Kim Seokjin es el estudiante perfecto, un modelo a seguir de último año y también el presidente del Concejo Estudiantil.
Por otro lado, Min Yoongi es solo el chico problemático del colegio, quién le propone un trato algo peculiar a cambio de mejora...
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—¿Sunbae? Min Yoongi, de segundo, otra vez está causando problemas.
Seokjin siente su ojo palpitar ante esas palabras. Se supone que debe estar organizando todo para el festival de primavera que será en menos de dos semanas pero en cambio está siendo arrastrado por uno de los vigilantes de pasillo (Soobin, de primer año, uno de sus hoobaes más leales del Comité Estudiantil) para ir a lidiar otra vez con el busca problemas del Instituto más difícil e incorregible de todos.
No es la primera vez que lo buscan a él para arrastrar a Min Yoongi de vuelta a sus clases, de hecho, la mitad de las veces tiene que salir de sus clases o reuniones de concejo para reprenderlo por algún incidente (como si no existiesen profesores, carajo).
Y aunque Min Yoongi es un caso difícil del que a veces disfruta de intentar disciplinar, en ese momento no quiere lidiar con él, está saturado con los preparativos del festival como para estresarse por un imbécil que se cree el chico malo de un libro juvenil.
Pero, de todas formas, no puede darse el lujo de ignorarlo.
Es el presidente del concejo estudiantil después de todo, Seokjin está obligado a tratar con este tipo de situaciones todos los días por el resto de su año escolar.
En serio, ¿por qué le hizo caso a Namjoon cuando éste dijo que sería buena idea que postulara para presidente estudiantil? Todos los días se lamenta por seguirle la corriente al torpe ese.
—¿Está donde siempre? —pregunta Seokjin, saliendo de sus pensamientos, mientras reprime un suspiro resignado.
Tiene que guardar la compostura ante su hoobae, Soobin le admira bastante (en serio, bastante, como si fuese una celebridad o algo así) y no puede comenzar a quejarse de su suerte o montar un berrinche frente a él, eso dañaría su imagen de hyung responsable y sunbae ejemplar.
—En la azotea del primer edificio, si —responde Soobin mientras juega nerviosamente con la banda amarilla que rodea su brazo, esa que lo distingue como vigilante de pasillo.
Seokjin simplemente asiente y le sonríe amablemente a su menor antes de emprender camino hacia las escaleras de emergencia que guían a la azotea. Durante el camino trata de mentalizarse para lidiar una vez más con Min Yoongi, sinceramente quiere resolver el asunto lo antes posible para volver a enfocarse en los preparativos del endemoniado festival que le tiene estresado desde hace como un mes.
Aunque por dentro sabe que Min no se la dejará fácil y que probablemente se enfrasquen en una discusión acalorada.
A veces ese tarado le hace desear renunciar. A veces es casi siempre.
Cuando divisa la puerta que da acceso a la azotea frena su andar un momento, cierra los ojos momentáneamente para tratar de alinear sus chakras o algo que le ayude a no caer en la demencia por culpa de Min Yoongi y, antes de abrir la puerta, acomoda su corbata en un gesto ansioso.
