Capítulo 13

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Octavia

Si. Esta misión de la nada por parte del Ministerio jodio todo mis planes. Hoy recibiría a Russell en mi fortaleza pero todo se fue a la mierda.

Tal vez es el destino queriendo decirme algo, no sé, tal vez.

La brisa fría del mar azotaba mi rostro mientras me mantenía oculta entre las sombras de las rocas, observando el horizonte. Thomas estaba allí, sentado con una actitud despreocupada, fumando un cigarrillo. Aunque intentaba concentrarme en la misión, no podía evitar que mi mirada se deslizara hacia él. Su camiseta gris se ajustaba a su torso, destacando la forma firme de sus músculos y venas marcadas. No era la primera vez que lo veía, pero cada encuentro parecía traer un nuevo matiz a su presencia.

Había una belleza indiscutible en él, algo que atrapaba la atención de cualquiera. Sus ojos verdes, profundos como el océano, parecían atravesar cualquier intento de ocultar mis pensamientos. No podía negar que su atractivo era casi palpable; era lo que todos veían, una característica que lo separaba del resto. Pero, en mi mente, había una barrera que me mantenía alejada de ese simple hecho.

Sin embargo, a pesar de mi orgullo y de mi intento de permanecer impasible, había un aura oscura que lo rodeaba. Era como si la luz se atenuara a su alrededor, algo que lo hacía parecer aún más intrigante. Su belleza era innegable, pero había algo más que sus rasgos físicos exquisitos; era la mezcla de poder y peligro que emanaba de él.

Me esforcé por no dejarme llevar por esas sensaciones. Después de todo, era un aliado en esta misión, un compañero de juego en un tablero que no perdonaba debilidades. Era crucial mantener la mente clara, enfocada en el objetivo. Y aunque su imagen se grababa en mi mente, la realidad era que no podía permitirme distraerme. Thomas era un hombre atractivo, sí, pero estaba más allá de eso. Era un jugador en un juego mortal, y cada movimiento contaba.

— Es tan egocéntrico que da asco — dice Kale sentándose a mi lado, cruzado de brazos, mientras le da una mirada de los mil demonios a Russell.

Ruedo los ojos.

— Pero si ni siquiera detectó tu presencia — le dije, Thomas ni siquiera se dignó a mirarlo.

Me mira ofendido — ¿Defendes a ese tipo en vez de a tu primo?

Lo miro mal — No estoy defendiendo a nadie, quiero que no te comportes como un niñato, estamos en algo importante, Kale.

Me levanto de mal humor, en busca de Laika. La encuentro sentada en una silla plegable, había tomado el intercomunicador en sus manos, para comunicarse con Michael, es quien está supervisando todo el Lynxia.

— ¿Todo en orden? — pregunto mientras me siento en la arena frente a ella.

— Si, no hay novedades — responde mientras se echa para atrás en la silla suspirando — ¿Sabes qué sería genial? — comenzó con esa chispa traviesa en sus ojos — Si pudiéramos atrapar ese barco con una caña de pescar. Imagínate: "Bienvenidos a la mafia hijos de perra, ¡la pesca es nuestro negocio!".

No pude evitar soltar una risa, descontracturandome de toda la situación, tirando arenas a sus piernas — Eres una tonta.

Era un alivio momentáneo, un respiro en medio del caos que a menudo nos rodeaba. Laika siempre encontraba la forma de hacerme reír, y en momentos como este, me recordaba que, a pesar de todo, todavía podíamos disfrutar de la vida.

— Acá Michael — se oye en el intercomunicador, su voz era preocupante.

Le arranco de las manos el aparato a Laika, apretando el botón para abrir el canal — ¿Qué sucede?

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⏰ Última actualización: Nov 21 ⏰

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