🗒| Problem

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Rubius llevaba a Bryan directo a casa. Fue un día difícil para el pequeño, porque a una amargada vieja que decía ser la maestra, había mando un citatorio para mañana antes de clases, en el Sr. De Luque y el Sr. Doblas estaban obligados a asistir. El castaño estaba seguro de haberle quitado el cuchillo, entonces no pudo dañar a nadie, aunque los lápices son demaciado peligrosos hoy en día.

— ¿Le vas a contar a Papá? — preguntó con cierto temor.

— Lamentablemente, sí — Rubén sabía lo estricto que era Vegetta referente a la escuela. Pero Brayan solo tenía 7 años, no es como que pueda hacer mucho.

Antes de llegar a su hogar Rubius volteo a ver a su hijo, jugando con sus manos un poco nervioso, — ¿tal malo era? — dijo entre sus pensamientos antes de aparcar justo afuera. El bajo primero para abrirle la puerta a Brayan, quien corrió directo a la casa, sin darle su beso.

Rubén estaba preocupado, necesitaba decirle a su pareja.

Mientras, un hombre de barba se encontraba totalmente relajado en su oficina, pensando en nada más que su lindo esposo y su precioso hijo, y en su trabajo, una compañía de construcción fue lo mejor que pudo hacer. Su hermosa tranquilidad fue interrumpida por el sonido de su móvil, lo dejo totalmente desconcertado.

— ¡Miamor! — exclamó su Doblas del otro lado de la línea — ¿tas ocupado?

— Hola, Rubius — respondió — pensando en ti ¿Y tú, cielo?

— Nada en realidad, solo ¿puedes... — se escuchó un suspiro pesado, algo andaba mal — llegar antes, tripleduque?

— ¿Sucede algo cariño? — cuestionó, sabía que le iba a mentir de todos modos — ¡¿Estás bien, Bryan está bien?! — comenzó a imaginar lo peor, tenía que ir a verlos.

— ¡T-todo perfecto, cálmate! — dijo y obedeció — es algo del psicólogo... escolar — Samuel sabía que nunca fue buena idea dejar a Brayan jugar con espadas.

— Llego en treinta — advirtió y finalizó la llamada.

Un abogado podría ser de utilidad, así que ordenó a su asistente una lista de los mejores, por si las dudas. Dejo en claro que no se iba a presentar el día de mañana, que eso se traducía como un "no me molesten, no me llamen". Salió de su lujoso edificio para ir al estacionamiento y subirse en un auto pequeño, pero deportivo.

Rubius no sabía cómo iba a tomar esto su marido, es un Aries para su desgracia. Pensaba en embriagarlo y contárselo, o tranquilizarlo de manera placentera. Pero Bryan no ocupa una charla sobre abejas y polen, no ahora.

Escuchó como un auto era aparcado en la entrada, inconscientemente miro la pantalla de su móvil, 27 minutos después de la llamada con Vegetta — Fuck (Mierda)... — pronunció al ver cómo su esposo alías 'Don perfecto De Luque' había llegado, puntual.

Camino hasta la puerta, y justo cuando la abrió fue tomado por la cintura. Samuel sintió como unas manos se posaron en su pecho, sabía lo que debía hacer; rápidamente unió sus labios, moviendolos lenta y suavemente, hasta que un fuerte calor azotó su cuerpo, pidió permiso para entrar en la boca de Rubén y este asintió gustoso mientras acomodaba sus brazos alrededor de su grueso cuello, su lengua exploraba la cavidad bucal de su esposo, definitivamente nunca se cansaría de hacer eso. Inconscientemente gira la mirada a dentro de su casa, dónde está un ¿deprimido? Brayan. Dió por concluido su apasionado beso, cosa que a Rubén no le pareció.

— Hola bebé — le hablo a Bryan, con la voz ligeramente grave, y recupero su compostura. No quería que el niño se traumase.

— Hola, Papá — dijo el menor

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