Amigo

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Cordillera Mieming, 1928

Los días solían ser helados cuando el invierno estaba cerca y, a pesar de los estragos que había dejado la anterior guerra, a los niños de mi edad no nos podía importar menos las consecuencias, después de todo, esa devastadora lucha de la que los adultos tanto hablaban terminó justo cuando nosotros nacimos, tal vez por eso ni siquiera nos importaba por mucho que la sociedad todavía lo resintiera, supongo que esa era la ventaja de ser un niño en una década de crisis.

Ciertamente la clase trabajadora fue la principal afectada con los cambios que se vivieron luego de que el imperio alemán hubiera firmado el 'acuerdo de paz' que dio fin al conflicto, no obstante, jamás percibí la verdadera carencia que en mi familia se vivía. Yo descendía de un largo linaje de agricultores de cereales aun cuando mi padre odiara en gran medida su granja. Según mamá no siempre fue así, pues poco antes del nacimiento de mi hermana, mi padre optó por integrar remolacha azucarera a sus cultivos que, para su desgracia y debido a la depresión que trajo la Gran Guerra, terminó perdiendo varias hectáreas de sus tierras. Aunque en realidad, este tipo de cosas no eran algo propio de mi familia pues, lejos de mejorar la calidad de vida para los alemanes y equilibrar la economía del estado, el Tratado de Versalles terminó representando el inicio de una crisis que atormentaba al imperio y de la cual parecía no haber escapatoria.

O al menos esa era la manera en que mi padre describía los sucesos del momento. Supongo que el hecho de nacer en la pobreza y de no haber conocido "los buenos tiempos del imperio alemán", me impedían tener punto de comparación, por lo que no solía notar aquello de lo que mi padre se quejaba continuamente. En general, si debía describir el pueblo montañés en el que vivía, sin duda era aburrido. Los días duraban alrededor de siete horas y las noches solían ser por demás heladas. Eso sin mencionar que nevaba ocho meses al año y los otros cuatro, granizaba.

Aunque, cuando se es niño y no se conoce otra cosa, esto no importa en lo absoluto, bastaba llevar un abrigo muy grueso, botas para la nieve, guantes afelpados y estábamos listos para salir a jugar... claro, después de asistir al aburrido colegio. Una prisión en la que debíamos permanecer encerrados hasta el mediodía.

Por supuesto que mis amigos y yo, que carecíamos de interés por aprender de historia o matemáticas, salíamos corriendo de aquella pequeña escuela que se encontraba cerca de la colina. Nuestro destino, como siempre, era el cementerio. Las más escalofriantes leyendas provenían de allí y esperábamos con ansias que algo sobrenatural ocurriera en nuestra presencia... Por supuesto que jamás gozamos de aquella suerte.

Aunque tratar de ver fantasmas no era lo único que nos llevaba hacia ese lugar alejado del pueblo, sino lo tranquilo que solía ser. Nadie acostumbraba a merodear por esos lares a menos que tuvieran que darle el último adiós a algún familiar o ser querido, así pues, la mayoría de las aventuras, las gozamos en ese sitio. Mis compañeros del colegio solían decir que yo sonsacaba a mis amigos para que me acompañaran a aquel lugar prohibido por los adultos debido al aura oscura que rodeaba el camposanto y a Cartman, el chico que adoraba tener la atención de los demás, le gustaba la idea de aterrorizar a las niñas con historias falsas de lo que ahí encontrábamos.

La verdad era que a mí poco me importaba lo que dijera esa bola de grasa, al menos hasta que me daba cuenta de que Wendy, una de las niñas de la clase que tenía los ojos más lindos de todas, quedaba maravillada con sus pláticas. Por suerte ella odiaba a ese culón de mierda y solía acercarse a mí para que fuera yo quien le platicara todas nuestras aventuras ficticias.

—Parece que te diviertes mucho con ellos —me dijo una vez saliendo del grundschule, el colegio al que asistíamos.

—Sí, algo así —le respondí nervioso aquel día, aunque el aire estaba helado, yo sentía un incontrolable calor emanar de mi cuerpo. Ni siquiera me atrevía a verla a la cara, seguramente pensaría que yo era patético.

Siempre a tu lado... 💖Style💖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora