/ᴄᴏɴᴇᴄᴛᴀᴅᴏs /𝓛𝓮𝓿𝓲 𝓐𝓬𝓴𝓮𝓻𝓶𝓪𝓷

Capítulo 1

Al cerrar mis ojos eres lo único que veo.
Tus rasgos y tu fria mirada quedaron plasmadas en mi mente, desde entonces deseo verlas todo el tiempo.
¿Qué me hiciste?

Una tarde con lluvias torrenciales y una ola polar, nada mejor que estar en casa acurrucada entre las calientes frazadas.
Se suponía que ese día tenia clases, aunque por el pronóstico decidió quedarse en casa. El camino hacia su colegio era un tanto largo y no tenia muchas ganas de volver empapada y resfriarse. De cualquier modo, siempre podía pedir la tarea.

Fue un día demasiado tranquilo, el cual decidió tomarse para sí misma. En su mente estaba la idea de preparar algo rico para comer, tomar una ducha y luego hacer las tareas pendientes en la casa.
O bueno, todo eso se suponía que iba a hacer.
Al darse cuenta que despertó temprano simplemente volvió a dormir, perdiéndose toda la mañana. Y claramente al despertarse no tenia ni las más mínimas ganas de hacer quehaceres.
Optó por tomar una ducha y ver algunos videos en YouTube sobre casos policiales o misterios. No importaba que haya visto el mismo caso cinco veces, ella se sentía tan atrapada por aquellos videos y ponía toda su atención en ellos.

Aproximadamente a las cinco de la tarde su vista se cansó y dejó a un lado la computadora. Se recostó y haciéndose bolita cerró los ojos de la manera más perezosa que exista.
¿Realmente estaba cansada de hacer nada? La respuesta es si.
Su mente solo maquinaba los escenarios de aquellos asesinatos y desapariciones, pero dentro de cada uno siempre había algo que los conectaba.
Ahí se encontraba el tan famoso chico de sus sueños. (O imaginación, a este punto ni siquiera ella sabía que era)
Siempre tan pulcro, con unos cuantos mechones de cabello cayendo sobre su rostro y sus ojos azules observando todas las escenas. Sus manos tan delicadas, ahora cubiertas por guantes blancos, se encontraban tomando evidencias.
Debía admitir que los trajes negros le quedaban de maravilla, marcando a la perfección su anatomía.

Era increíble la manera en que su mente le permitía imaginar a aquel chico de cualquier manera y en cualquier situación, pero no podía retener la información para su examen de historia.
Vaya preferencias.

No sabía en qué momento precisamente pero cayó en un profundo sueño. Una de las características que poseía es que al momento de dormir podía interactuar con el señor "A", aunque por vergüenza muchas veces no le dirigía la palabra.
La chica se observó en el reflejo de la patrulla dándose cuenta que llevaba un lindo traje negro con una camisa color magenta y zapatos negros opacos. Chilló levemente al verse tan formal, a su parecer era algo sexy pero a la vez imponía su poder.
Fue sacada de sus pensamientos cuando un oficial de policía le pedía que hable con la familia, debía tomar testimonios y esas cosas, las cuales no sabía como rayos se hacían pero simplemente lo intentaba.

El tiempo se le pasó rapidísimo y de un momento a otro se encontraba en la oficina junto al señor A.
Se le hacia difícil no mirarlo de reojo, era una belleza andante y estaba sentado a centímetros de ella.

—¿Podrias dejar de mirarme? Nunca voy a terminar de llenar estos papeles si siento tu mirada clavada.

La peli negra le dirigió una última mirada acompañada de un asentimiento y luego de eso se hizo más pequeña en su lugar, cruzando sus piernas y mordiendo sus uñas.

Señor A, usted no sabe lo nerviosa que me pone

Cabe destacar que yo no conocía a ese hombre, no era el chico del que estaba enamorada ni mucho menos. Simplemente un día apareció en un sueño, luego en otro y otro hasta que me di cuenta de que empecé a soñarlo siempre.
Sinceramente le encantaba, era un hombre perfecto y un sueño hecho realidad de pies a cabeza.
Ojos celestes profundo un tanto razgados, nariz fina y un cabello tan oscuro como las noches de invierno.
No era muy alto, pero si más que yo.
Es un enigma el porqué del señor A, pero para ser sincera desde que él apareció me siento un poco más completa. Es tonto, lo se. No hablamos tanto y ni siquiera se su nombre pero tengo el sentimiento de conocerlo, siento que necesito conocerlo.

—¿Cómo te llamas realmente? No creo que te hayan puesto "A", que mala suerte si así fuera —animó a preguntar aquella chica.

El azabache estiró un poco sus piernas llevando la silla hacia atrás, se acomodó los lentes y me miró con sus cejas arrugadas.

—Creo que no tengo permitido decírtelo.

—¿Por qué? Solo quiero saber como te llamas, si vas a estar en mis sueños deberia conocerlo.

Mantuvo la mirada, y yo obviamente también, luego de semanas estaba por fin decidida.
Los segundos pasaron y el silencio dominaba, aunque no era para nada incómodo.
Su siguiente acción fue girar en su silla y acomodarse los lentes, volviendo su mirada a la pila de papeles.
He de decir que me indigne un poco, pero era un simple sueño y no valía la pena molestarse. Creo que estaba esperando demasiado de una persona que no existe.

—Levi, mi nombre es Levi Ackerman —habló mientras me miraba de reojo.

Levi...