El querido velo entre la vida y la muerte se encontraba tan rebosante como siempre. Aquella pequeña isla flotante en medio de un lindo cielo rosado con esponjosas nubes mantenía un lindo río en medio de este, que llevaba consigo el alma de todas las personas que estuvieran vivas en el mundo.
La tan querida y hermosa Vida, se encontraba sentada encima de sus propias piernas mientras sobaba su hermoso velo que le cubría parte de la cabeza. Este era de un tono blanco y bastante transparente, haciendo un perfecto contraste con su blanquecina piel bajo esta. El largo vestido que traía puesto cada vez se hacía más largo, sin fin alguno, debido a los lindos y pequeños animales que cosían y cosían sin parar, con una gran sonrisa en su rostro.
Sus ojos se encontraban cerrados, mientras tarareaba una suave canción que inundaba toda la diminuta isla circular en paz y armonía.
Pero entonces, una pequeña sombra al lado contrario del río se asomó por el único árbol que existía en ese lugar.
Era la Muerte.
Comenzó a dar pasos, acercándose hacia el río de la vida mientras que cenizas negras aparecían bajo sus pies.
—Veo que volviste. —pronunció la Vida sin quitar su sonrisa.
—Así es, querida.
Una linda risita se oyó por parte de la contraria, que al igual que la Muerte, se acercó al rio, quedando al borde de este y viendo pasar la vida de miles de personas en pequeños hilos que iban y venían sin parar.
La Muerte, dejó a un lado la gran guadaña hecha de madera en el palo y hueso en la parte filuda. La mitad de su rostro era tapado por la sucia y malgastada tela negra que era lo único que cubría su rostro dañado. Sus descalzos pies se regocijaron entre el pasto, dándole un cálida sensación de tranquilidad.
Volvió su vista hacia su querida, cruzando el río, mientras veía como esta con solo tocar el agua, decenas de miles de nuevos hilos aparecían, dando a entender que nuevos seres aparecían en el mundo.
Pero entonces su mirada se tornó triste, y la Muerte chasqueó los labios mirando en la dirección que miraba la contraria.
Hilos negros, malgastados y apunto de romperse.
Aquellos hilos eran el significado de que una vida estaba por terminar. No importaba la edad, ni las acciones que hubiese hecho, si le tocaba, le tocaba.
Así fuese incluso un bebé.
Una gota descendió por la mejilla de la Vida, la cual era secada por los lindos animales a su alrededor.
La muerte en cambio, no tenía a ni un animal a su alrededor. Solo había pasto, un poco más desgastado y amarillento que el de la contraria, el cual se encontraba verde durante tanto tiempo y lleno de vida.
—Muerte, ¿te puedo hacer una pregunta? —pronunció débilmente mientras comenzaba a cortar aquellos hilos con las yemas de sus dedos. No podía evitar soltar lágrimas al hacer aquello a pesar de haberlo hecho desde... siempre.
—Claro que sí, querida. ¿Cuál es tu pregunta? —la Muerte se reincorporó en su lugar, enderezando levemente su espalda y comenzando a prestar a tención a las siguientes palabras que saldrían de la contraria.
—¿Por qué la gente me odia... si yo soy la Vida? —preguntó con notoria tristeza en su tono de voz.
No era la primera vez que la Muerte escuchaba esa pregunta. Siempre la repetía cada vez que veía como la gente acaba con sus vidas propias. Pero siempre tenía la misma respuesta.
—Creo que... —tomó su guadaña y comenzó a cortar los hilos malgastados, apoyando a la Vida en su labor. Luego de aquello tendría que ir a tomar sus almas por si mismo.
Era un trabajo extenuante, claro que sí. Pero siempre que regresaba a casa, su querida Vida lo esperaba con una sonrisa lo cual le hacía levantarle todos los ánimos posibles.
—Mientras tú eres una hermosa mentira, yo soy una dolorosa verdad.
La Vida asintió ante su respuesta.
Le dolía ver como sus propios hijos se quitaban la vida, u otros eran asesinados por gente malvada.
Entonces, cuando sus yemas estuvieron a punto de cortar un último hilo, vio que a este no le ocurrió nada. Cosa que claramente le dejó bastante confundida.
Volvió a poner sus yemas sobre aquella vida que estaba apunto de perecer, pero por más que lo hacía esta no se cortaba.
Siguió el hilo, hasta cierto punto más atrás. Y entonces lo vio.
Otro hilo estaba tirando de él, haciéndole casi imposible que ella misma lo corte. Sonrió con alegría.
El amor. El amor era la única cosa que podía lograr algo como aquello. Evitar que una vida termine consigo misma.
Pero lo menos esperado ocurrió.
Aquellos dos hilos que estaban tirando uno del otro, se unieron, convirtiéndose en un hilo mucho más fuerte, pero a consecuencia de este, varios hilos a su alrededor comenzaron a cortarse.
Uno tras uno.
Vida tras vida.
Cada una comenzaba a llegar a su fin. Mientras que algunas solo se desgastaban, otras eran cortadas el tirón, saliendo del rio y llegando a las piernas de la Vida.
¿Quiénes eran aquellas dos personas que estaban acabando con la vida de los demás?
Un pequeño corto que quería hacer desde hace ya un tiempo. Y si se preguntaban si, tiene mucho que ver con la historia. Se viene lo interesante UwU
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Cold Feelings || [ Binwoo +18 ]
FanficLee Dongmin esta mal de la cabeza, solo que él no lo sabe. Afirma no sentir nada por los demás, mucho menos la empatía. Una aterradora sombra siempre lo persigue a donde sea que vaya. Y una misteriosa voz en su cabeza hace de él un martirio. "Siem...