu casa y gritarte por hablar conmigo?
—No en este momento, pero siempre hay un después.
Yo no estaba seguro de si él estaba hablando en serio o no. —Estoy bien sin el “después”.

—Sí. ¿Ocupado?
—Además de jugar con mi blog, no.
—¿Tienes un blog? —Se puso frente a mí, apoyándose contra el poste. La burla invadía sus facciones.
Dijo blog como si fuese un hábito dañino. —Sí, tengo un blog.
—¿Cuál es el nombre de tu blog?
—No te incumbe —dije, sonriendo dulcemente.
—Un nombre interesante. —Respondió a mi sonrisa con una media sonrisa—. Así que, ¿Sobre qué es tu blog? ¿Jardinería? ¿Rompecabezas? ¿Estar sólo?
—Ja. Ja, sabiondo. —Suspiré—. Hago reseñas de libros.
—¿Te pagan por ello?
Solté una carcajada por ese. —No. Para nada.
Chanyeol parecía confundido —Entonces, ¿Haces reseñas sobre libros y no te pagan si alguien compra un libro basado en tu opinión?
—Yo no hago reseñas para que me paguen ni nada. —Aunque eso sería dulce, lo cual me recordó que necesitaba obtener una tarjeta de la biblioteca—. Lo hago porque me gusta. Me encanta leer y me gusta hablar de libros.
—¿Qué tipo de libros lees?
—De todos los diferentes tipos. —Me recargué contra el poste enfrente de él, estiré mi cuello para encontrar su mirada—. Principalmente prefiero las cosas paranormales.
—¿Vampiros y hombres lobo?
Hombre, ¿Cuántas preguntas podría hacer? —Sí.
—¿Fantasmas y extraterrestres?
—Las historias de fantasmas están bien, pero no sé sobre extraterrestres. ET, realmente no me gustan, ni a mí ni a muchos de los lectores.
Arqueó una sola ceja. —¿Qué te gusta?
—No las criaturas verdes y babosas del espacio —Respondí—. De todas formas, disfruto también novelas gráficas, cosas de historia…
—¿Lees novelas gráficas? —Su tono se tiño de incredulidad—-. ¿En serio?

Asentí. —Sí, ¿Y qué? ¿Hay algo de malo en eso Yeol?
Él me miró durante un largo momento, entonces apuntó con su barbilla hacia los bosques. —¿Quieres ir a una dar caminata?
—Uh, sabes que no soy bueno con todas esas cosas del senderismo.
—le recordé.
Una sonrisa apareció. Ruda. Sexy. —No te voy a llevar a escalar. Sólo a un pequeño e inofensivo sendero. Estoy seguro de que puedes con eso.
—¿D.O no te dijo dónde estaban tus llaves? —Le pregunté, desconfiado.
—Sí, lo hizo.
—Entonces, ¿Por qué estás aquí?
Chanyeol suspiró. —No tengo una razón. Pensé que sólo podría pasar por aquí, pero si vas a cuestionar todo, entonces puedes olvidarlo.
Lo vi bajar los escalones mientras me mordía los labios. Esto era una locura. Había estado muriéndome de aburrimiento durante días. Rodé mis ojos, y lo llamé: —Bien, hagámoslo.
—¿Estás seguro?
Dije que sí, con una cantidad considerable de agitación. —¿Por qué vamos detrás de mi casa? —Pregunté cuando era evidente que me guiaba—. Las montañas Seneca Rocks queda en esa dirección. Pensaba que había más senderos comenzando allí. —Señalé hacía el frente de mi casa, donde las monstruosas puntas de las estructuras de piedra arenisca sobresalían por encima de todo.
—Sí, pero hay senderos aquí que llevan alrededor y es más rápido — explicó—. La mayoría de la gente aquí sabe que todos los caminos principales están abarrotados. Solía tener un montón de días aburridos, y encontré un par de senderos fuera del camino.
Hice una mueca. —¿Qué tan lejos del camino hablamos? Él rió. —No tanto.
—¿Entonces es un sendero pequeño? Apuesto que esto va a ser aburrido para ti.
—Cada vez que puedo salir y caminar es bueno. Además, no es como si fuéramos a caminar todo el camino al Smoke Hole. Es una caminata bastante larga desde aquí, así que no te preocupes, ¿Está bien?
—De acuerdo, guíame.

Nos detuvimos en la casa de Chanyeol para agarrar un par de botellas de agua y luego partimos. Caminamos en silencio durante unos minutos y luego él dijo: —Eres muy confiado, Baekkie.
—Deja de llamarme así. —Era un poco difícil seguir el ritmo de sus largas zancadas, por lo que camine a unos pasos detrás de él.
Me miró sobre su hombro sin perder el paso. —¿Nadie nunca te ha llamado así antes?
Esquivé un arbusto grande y espinoso. —Sí, las personas me llaman Baekkie todo el tiempo. Pero tú lo haces sonar tan…
Sus cejas se levantaron. —¿Sonar tan qué?
—No sé, como un insulto. —Redujo su velocidad, y ahora yo caminaba junto a él—. O algo sexualmente pervertido.
Giró su cabeza, riendo. El sonido puso mis músculos tensos.
—¿Por qué siempre te ríes de mí?
Sacudió su cabeza, sonriéndome. —No sé, simplemente porque me haces reír.
Pateé una roca pequeña. —Lo que sea. Así que, ¿Qué pasó con ese tipo Suho? Actuó como si me odiara o algo.
—No te odia. Sólo no confía en ti. —Murmuró las últimas palabras.
Negué con mi cabeza, desconcertado. —¿Confiar en mí qué? ¿Tu virtud?
Soltó una gran carcajada, y le tomó unos segundos responder. —Sí. Él no es un fan de los chicos guapos que se sienten atraídos por mí.
—¿Qué? —Tropecé con una raíz expuesta. Chanyeol me atrapó fácilmente, devolviéndome sobre mis pies en un instante. El breve contacto tenía a mi piel hormigueando a través de la ropa. Sus manos permanecieron en mi cintura apenas unos segundos antes de que las retirara—. Es broma, ¿Verdad?
—¿Qué parte? —preguntó.
—¡Todo eso!
—Vamos. Por favor, no me digas que no crees que eres atractivo — Considero mi silencio—. ¿Ningún hombre te ha dicho alguna vez que eres guapo?
No era la primera persona que me decía algo agradable, pero supongo que nunca me había importado antes. Mis novios anteriores me dijeron que era bonito, pero nunca pensé que eso fuera una razón para que no le gustara a alguien. Desvíe mi mirada y me encogí de hombros. — Por supuesto.
—¿O…Tal vez no eres consciente de ello?
Me volví a encoger de hombros mientras centraba mi atención en los troncos de árboles, a punto de cambiar de tema y negar la otra parte de su declaración. Definitivamente me sentía atraído por este chico arrogante.
—¿Sabes lo que siempre he creído? —dijo suavemente.
Todavía estábamos parados en la ruta, sólo los sonidos de algunas aves hacían eco a nuestro alrededor. Mi voz se alejó en una tenue brisa. — No.
—Siempre he encontrado que las personas más bellas, realmente bellas por dentro y por fuera, son las que en silencio desconocen su efecto.
—Sus ojos buscaron los míos atentamente, y por un momento nos paramos allí, frente a frente—. ¿Por qué si eres bello debes pasártelo presumiéndolo? Su belleza sólo es pasajera. Es sólo una cáscara ocultando nada, excepto las sombras y el vacío.
Hice la cosa más inapropiada posible. Me reí. —Lo siento, pero fue la cosa más reflexiva que jamás te había oído decir. ¿Qué nave extraterrestre se llevó al Chanyeol que conozco, y puedo pedirles que se lo queden?
Frunció el ceño. —Estaba siendo honesto.
—Lo sé, pero es que fue realmente… impresionante. —Y aquí estaba yo, arruinando probablemente lo más bonito que nunca me dirían.
Se encogió de hombros y comenzó a conducirme por el sendero nuevamente. —No vamos demasiado lejos —dijo después de unos minutos—. Así que ¿Te interesa la historia?
—Sí, sé que me hace un nerd. —También estaba agradecido por el cambio de tema.
Sus labios curvaron. —¿Sabías que esta tierra fue una vez recorrida por los indios Seneca?
Di un respingo. —Dime por favor que no caminamos sobre cementerios.
—Bueno… Estoy seguro de que hay cementerios por aquí en algún lugar. Aunque ellos sólo viajaron por esta área, no sé si alguien haya muerto en este preciso lugar y…
—Chanyeol, no necesito conocer esa parte. —Le di un suave empujón en el brazo.

Tenía esa mirada extraña nuevamente y sacudió su cabeza. —Está bien, te cuento la historia y dejo algunos de los más escalofriantes pero hechos naturales fuera.
Una rama larga se extendía a través del sendero, y Chanyeol la levanto para que yo pasara debajo de ella, mi hombro rosó contra su pecho cuando pasé antes de que dejara caer la rama y tomó la delantera nuevamente. —¿Qué historia?
—Ya verás. Ahora presta atención… Hace tiempo, esta tierra estaba formada por bosques y colinas, que no es muy diferente a hoy en día, con la excepción de algunos pueblos pequeños. —Su dedo se desplazó sobre las ramas colgantes más bajas mientras caminamos, empujando a las más bajas a un lado para mí—. Pero imagina este lugar, tan escasamente poblado, que podría tomar días, incluso semanas, antes de llegar a tu vecino más cercano.
Temblé. —Eso parece tan solitario.
—Pero tienes que entender que esa era la forma de vida de cientos de años atrás. Los agricultores y los hombres de las montañas vivían a unas cuantas millas de distancia uno de otro, pero la distancia era recorrida a pie o a caballo. No suele ser la forma más segura de viajar.
—Puedo imaginarlo —respondí suavemente.
—La tribu de los indios Seneca viajó a través de la parte del este de los Estados Unidos, y en algún momento, pasaron por este camino, hacia las Rocas Seneca. —Su mirada se reunió con la mía—. ¿Sabías que este pequeñísimo camino detrás de tu casa lleva a la base de ellas?
—No. Siempre parecen estar tan lejos en a la distancia que nunca pensé de que pudieran estar tan cerca.
—Si sigues por este camino un par de kilómetros más te encontraras en la base. Es una zona bastante rocosa, de la cual incluso los más experimentados escaladores permanecen alejados. Veras, las Rocas Seneca están distribuidas desde el condado de Pendleton hasta el de Grant, el punto más alto es Spruce Knob y una formación cerca de Seneca, llamada Rocas Champe. Ahora, es algo difícil llegar a ellas, ya que generalmente involucra invadir la propiedad de alguien, pero puede valer la pena si logras escalar más allá de novecientos pies de altura — terminó con nostalgia.
—Suena divertido. —No. No pude evitar el sarcasmo de mi voz, por lo que ofrecí una sonrisa angustiada. No quería estropear el estado de ánimo. Esta era probablemente la conversación más larga que Chanyeol y yo habíamos tenido sin algún comentario que le hiciera ganarse el dedo.

—Lo es si no tienes miedo de caerte. —Se rió de mi expresión—. De todas formas, las Rocas Seneca están hechas de cuarcita, que es parte arenisca. Por eso a veces tiene un tinte rosado en ellas. La cuarcita es considerada un cuarzo beta. Las personas que creen en… poderes sobrenaturales o poderes de… la naturaleza, como muchas tribus lo hicieron en su tiempo, creen que cualquier forma de cuarzo beta permite que la energía pueda ser almacenada y transformada, incluso manipulada. Puede manejar la electricidad y otras cosas extrañas—cosas ocultas.
—De acuerdo. —Me lanzó una mirada severa, así que decidí no interrumpir más.
—Posiblemente el cuarzo beta atrajo a la tribu Seneca a esta área. Nadie sabe, ya que no eran nativos de West Virginia. Nadie sabe cuánto tiempo acamparon aquí, si fue por comerció o por guerra. —Se detuvo durante unos instantes, observando el terreno, como si pudiera ver allí sombras del pasado—. Pero tienen una leyenda muy romántica.
—¿Romántica? —Pregunté mientras él me llevó alrededor de un pequeño arroyo. No podía imaginar nada romántico acerca de algo que se eleva a novecientos pies de altura.
—Veras, había una bella Princesa India llamada Snowbird, quien había pedido a siete de los guerreros más fuertes de la tribu que demostraran su amor haciendo algo que sólo ella había sido capaz de hacer. Muchos hombres querían estar con ella por su belleza y su rango. Pero ella quería a un igual.
—Cuando llegó el día para que eligiera a su marido, ella impuso un reto, de esta manera sólo el más valiente y más dedicado guerrero ganaría su mano. Pidió a sus pretendientes que escalaran la roca más alta con ella —Continuó suavemente, caminando más lento, así que ahora íbamos caminando lado a lado en el estrecho camino—. Todos comenzaron, pero cuando se hizo más difícil, tres regresaron. Un cuarto se desalentó y un quinto se encogió en agotamiento. Sólo permanecieron dos, y la hermosa Snowbird se mantuvo a la cabeza. Finalmente, alcanzó el punto más alto y se giró para ver quién era el más valiente y más fuerte de todos los guerreros. Sólo uno quedaba a unos metros detrás de ella y mientras ella observaba, él comenzó a caer.
Rápidamente fui atrapada en la leyenda. La idea de hacer que siete hombres lucharan y se enfrentan posiblemente a la muerte para ganar tu mano era inimaginable para mí.
—Snowbird se detuvo sólo por un segundo, pensando que este valiente guerrero obviamente era el más fuerte, pero no era su igual.

Podría salvarlo o podría dejarlo caer. Era valiente, pero aún tenía que alcanzar el punto más alto como ella lo había hecho.
—¿Pero él estaba justo detrás de ella? ¿Cómo podría simplemente dejarlo caer? —Decidí que esta historia apestaría si Snowbird dejaba caer al chico.
—¿Qué harías tú? —preguntó curiosamente.
—No es que alguna vez le pediría a un grupo de hombres que demostraran su amor haciendo algo increíblemente estúpido y peligroso como eso, pero si alguna vez me encontrara en esa situación, algo improbable…
—¿Baek?— Reprendió.
—Llegaría a donde él esta y lo salvaría, por supuesto. Yo no podía dejarlo caer hasta su muerte.
—Pero él no se probó a sí mismo.
—Eso no importa —defendí—. ¿Él estaba justo detrás de ella y que tan hermosa realmente podrías ser si dejas un hombre caer a su muerte sólo porque él se resbalo? ¿Cómo podría incluso ser capaz de amar o ser digno de él, de hecho, si dejas que eso suceda?
Él asintió. —Bueno, Snowbird pensaba como tú.
Aliviado, sonreí. Si ella no lo hubiera hecho, esta habría sido una historia de romance bastante mala. —Bien.
—Snowbird decidió que el Guerrero era su igual, y con eso su decisión había sido tomada. Ella agarró al hombre antes de que él pudiera caer. El jefe los encontró y quedó muy satisfecho con la elección que su hija había hecho. Concedió su matrimonio e hizo al guerrero su sucesor.
—¿Así que es por eso que las rocas se llaman Rocas Seneca?
¿Después de los Indios y Snowbird?
Él asintió. —Eso es lo que dice la leyenda.
—Es una bonita historia, pero creo que todo eso de escalar varios cientos de metros para probar tu amor es un poco excesivo.
Sonrió. —Estoy acuerdo contigo en eso.
—Así lo espero o te encontraras jugando con coches en una autopista interestatal para demostrar tu amor en la actualidad. —Quería morder mi lengua el minuto que salieron las palabras de mi boca. Espero que él no creyera que significaba por mí.
Me miró fijamente. —No preveo que ocurra.

—¿Puedes llegar a donde los indios subieron desde aquí?—Pregunté curiosamente.
Él sacudió su cabeza. —Se podría llegar al cañón, pero eso sería senderismo. No es algo que sugeriría que hicieras tu solo.
Me reí ante la idea. —Sí, no creo que tengas que preocuparte por eso. Me pregunto por qué los indios vinieron aquí. ¿Buscaban algo? — Caminé alrededor de una gran roca—. Es difícil creer que un montón de rocas les trajo aquí.
—Nunca se sabe. —Sus labios se fruncieron y él estuvo callando por un momento antes de hablar de nuevo—. La gente tiende a mirar las creencias del pasado como primitivas y poco inteligentes, sin embargo, estamos viendo más verdad en el pasado cada día.
Lo miré, intentando descifrar si él estaba hablando en serio. Sonaba mucho más maduro que cualquier chico de nuestra edad. —¿Qué fue lo que hizo que las rocas fueran importantes nuevo?
Él me miró. —Es el tipo de roca… —Sus ojos se ampliaron repentinamente—. Baek…
—Deja de llamarme…
—Silencio —Siseó, con su mirada fija sobre mi hombro. Colocó su mano sobre mi brazo—. Prométeme que no enloquecerás.
—¿Por qué enloquecería? —Susurré.
Atrayéndome hacia él, pillándome desprevenido. Puse mis manos sobre su pecho para evitar que me cayera. Su pecho parecía… producir un zumbido bajo mis manos. —¿Alguna vez has visto un oso?
El temor a travesó mi calma e incrementó. —¿Qué? ¿Hay un oso…?
—Salí de su alcance y miré a mi alrededor.
Ah, sí, había un oso. A no más de quince metros de nosotros, un oso grande, negro y peludo, inhalaba el aire con su largo hocico bigotudo. Sus orejas se crispaban al sonido de nuestra respiración. Por un momento estuve algo aturdido. Nunca había visto un oso, no en la vida real. Había algo majestuoso acerca de la criatura. La forma en que sus músculos se movían bajo el pesado abrigo de pieles, cómo sus ojos oscuros nos observaban tan atentamente mientras lo veíamos.
El animal se acercó, dando pasos bajo los rayos de luz que pasaban entre las ramas. La piel cambió a un brillante negro en la luz del sol.
—No corras —susurró.
Como si pudiera siquiera moverme si lo deseaba.

El oso hizo un sonido mitad ladrido, mitad gruñido mientras se levanta sobre sus patas traseras, alcanzando por lo menos casi los 2 metros de altura. El sonido siguiente fue un rugido el cual juro que envió escalofríos a través de mí. Esto no era bueno en absoluto. Chanyeol comenzó a gritar y agitar sus brazos, pero eso no perturbó al oso. El animal se colocó en cuatro patas, sacudiendo sus enormes hombros. El oso se apresuró hacia nosotros.
Incapaz de respirar a través la bola de miedo que me asfixiaba, cerré mis ojos con fuerza. Ser comido vivo por un oso estaba tan mal. Escuché a Chanyeol maldecir y aunque mis ojos estaban cerrados, un flash de luz cegadora atravesó mis delgados párpados. Hubo una explosión acompañada de calor que sopló mi cabello hacía atrás. Y luego volvió el flash, pero la oscuridad lo siguió esta vez, tragándome por completo

Obsidiana- [ChanBaek] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora