único

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pongo esto aquí arriba, porque dudo que vean esto si lo pongo junto a las demás notas (⁠─⁠.⁠─⁠|⁠|⁠).

¿les gustaría un extra de este os? (⁠>⁠0⁠<⁠;⁠)

    suspiró y sintió su cuerpo estremecerse ante la corriente de aire helado que impactó contra su piel

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    suspiró y sintió su cuerpo estremecerse ante la corriente de aire helado que impactó contra su piel. se levantó del sofá con algo de dificultad, puesto que estaba envuelto en mantas, y cerró la ventana.

   se quedó parado ahí por un minuto para observar el exterior, donde pequeñas motitas blancas caían del cielo, cubriendo las calles lentamente.

   tenía nueve meses de embarazo y no podía estar más feliz. iba a tener dentro de poquitos días a un precioso niño entre sus brazos.

   durante todo el embarazo, fue consentido por su esposo a más no poder. soobin le cumplía todos sus antojos, le traía un regalo cada vez que regresaba del trabajo y luego lo llenaba de mimos. aunque, como estos eran los últimos días de embarazo, estaba quedándose a trabajar desde casa; cuando el pelirrosa le preguntó el porqué de ello, el mayor le respondió que no iba a perderse el nacimiento de su primogénito por nada del mundo.

   sintió una patadita y sonriendo, acarició su enorme vientre.

   ―¿está todo bien, munnie? ―preguntó dirigiéndose al pequeño ser que estaba en su interior―. ¿acaso tienes hambre?

   otra patadita. su sonrisa se ensanchó.

   ―tomaré eso como un sí ―soltó una pequeña risita.

   se dirigió a la cocina, y, al pasar, vió a soobin trabajando desde su laptop, completamente concentrado. había estado ahí desde la mañana, un pequeño descanso no le vendría mal.

   ―¿necesitas ayuda? —ofreció mientras rodeaba el cuello de su marido con sus brazos.

   el peliazul volteó y negó con una sonrisa.

   ―no. estoy por terminar, amor —le respondió dulcemente

   ―me alegra, has estado aquí desde las diez —le dijo puchereando.

   ―mmmmh, tienes razón —dijo estirándose sin moverse de su asiento, seguidamente, apoyó la cabeza en el vientre del menor y frotó su rostro contra la abultada panza, cual minino. yeonjun sonrió enternecido—. me tomaré un descanso.

    el bajito asintió feliz y su bebé pateó.

    ―¡junnie! ¡junnie! ¿lo sentiste? ―preguntó soobin emocionado.

    yeonjun rió, el peliazul siempre reaccionaba así cada vez que seomun se movía o cuando lo veía en las ecografías.

    ―sí, cariño, lo sentí. ha estado pateando todo el día, pero lo hace más cuando escucha tu voz ―refunfuñó.

frío % soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora