Capitulo 18

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Twenty one pilots-
Heathens

Esperando a que Caroline vuelva con Katrina adelanté trabajo.

Dos toques en la puerta llamaron mi atención.

— Adelante

Por la puerta entró Caroline con cara de pánico, no le gusta este mundo y la entiendo. Detrás de ella venía Katrina y pasó como Pedro por su casa. Su cabellera roja se agitó por toda la oficina, caminó hasta quedar enfrente a mi escritorio, Caroline se hizo a un lado de Gael que estaba atento a los movimientos de la pelirroja

— Señorita Parker, tome asiento por favor- se sentó

— ¿Qué pasa Elena?— La miré con una ceja levantada, ¿Desde cuando tantas confianzas?. No tengo idea.

Aclaré mi garganta y comencé:—Parker le voy a pedir que firme esta renuncia de su parte y deje de trabajar en la empresa Costello, inc.— le entrego su hoja de renuncia.

—¿Qué? ¿Por qué?— dice con la cara desencajada

—Vamos a hacerlo breve: ¿por todos los millones que me haz robado? o ¿por la información de confidencial de la empresa que haz ventilado? Dímelo tu, porque todavía no se por cual.

—¡Eso es mentira! ¡Yo no he hecho eso!

— Katrina, me he enterado que te han entrado varios ceros en tu cuenta, no nos hagamos las estúpidas, firma, me dices donde carajo está el dinero y esto se acaba. Seré tan buena que no te haré una denuncia como es debido.— Le di mi mejor sonrisa.

Empezó a reír como desquiciada y fruncí el ceño.

¿A esta que mierda le sucede?

—No

— ¿No?

—No — volvió a repetir.

— No...- dije yo— Y ¿se puede saber por que no?

— Porque yo ya no lo tengo— dio una sonrisa torcida y se levantó

Gael que ya se había parado se movió hacia al lado de la puerta, Katrina siguió hablando:— Suerte en saber quien lo tiene, Elena Smirnov.

Hija de puta

Como si en mi silla hubiese fuego me levanté y abrí el cajón para sacar la glock 9mm. Apunté en a su cabeza, ella abrió los ojos y caminó hacia atrás, Gael que estaba detrás de ella cogió sus manos y su cabello y la acercó al arma con la que le apuntaba.

Su cabeza estaba entre la mano de Gael y el arma, por sus ojos caían cataratas de lágrimas. Poco me importaba, se creen que esto es una jodida broma, pero cuando tienen que afrontar la realidad y poner el pecho a la bala se acojonan a más no poder.

— Mira muñeca, no se para quien mierda trabajas, pero, si te quieres hacer la malota y venir a decir mi nombre como si fuese una amenaza es mejor que dejes de llorar como un cría y empieces a hablar porque te juro que te voy a atravesar con una bala el puto cráneo— Caroline miraba a con espanto la situación— Caro sal y que nadie me joda.

Salió de la impresión y se fue como si tuviese un cohete en el culo.

— Por favor...- dijo llorando

— ¡Por favor y una mierda! ¡Para quien mierda trabajas!— no dice nada solo me mira con súplica—¡Ya!— presione más la glock.

— No me hagas nada, tengo familia, mis padres...No les hagas esto— sonreí. A mi que mierda me importa.

En las garras de la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora