Su beso era suave y lento. Nunca había besado a nadie, pero jamás imagine que fuese tan maravilloso. Bueno seguramente no lo fue, por que yo no sabía cómo debía hacerlo, pero él parecía ser un experto, no sé si eso era bueno o malo.
Cuando nos separamos, nos quedamos mirándonos a los ojos. No sabíamos como continuar, el estaba rojo, supongo que yo también. Estaba claro que el beso había sido impulsivo, porque ninguno de los dos sabía como reaccionar.
—Bueno, deberíamos ir a casa.—dije yo muy sonrojada.
—¿Te acompaño?—dijo él muy lindo.
Vino a mi casa y junto a Ana, recogimos el estropicio de aquella noche. Cuando vi entrar aquellos chicos por la puerta, pensé que esta noche sería un desastre. Pero fue la mejor noche de mi vida. O una de ellas.
A partir de aquel día, Marcos y yo visitábamos a menudo el vips por las noches, para comer tortitas. Mis días eran muy ocupados, tras las clases, cuidaba a mi hermana y por las tardes disfrutaba de la compañía de Ana, y la de Sofía muy a menudo. Pero aún así, tenía mucho que estudiar y cuando acababa mi día eran ya las 10 de la noche. Entonces era cuando cada dos o tres días, veía aparecer a el chico, caminando solo por la calle y llamando a mi timbre, por si quería acompañarlo.
Lo mejor de aquello, es que si yo estaba demasiado cansada, no me forzaba. Si le pedía que entrase en casa, el entraba. Si le pedía que se fuera, porque quería dormir, el se iba y si quería ir a por esas tortitas, una sonrisa de felicidad se le dibujaba en su cara perfecta y tras darme un beso corto, pero maravilloso, me llevaba hacía aquel Vips.
Yo me apoyaba en él y él en mi. Sabía que ambos estábamos rotos. Yo le contaba todo. Los ataques de mi madre, las quimios de mi hermana, las preocupaciones por Sofía y Ana. Pero él no me contaba su parte. Estaba segura de que guardaba algo. Decía frases como "estoy sufriendo por mi hermano" o como " mi padre es un capullo" pero cuando le preguntaba por qué, el no me respondía. Además siempre que le preguntaba por Teo, me cortaba, estaba segura de que le ocurría algo.
Unas semanas después de aquel beso, yo me encontraba en mi máximo estado de felicidad. Había superado lo de mi padre, mas o menos. Pero tenía dos amigas que me apoyaban, una de ellas viviendo en casa. Mi hermana parecía que respondía al tratamiento y mi madre controlaba sus ataques. Además, lo mejor de todo es que creía haber encontrado el amor, el amor por una persona, por Marcos. Lo que no pensé en ese momento es que primero debía encontrar el amor propio.
Ana ya llevaba con nosotros mas de un mes, pero un día recibió una llamada de su madre preguntándola cuando volvería. Al parecer la situación estaba mas estable. Su madre había comprado un piso para las dos, mientras su padre estaba intentando dejarlo por ella. Su padre de verdad intentaba no caer en la bebida, aquello era complicado para él, pero lo estaba consiguiendo.
Me alegre mucho al recibir aquella noticia, al fin alguien de mi alrededor podría empezar a ser feliz de verdad.
La despedida con Ana fue de nuevo muy emotiva.
—Ana... ¿vendrás a visitarme pronto?
—Claro que sí, Luchi. Y a ese novio tan guapo que te has echado.—Mi madre, que aún no sabía sobre mi noviazgo con Marcos, se quedó sorprendida, pero no quiso estropear ese momento.
—Ananás, tu también encontraras a alguien, ¿no viste como te miraron todos cuando fuimos al cine?
Ana se rió — ¿Qué dices? te miraban a ti, porque estabas coqueteando con Marcos el empleado.
El coche de la madre de Ana aparcó al lado nuestro y supimos que era el momento de despedirnos de nuevo.
—Adiós, te echaré de menos—dije con una lágrima recorriendo mi mejilla
—Y yo a ti.—Se acercó a mi y me dio un gran abrazo de despedida.
Nuestras madres intercambiaron unas cuantas palabras de apoyo y al final Ana tardó 30 min más en irse. Asique nuestra despedida se repitió una y otra vez.
—Adiós, te echaré de menos, pero a ver si te vas ya, que ya repetí esto 50 veces.—Dije yo
Ana se rió —Si, ya sabes como son nuestras madres, veinte minutos para despedirse.
—Si y eso que las mejores amigas aquí somos tu y yo.
Finalmente, ahora sí, Ana se metió en el coche y se alejó mirándome y moviendo la mano en señal de despedida.
En ese momento, recapitulé todo lo que había pasado en mi vida desde aquel día en el que mi padre falleció. No había sido todo malo, pero acababa de perder de nuevo a mi mejora amiga, no podría apoyarme en ella, y eso me dolía. Aún así esta vez no permitiría que volviese a pasar. No me iba a distanciar de ella.
Aquel día decidí llamar a Marcos para quedar, pero seguía trabajando en el cine. Me preguntaba si lo dejaría algún día, pero suponía que necesitaba el dinero. Entonces pensé que la única persona en la que podía apoyarme entonces era Sofía.
Sofía, había congeniado bien con Ana, se habían hecho amigas y eso me hacía feliz. Pero yo aquel día estaba destrozada y Sofía quería quedar con nuestros amigos de clase, que iban a hacer una reunión, pero yo ya tenía experiencia en como acababa aquello.
—Venga, tía. Vamos nos pillamos un pedo, no demasiado no te preocupes y volvemos antes que tu madre.
—No, hoy no me apetece, acabo de dejar irse a Ana, ella era un gran apoyo para mí, ahora te toca serlo a ti.
—Claro, y por eso nos vamos a ir a esa reunión. Es un buen apoyo, te sacará una sonrisa.
—Deja de llamar reunión a un botellón, no hace que me parezca mejor. No voy a ir, y tu no deberías. Últimamente abusas del alcohol. ¿Está todo bien?
—Que sí tía, eres un muermo. Va...
La interrumpí, sabía que algo le había vuelto a ocurrir, debía ser algo en su casa.—Sofía, no puedes ir. Se que te pasa algo.
—Pues voy a ir, si tu no quieres adiós.—Dijo y se alejó lentamente.
Entonces yo no sabía que se comportaba así por una discusión con su madre, tras que le dijera que se iba a casar. Además se sentía dolida de algún modo por que yo fuese ha echar tanto de menos a Ana, teniéndola a ella. Se sentía desplazada por ambos lados. Al menos eso me contó Marta que había dicho Sofía aquella noche, en esa reunión, con el alcohol corriendo por sus venas
Aquella discusión, me rondaría en la cabeza toda la noche. Me sentía sola, y hacía tiempo que no me sentía así. Quizá, había puesto toda mi energía en las personas en las que quería y ahora que no tenía a nadie a mi lado, no era nada. Ese era mi problema no tenía amor propio.
Aquí traigo un nuevo capítulo, comenten y denle una estrellita si les gustó.
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Todo cambió
Novela JuvenilNunca pensó que su vida sería suficientemente interesante para escribir un libro. Pensaba que era aburrida. Deseaba que su vida diera un giro inesperado. Pero cuando pasó, todo cambió. #99 en instituto el 14 de septiembre d 2021 TODOS LOS DERECHOS...