Perderte (Sess/Rin). Parte III.

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-¡Pero mira nada más! Debe ser mi día de suerte.- dice la mujer demonio sonriendo, y me mira de arriba a abajo. Observa que llevo las manos atadas, y agarra un cuchillo que se encuentra sobre una mesa cerca de ella.

Yo la observo, e intento mantener la calma y pensar. Comienza a acercarse a mi con el cuchillo en la mano, y yo doy un paso hacia atrás. Ella nota mi inquietud.

-No te preocupes, humana, no voy a matarte inmediatamente. No soy tan cobarde como para quitarte la vida teniendo las manos atadas, no hay ningún honor en ello, por más insignificante que seas. A demás... me gusta cazar a mis presas.- Me dice mirándome a los ojos, y por alguna razón le creo.

Yo estiro los brazos y ella se acerca, y con un sólo movimiento de su mano, corta las cuerdas que unían mis muñecas. La miro de cerca y es preciosa; su piel es blanca, su cabello tan negro como la noche, y sus ojos del color del fuego. Sus orejas, colmillos y garras son propias de los demonios.

-Eres bella, humana. No me sorprende que el imponente Sesshomaru se haya prendado de ti. Yo misma he probado a algunas humanas... y es un deleite-, me dice y pasa su lengua por sus labios mientras me mira.

Se gira y camina en dirección contraria a mi. Mientras lo hace, observo con ansiedad a mi alrededor, en busca de algún arma o algo con qué defenderme; sé qué es lo que va a suceder ahora. No veo nada lo suficientemente cerca de mi.

La demonio se encuentra ahora a unos metros, y me observa. Deja el cuchillo en la misma mesa donde estaba, y toma dos lanzas que se encuentran justo detrás de ella. Me arroja una, no para atacarme, sino para que la tome.

-Muy bien, hagamos esto. Voy a ser rápida porque sé que el amo Shiyomi me necesita, y quiero estar a su lado-, me dice.

Se hace el silencio, y por unos segundos escuchamos los estruendos de la batalla que ocurre en el palacio. El amo Sesshomaru se encuentra luchando, y sé que debe estar preocupado por mi, batallando con todas sus fuerzas. Yo debo hacer lo mismo.

Ella me gana en tamaño y en fuerza, es una demonio. Tengo que usar mi inteligencia... Si... Se me ocurre algo. Pretendo que soy frágil, y que no sé cómo usar la lanza, la dejo caer, y ella me mira con fastidio. Sé que así comenzará a atacarme con menos intensidad.

-Que patética. No voy a perder más mi tiempo-, me dice, y se abalanza hacia mi. Agarro la lanza con firmeza, me levanto con destreza y comienzo a defenderme de sus ataques, noto su fuerza y agilidad. Ella abre mucho los ojos en señal de asombro, y sonríe. Luchamos lanza contra lanza. Después de unos cuantos ataques suyos, aprovecho la oportunidad en cuanto deja descubierto su costado derecho y con el codo le doy un golpe en las costillas, y en cuanto agacha la cabeza le doy otro en la cara.

-¡Humana insolente! Me vas a costar más trabajo de lo que pensaba.
Esta vez irá en serio-, dice, y vuelve a atacarme.

-No te haces una mínima idea de lo que las humanas podemos llegar a hacer-, le respondo, y no dejo que arremeta contra mi. Usando todas mis fuerzas, con impulso, comienzo a mover mi lanza a modo de ataque, usando el palo de madera y la punta metálica, con toda la pericia con la que suelo practicar. Tengo que lograr que se canse, que se enfade o que se frustre; en cualquiera de los casos va a equivocarse y será mi oportunidad para acabar con su vida y salvar la mía.

En medio de la lucha intento meter uno de mis pies en medio de los suyos para que caiga, pero no lo consigo. En cambio, ella aprovecha mi posición para darme un golpe en el estómago, yo caigo al suelo, y mi lanza cae lejos de mi.

Ambas estamos sudando y con la respiración agitada. Es evidente que tiene mucha más fuerza que yo, su golpe me ha dejado prácticamente sin respiración. Pero sé que le está costando, mi agilidad le cansa. Soy mucho más habilidosa de lo que ella se esperaba.

Se acerca y se queda de pie con una pierna a cada lado de mis caderas, sobre mi. Toma su lanza con ambas manos, en posición para clavarla directa en mi pecho.

-Humana, has hecho más de lo que esperaba. Llevaré tu cuerpo ante mi gran amo Shiyomi como señal de triunfo, clavado en esta lanza-. Sujeta el palo de madera con fuerza y cuando está a punto de moverse, alargo mis manos y agarrando sus tobillos me deslizo hacia abajo. Me duele muchísimo el abdomen, siento el dolor en cuanto me levanto. Con rapidez tomo el cuchillo que se encuentra sobre la mesa, y me posiciono frente a ella.

La demonio se gira, me mira y noto la ira en sus ojos. Nos encontramos de nuevo la una frente a la otra, a unos cuantos metros. Se escucha un sonido muy fuerte, como si se estuviera cayendo un trozo del palacio. El suelo tiembla.

-No pienso perder más mi tiempo contigo-, dice, suelta la lanza, y noto que su rostro comienza a cambiar. Va a revelar su verdadera forma, va a convertirse en demonio. No, no, no... No lo puedo permitir, luchando con ella en su forma humana puede que tenga una oportunidad, pero no podría vencerla si se transforma.

Se escuchan muchos ruidos, el palacio se está derrumbando. Lanzo el cuchillo con mucha fuerza hacia su pecho, y logro clavarlo en su hombro izquierdo. La demonio gruñe, y se revuelve de dolor. Corro rápidamente hacia mi lanza y la tomo. Ella sigue con su transición, y en cuestión de segundos tengo frente a mi a una inmensa ave de plumas azabache y ojos intensos. Es tan grande que con su transformación han caído el techo y las paredes de la estancia. Noto que el cuchillo le ha herido el ala izquierda, y se encuentra furiosa.

Observo el panorama desde donde estamos; fuego, humo, cuerpos, batalla, demonios... y lo veo. El amo Sesshomaru se encuentra luchando cuerpo a cuerpo con Shiyomi, ambos mantienen sus formas humanas. La demonio emite un fuerte chirrido que llama la atención de todos. Noto que mi amo me mira, y Shiyomi aprovecha su distracción para hacerle daño.

Me giro hacia la gran ave, es colosal.

Todavía tengo una oportunidad. Meto la lanza entre mi espalda y mi ropa, y me dirijo hacia ella. Comienzo a trepar por su cuerpo, agarrada de sus plumas, y ella en ese momento coge impulso y comienza a volar.

Tengo mucho miedo.
Me duele el cuerpo.

Aferrada al pecho del ave, lo busco de nuevo con la mirada, quiero verlo... y noto que se encuentra arrasando contra Shiyomi, con mucha fuerza. Mi amo es imponente, es un guerrero innato. No puedo evitar llorar, estoy muy asustada, pero debo concentrarme. Sigo trepando por el pecho del ave, agarrando sus plumas. Ella vuela herida, le cuesta. Intenta moverse de un lado a otro para que yo caiga, pero me aferro con todas mis fuerzas.

Llego un poco más arriba, tengo una sola oportunidad. Me agarro con la mano izquierda de su plumaje, y con la derecha tomo la lanza. Con toda las fuerzas de las que soy capaz, la clavo en su cuello. Ella se queja de dolor, se queda muy quieta, y rápidamente comenzamos a descender. Comienzo a caer al vacío.

-¡Amo Sesshomaru!-, grito con todas mis fuerzas. Siento dolor en el cuerpo y estoy sangrando. Mis lágrimas no paran.
Voy descendiendo.
No puedo controlar mi respiración.
Cierro los ojos.

Tengo frío.

Perderte (Sess/Rin).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora