Capítulo 41
A la mañana siguiente fui a ver al psiquiatra amigo de Carlisle, quien gustoso me hizo un hueco; así pues, fui no con mucha emoción a encontrarme con él.
Era más joven de lo que me esperaba, le echaba unos veintitantos, aunque era muy profesional y no le encontré cohibido con la idea de que la mujer de un compañero suyo fuera a estar llorando delante de él más de una hora, en el mejor de los casos, y eso me relajó un poco.
Conseguí contenerme lo máximo posible delante del hombre, aunque no todo lo que me hubiese gustado. Aquello tampoco era la mejor idea para tratar mi problema, pero no podía evitar sentir aquella incomodidad.
Cuando terminamos me extendió una receta y me dio cita para la semana siguiente. Después de todo no había sido tan horrible.
Al salir me dirigí a la primera planta, bajando por las escaleras. Al llegar a la estancia principal me encontré con Carlisle, quien en ese momento cruzaba el pasillo con unos informes en la mano. En el preciso instante en el que terminé de bajar la escalera, el giró la cabeza, encontrándome.
Comenzó a caminar hacia mí sonriendo. Yo le imité hasta que quedamos juntos en un lado del gran hall.
-¿Qué tal ha ido?
-Bien, fue mejor de lo que esperaba. Es muy simpático ¿Cómo sabías que era yo la que estaba bajando si no me has visto?
-Por el olor de tu sangre, ya sabes que es especial para mí ¿Qué te ha recetado? –Preguntó mientras dirigía la vista hacia el papel que aguantaba en mi mano derecha, sin percatarse de mi cara de asombro.
-Es Lexatin. Me ha prometido poder descansar con esto, espero que tenga razón. –Sonreí levemente, agitando la mano de la receta, mientras dejaba vagar mis ojos por la estancia, para evitar los del rubio.
-Supongo que te lo habrá dicho ya, pero sólo media, Nadine. Es muy fuerte y te han operado a corazón abierto hace poco.
-Tranquilo, obedeceré estrictamente todo lo que me diga, Carlisle.
-Me alegra oír eso ¿Qué te parece si voy a dejar esto a su sitio, voy contigo a comprarlo, y te llevo a comer?
-Es un plan tentador, sí. Me encantaría estar contigo, aunque sólo sea en tu rato libre.
-Pues espérame aquí y volveré enseguida. Te quiero. –Se despidió, para después darme un beso mientras acariciaba mi cuello.
Le sonreí y me quedé atontada observando como desaparecía por la puerta de emergencias, tan elegante como siempre, mientras sentía clavarse en mí todas las miradas de las enfermeras y demás mujeres de la sala.
El rato que pasé con Carlisle fue muy reconfortante, tanto que me hizo olvidar durante aquella hora esa horrible sensación de vacío y tristeza. Gracias a aquello pude sentirme mejor a lo largo del día, el cual compartí con Alice paseando por la ciudad y comprando ropa.
Cuando comenzó a anochecer volvimos a casa, colocamos las prendas y nos pusimos a prepararme la cena de forma obligada por Alice.
Casi a la media noche nos encontrábamos hablando sobre la vida pasada de la vampiresa en el salón, cuando Carlisle apareció por la puerta con su maletín, y una bonita sonrisa.
-¿Cómo ha ido el día? –Preguntó, acercándose a nosotras.
-Ha sido estupendo. Fuimos de tiendas, paseamos por la ciudad. Cosas de chicas. –Respondió la pequeña mujer, animada, mientras se levantaba del sofá de forma ágil.
-Me alegra oír eso.
-Bueno, me marcho a cazar. Buenas noches, Nadine.
Tras aquellas palabras, la mujer desapareció con una sonrisa, y cuando esta hubo salido, Carlisle se sentó a mi lado en el gran sofá blanco rodeando mi espalda con uno de sus brazos. Me estremecí al contacto de su fría piel.
-¿Cómo te fue en el trabajo?
-Fue un día tranquilo ¿Cómo te encuentras? –Preguntó, fijando sus ojos en los míos.
-Me siento mejor que otros días. Estar contigo ha sido estupendo, y con Alice, claro.
-¿Te has tomado el Lexatin ya?
-Sí. Es increíble lo que puede llegar a hacer algo tan pequeño. –Dije, sonriendo tristemente, apartando la vista de su rostro.
-Esta noche podrás dormir, y deberías hacerlo ya. Es tarde.
-Tranquilo. Sólo quiero estar contigo un poco más. Alice me ha estado hablando de su conversión y todo eso. –Hubo un pequeño silencio mientras ambos mirábamos nuestras respectivas manos, pero cuando comenzó a ser algo incómodo, retomé la palabra. –Recuerdo cuando me contaste la tuya, ¿por qué Eric no te mató?
-Él me mordió porque estaba sediento, pero su mordedura no te envenena como las nuestras, por ello y para no dejarme morir quemado en la hoguera por mis propios vecinos, me convirtió succionando toda mi sangre y escondiéndome hasta que la transformación finalizara. Supongo que le di pena. O querría a alguien en quién poder confiar, y que mejor que tu creado.
-Es extraño pensar eso viniendo de Eric.
-En el fondo es compasivo.
-Esperemos, si no tendremos un problema.
-Creo que se quedará con las ganas. –Añadió sonriente mientras se acercaba a mí para besarme, y yo le respondía con ganas.
Después de casi tres meses volví al trabajo, ya que al estar entretenida no me centraba en la desolación, y podía continuar con mi vida.
Nada había cambiado, y eso me alegraba; por fin Mary había vuelto tras dar a luz, y Chris se había marchado para no volver. Volvíamos a ser tres de nuevo y las cosas poco a poco iban retornando a su lugar.
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Una nueva esperanza
FanficLuz en la oscura y trágica vida de una joven. Luz para un hombre que vive enfrascado en la eternidad sin remedio alguno. Cuando los caminos se cruzan, surge una nueva esperanza. CarlisleXoc