capitulo V

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Amor intenta con estos - Venus le acercó un par de patines de talla más grande. El plan era patinar sobre hielo y Thomas no quería parecer principiante en su cuarta cita, aunque en realidad lo era, pero por ella sería capaz de todo aun cuando su coordinación de pies no era muy buena. Una vez que terminó de acomodar bien los patines se preparó para hacer el primer intento. Al ver esto Venus se acercó lo más rápido que pudo, se podía ver que dominaba el asunto con facilidad y él se preguntó cómo podía ser tan hermosa, parecía un ángel sobre la pista de hielo
- ¿Necesitas mi ayuda guapo? - le dijo mientras acomodaba sus brazos alrededor de su cuello, Thomas respondió abrazándola por la cintura
- A ti siempre te necesito - y plantó un beso en su boca. Cada vez que sus labios la besaban Venus sentía como si estuviera en el aire, todo a su alrededor desaparecía, eran ellos y su amor en el mundo. Sólo llevaban un mes saliendo y ella nunca había creído en las almas gemelas pero sabía que Thomas era la suya.
Cuando el patinaje terminó decidieron ir por un helado, Thomas no entendía como alguien podía comer tan feliz un helado con cinco grados bajo cero, pero ahí estaba ella.
Venus estaba concentrada en la bola de chocolate que tenía en frente hasta que notó la mirada de su novio en ella
- ¿ Qué ocurre? - pregunto con una sonrisa
Thomas se paró y fue a su lado, la tomó de las manos mientras se ponía de pie, la miró fijamente a los ojos y acarició su mejilla, dio un paso para disminuir aún más la distancia entre ambos y cuando sintió que sus respiraciones se mezclaban dejo salir las palabras - Te amo - era la primera vez que lo decía pero no quería que fuera la última. Venus posó sus manos en ambos lados de su cara y lo beso. Fue un beso distinto más lento y profundo como si quisiera meterse bajo su piel para ser uno solo, Thomas la acerco aún más a su cuerpo y por unos segundos olvidaron todo a su alrededor. Cuando se separaron para tomar un poco de aire Venus miró sus azules y profundos ojos y dijo - Eres cada una de mis sonrisas de la mañana, cada uno de mis pensamientos durante el día y cada frase de amor que leo por las noches. Te amo - y volvieron a juntar sus labios.

- Creo que deberíamos hacer esto cada sábado - dijo Venus abrazando a su novio
- Decirnos te amo y besarnos - respondió Thomas mientras la rodeaba con su brazo y caminaban por el parque

Venus soltó una risa - Bueno eso también, aunque prefiero hacerlo todos los días
- Me encanta la idea - la miro tiernamente y dejó un beso en su frente

- En realidad me refiero al patinaje, al helado y a este paseo por central park, podría ser nuestro momento, nuestro recuerdo, así si algún día me dejas...

Al oír esto Thomas se puso en frente impidiendo que avanzara, la tomó de los brazos y la miró fijamente - Yo jamás, jamás te dejaría, eres la luz de todos mis días y prometo amarte hasta que mis pulmones den su último respiro.
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Era sábado, temprano por la mañana. Venus se preparó su clásico té de frutos rojos y se acomodó en el sillón de la sala, prendió su Tablet para comenzar a trabajar, debía revisar la carta del restaurante donde trabajaba y hacer unas modificaciones en los platos que se entregaban. Antes de partir a NY dejó todos los asuntos resueltos, pero ser la chef principal tenía algunas responsabilidades que no se podían delegar. El día estaba nublado y la temperatura no superaba los trece grados. Para el común de las personas ese era el día perfecto para quedarse en cama, pero a Venus le causaba un placer inexplicable salir a caminar con ese clima.

Se cambió rápidamente a unos vaqueros ajustados, un jersey negro que hacía juego con sus botas y su cartera, una chaqueta y un gorro de lana. Tomó su Tablet y decidió terminar su trabajo en alguna cafetería que encontrara en el camino.

Las hojas de los árboles revoloteaban con las pequeñas brisas de viento que soplaban de vez en cuando, Venus avanzaba por esos largos y bellos caminos característicos de central park. Un sentimiento la recorría por dentro pero no sabía describir de que se trataba. felicidad por el clima perfecto de esa mañana y el agradable paseo que estaba tomando. Nostalgia por el lugar que frecuentaba una vez más, pero en distinta época y circunstancias. Esperanza, que quizá en una broma mal jugada por el destino al levantar la vista lo viera a él caminado de frente. Descartó esta última. Esos sábados ya no existían.

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