Nota 1

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Jueves 30 de Julio.

La verdad es que no he podido dormir en días, semanas, meses, tan solo me encuentro recostada sobre mi cama mirando la ventana, todo está en perfecto silencio, uno que me asfixia la garganta y me hace delirar de dolor; es el mismo cliché que comenzó aquel día donde desapareciste de mi lado y pareciera que la noche lo sabe, pues me acompaña en mi soledad dejándose ver a través de una maravillosa luna llena, en su punto máximo, quizás sea media noche.

¿La 1, 2, 3 o 4 a.m?

No lo sé, realmente hace rato que perdí la cuenta admirando la maldita ventana que deja apreciar ese espectáculo nocturno, dónde ni las estrellas se dejan ver; es tanta la  oscuridad que siento que me ahogo dentro de su inmensidad, como si fuese un agujero negro que me absorbe con el pasar del tiempo, apresando mi alma mientras la devora hasta que ya no queda nada más.

Me acomodo un poco más en la suave almohada de lana que me acompaña en todas esas noches de insomnio, tomó mi celular de nueva cuenta que se posiciona en la mesita de noche a un lado de mi cama y lo enciendo sutilmente; el resplandor de la pantalla me deslumbra por unos instantes, mientras suelto un pequeño jadeo de molestia.

Lo siguiente que pasa es una acción que con el tiempo se convirtió en rutina para mí, abro WhatsApp y entro por inercia a tu conversación, que siempre fue la más importante para mí, sobre los demás, rápidamente tecleo algunas palabras, pero me arrepiento al instante y termino borrando todo por décima vez, es ahí cuando las malditas pesadillas y demonios entran en mi mente nuevamente, como si estuviera poseída o algo así, sentimientos y pensamientos que me atormentan y no me dejan en paz ni por 5 segundos, pero no, eso no es lo que más terror me da, sino la respuesta que obtendre de tí si llegara a enviarte algún mensaje, eso realmente me revuelve el estómago.

¿Si lo hiciera me responderías?

¿Te alegría recibir un mensaje mío?

¿Cómo estás?

¿Cómo esta tu gato?

¿Estás mejor sin mi?

¿Volverás?

Pfff es obvio que no.

Simplemente no hay explicación válida para mí, esas preguntas todas las noches sin excepción atormentan mi mente, la vulneran y la manipulan a su antojo, estoy cansada, la falta de sueño con el pasar de los días hace que comience a tener ataques de ansiedad, que si bien no eran recurrentes empiezan a aumentar considerablemente.

Me quedo unos instantes estática sin moverme e incluso aguanto la respiración para finalmente exhalar esos jadeos de tristeza y cansancio entremezclados, mientras apagó el móvil y lo dejo dónde se encontraba momentos atrás. A horcajadas alcanzo mis gafas que se encontraban al otro extremo de la cama y me levanto con cuidado en la oscuridad tratando de encontrar la perilla de la puerta, en el proceso choco con la cómoda un poco, pero finalmente alcanzó mi meta y sin demorar más abro la puerta dirigiéndome al bañó.

Al llegar enciendo la luz y notó que anteriormente cuando choque con la cómoda me hice una pequeña cortada en la pierna derecha; lo cual me parece extraño porque no sentí nada de dolor, por instinto lavo y curó la herida para que deje de sangrar, poniéndome una curita en el proceso y finalmente me observo en el espejo con detenimiento.

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