Parte uno.

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Allí estaba el alto pelinegro de dieciocho años, atónito ante lo que decía el australiano. Frunció levemente el ceño, Sunghoon no entendía a qué se refería Jake.

—Las personas no se pueden comprar, Park Sunghoon-ssi —repitió el castaño de casi diecinueve cruzándose de brazos.

—¿A qué te refieres? ¡Todo se puede comprar! —exclamó el menor—. Si le pido a mi papá que te compre, él me hará caso.

Jake soltó una risa soplada, intentaba tomar lo que decía el pelinegro como una simple broma.

—No puedes comprar personas —repitió el de menor estatura cruzando sus piernas mientras que desconectaba su teléfono del cargador a un lado de la silla en la que estaba sentado.

Sunghoon seguía con la mirada encima del mayor, se ubicó en la silla junto a él y esperó a que Jake terminara lo que hacía para retomar su atención. Mas no fue así, porque Jake se distrajo con su celular en vez de escuchar al chico.

—Le pediré a mi papá que te compre —expresó una vez más Sunghoon en busca de recuperar su atención.

Jake optó por prestarle un poco de su preciado tiempo, apagando la pantalla de su celular y guardando el aparato en su bolso.

—Tienes que estar bromeando —le dijo.

No había una pisca de gracia en las expresiones faciales de Park. Era más bien como si estuviese demasiado atento a cada cosa que hacía o decía Jake.

—No lo estoy haciendo —contestó el pelinegro—. Mi hermano mayor, Jimin, compró a un chico por diez meses y estuvieron juntos todo ese tiempo.

—¿Qué? —preguntó Jake sin querer creer lo que el más alto le contaba.

—Te puedo comprar —repitió Sunghoon—. Si te compro por diez meses serían trecientos mil wons, aunque claro, si quieres más dinero puedo dártelo. Además, no quiero alquilarte por diez meses, quiero comprarte —expuso el pelinegro de piel blanquecina.

—No quiero dinero, Sunghoon-ssi —expresó Jake en un tono de voz bajo pero audible—. ¿Cómo es que le puedes poner precio a una persona? Estás loco —le dijo.

—¿No quieres dinero? —preguntó el chico coreano atónito.

En sus quince años de vida, Sunghoon nunca había escuchado algo así salir de la boca de alguien. ¿Había oído mal? ¿Jake decía que no quería dinero? Los padres de Park le habían enseñado, o más bien, Sunghoon había aprendido, que si tienes dinero y poder puedes conseguir todo lo que quieras. Su padre le ofrecía dinero a todos para conseguir cualquier cosa y con el pasar del tiempo el menor también había aprendido que mientras tuviera dinero obtendría lo que quisiera.

Pero nunca le habían hablado del amor, para él todo tenía etiquetas y el amor estaba a la venta. Quería comprar el corazón de Jake, y claro, su hermano mayor le había enseñado que los corazones también se podían comprar. ¿Por qué Jake se negaba a que comprara su corazón si estaba ofreciendo una generosa cantidad de dinero? Sunghoon no entendía. Si los corazones están a la venta, y el amor también, ¿Por qué Jake no lo estaba?

—No, no quiero dinero. Es inmoral ponerles precio a los seres humanos, ¿Quién te dijo que eso se podía? —inquirió el australiano.

—Todo tiene precio, todo se puede comprar —refutó Sunghoon sin contestar su pregunta—. Los corazones están a la venta, el amor está a la venta, ¿Por qué tú no lo estarías?

—Te equivocas, Park Sunghoon —le dijo Jake cruzándose de brazos nuevamente. Al parecer Sunghoon de veras planeaba comprarlo—. Yo no estoy a la venta, deja de decir cosas sin sentido.

—Pero todo está a la venta-

Sunghoon no alcanzó a terminar la oración debido a que en ese instante apareció Yuna, la hermana menor de Jake, dando saltos en su lugar como si le hubiesen dado la noticia más emocionante del mundo.

—¡Nos quedaremos en Corea una semana más, Jakkie! ¿No te parece emocionante? —exclamaba la muchacha de cabellos rubios teñidos.

—¿Qué? ¿Por qué? —preguntó el australiano siguiendo a la chica con la mirada. Yuna saltaba por los pasillos de la empresa de un lado a otro.

—Papá dijo que tendrá que ir a Busan mañana junto al señor Park para hacer unos negocios, entonces nos quedaremos en Seúl con mamá hasta que él vuelva —explicó deteniéndose—. Los paisajes de Seúl son hermosos, podemos ir a pasear al río Han..., o ir a ver la torre Namsan..., ¡Incluso tendríamos tiempo para visitar el Lotte World, sería fantástico! —exclamó la chica.

Jake se limitó a asentir mientras que su hermana seguía explicando algunas cosas sobre el convenio que harían la empresa de su padre y la de Sunghoon. No prestó mucha atención a lo que decía, pero dentro de lo que escuchó se enteró de que se quedarían a dormir en la mansión de la familia Park. Si bien los pocos momentos que había pasado con Sunghoon lo había soportado, no creía aguantar al chico preguntándole su precio por una semana entera; deseaba regresar a Australia lo más pronto posible.

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N/A: ¿Qué tal? Soy Seokie y este proyecto decidí hacerlo por la temporada JakeHoon; inicia hoy, 14 de Noviembre (En Corea ya es el cumple de Jake, así que Happy birthday, Jakey!) y finalizará el 8 de diciembre (en el cumple de nuestro Ice Prince).
Espero que les esté gustando <3.

Not For Sale [JakeHoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora