| Seis |

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–Te voy a echar muchísimo de menos- me abraza mi madre como despedida.

–Y yo a ti, mamá.

–No te portes mal, y no le des mucho trabajo al pobre Enzo.

Ruedo los ojos, separándome de ella.

–Tranquila, tu hija será muy buena- Enzo me guiña un ojo.

Oh, créeme que no.

–Un placer haberte conocido, Nix- Chris me da un corto abrazo.

–Lo mismo digo- sonrió – enviadme mensajes todos los días- ordeno a ambos.

–Pasajeros del vuelo con destino a Singapur: quedan cinco minutos.

–En cuanto llegue te llamo- avisa mi madre cogiendo las maletas.

Asiento. Le voy a echar de menos.

–Cuidaos- dice Chris alejándose con mi madre.

Les mando un beso y ambos sonríen.

Suspiro y de inmediato me pongo nerviosa.

Oh, joder.

Voy a vivir con Enzo.

Poco a poco mis ojos pasan a mi hermanastro y este, se encuentra mirándome con una sonrisa pícara.

–¿Preparada, nena?

Trago duramente saliva y asiento.

Aquí vamos.

(...)

–Bienvenida a casa.

Miro a mi alrededor y lo que veo me deja bastante sorprendida: es muy bonto.

Todo es de un tono minimalista y le da un toque maduro a la casa.

–Es bonita- digo sin más. No quiero que se le suba mucho.

–¿Te la enseño?- pregunta –la casa digo- aclara con una sonrisa pícara.

Mis mejillas se calientan y inmediatamente carraspeo –Ya lo sabía. Enséñamela. –Digo- la casa quiero decir.

Suelta una carcajada y me guía por su apartamento. Me enseña el salón, la cocina, los baños... todo es bastante increíble.

–Esta es mi habitación- dice abriendo la puerta de ella.

Madre mía que bonita. Tengo que obligarme a no abrir la boca ante lo bonita que es.

–¿Y la mía?- pregunto.

Una de las esquinas de la boca de Enzo se alza:- No hay más.

Frunzo el ceño -¿y yo donde duermo? No pienso dormir aquí, Enzo.

–Dormirás en un colchón que colocaré en el suelo.

Suspiro un poco aliviada.

Mi hermanastro-profesor da un paso hacia mí.

–¿Te pensabas que íbamos a dormir juntos, dulzura? Sí, ya sé que casi nos besamos pero... -chasquea la lengua- fue un momento de calentura. No te lo tomes enserio. Soy tu profesor.

Si la miradas matasen, os juro que ahora mismo Enzo estaría a cincuenta metros bajo tierra. ¿Quién se cree que es? Me saca de mis casillas.

–Tranquilo, antes muerta- le sonrió falsamente –bájate de esa nube en la que estas, que tampoco eres para tanto, Enzo.

Después de decir esto, mi hermanastro suelta una carcajada y sale de la habitación.

Respiro profundamente para relajarme y no ir y atravesarle la tráquea con una navaja.

(...)

He tratado más de una hora en deshacer mi maleta y ordenarme un poco. Odio esto.

Según mis cálculos, a mi madre le quedarán más de diez horas para llegar.

Yo sinceramente no aguantaría tantas horas en avión, básicamente porque les tengo pánico. No me gusta nada volar

–¿Te gusta la comida mexicana?- Enzo pregunta entrando a la habitación.

Al escuchar sus palabras mi estómago ruge hambriento así que, asiento.

–Pues he pedido, en nada la traerán así que, ven a la cocina- manda mi jodido hermanastro.

Salgo tras él de la habitación y vamos hacia la cocina.

–¿Qué has pedido?- pregunto sentándome en un taburete.

-Tacos.

Joder, que bueno.

El timbre de la casa suena mi estómago ruge de nuevo sabiendo que será la comida que ha pedido.

Enzo a hacia la puerta y, cuando vuelve, trae mis queridos tacos.

Prácticamente los devoro en cinco minutos.

Los tacos son mi debilidad.

–Joder, si que tienes hambre- exclama Enzo en frente mío.

Ruedo los ojos y doy el último mordisco al taco.

CAPÍTULO SEXTO RESUBIDO :)

Mañana intentaré resubir otros dos.

Cualquier cosa a mi instagram: @lidiasstorm.

Os mando muchísimo amor.

–Lidia.

¿Mi hermanastro? Mi profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora