𝐆𝐄𝐓 𝐀 𝐒𝐄𝐂𝐑𝐄𝐓 -'' ᴹⁱⁿˢᵘⁿᵍ''

f o u r

[ días antes ]

La calle se encontraba oscura, con tan solo la luz de la luna iluminando el asfalto y los bichos que se encontraban aplastados gracias a los autos, el intimidante muchacho caminando con su capucha puesta tarareaba una linda canción que había escuchado en el camino mientras que su voz retumbaba por las paredes de los edificios. Se le veía muy pacifico y tranquilo a comparación del lugar donde se dirigía a tratar un asunto del cual estaba acostumbrado.

Llegó al bar propenso a cerrar debido a las quejas de los vecinos, especialmente padres, al parecer no era de su agrado tener un lugar con temática de strip club frente a las ventanas de las habitaciones de sus hijos, las demandas al dueño aumentaban y en cualquier momento se iba a ver obligado a clausurar su establecimiento.

Las luces coloridas del lugar junto al asqueante olor de personas sudorosas podían llegar a marear a cualquiera que no estuviera acostumbrado a ese tipo de lugares, para nuestra suerte Lee Minho era alguien recurrente a sitios no muy aptos a menores, no por lo que piensan, si él tuviera alguna necesidad que involucrara su pene no necesitaría ir a pagarle a alguien, su pura belleza y personalidad lograba atraer una gran cantidad de personas que se morirían por estar con él o al menos tener un poco de contacto con aquel soberbio dios griego, Lee era un muy gran cobrador de favores, en especial cualquiera que involucre amenazas, necesidad de causar temor o algún golpe no tan dañino. Sin saberlo, esa noche no solo iba a causar temor, las amenazas se iban a convertir en ilegalidad y aquellos golpes en sangre que quedaría incrustada en sus nudillos.

Localizando al ya nombrado dueño del lugar, éste encaminó a Lee escaleras arriba, donde se encontraría con un poderoso mafioso de corea.
Minho vio como uno de los trabajadores avisaba por su llegada, el anciano nunca se había levantado de su asiento tan rápidamente, al parecer la fama del apellido Lee seguía en pie.

-¡oigan, oigan! aquí está nuestro maravilloso muchacho! -rió fuerte y escandaloso con un habano en sus labios, exhalando el humo de sus pulmones con cierto placer, sus brazos se extendieron hacía Minho con orgullo y alegría al verlo, postrando las miradas de sus invitados en él.

-Ven, siéntate aquí -guió al serio chico hasta una mesa llena de gente tan peligrosamente conocida como si del mismo Al Capone se tratara, todas aquellas personas fumando y tomando Whisky escoces en sus elegantes atuendos miraban con detenimiento a Minho, analizando cada paso que hacía.

-Cuentame pequeño Lee ¿cómo has estado?

-Nada fuera de lo común señor, extrañamente -respondió con una pizca de gracia que lo caracterizaba mientras se deshacía de su abrigo dejándose ver con un traje negro que lucia fabuloso en él.

Un esplendido chico de pelo rizado caminó seductoramente hacía Lee Minho, ofreciéndole una copa de Ginebra y, si es posible, sus servicios.

El gran abuelo ricachón miró al joven de rizos con despreció
-¿Acaso eres un chiste muchacho? -la mirada de desaprobación fue tanta que contagio a los invitados, el joven con las orejas rojas se sintió avergonzado-. ¿Te atreves a servirle Ginebra a nuestro gran e importante muchacho? -palmeó la espalda del intimidante cumple favores-. ¿Ginebra? por dios! déjate de niñerías, más te vale estar aquí con una copa del mejor whisky antes de que a Lee le empiece a dar sed, ya no es un niño -demandó, apuntándo de una manera amenazante a lo que el joven sin pensarlo dos veces fue a buscar el trago tan rápido como pudo.

-En serio lamento eso chico -suspiró como si de la gran ofensa se tratara-. Como sea, hay tiempo, necesitamos ponernos al día -dijo alegremente.

Todos pasaron horas hablando y haciéndole preguntas a Minho, aún era temprano pero ya se habían terminado una botella de whisky e iban por la segunda, las risas inundaban el piso de arriba haciendo un entorno bastante agradable y fugaz, cómodo más bien.