Su Deseo

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-Eres el más hablador de los guardianes... Besky-.

Los ojos del guardián se abrieron completamente, un sudor frio comenzó a recorrerlo. Es voz tan serena pero con crueldad en su tono se hizo presente en aquella sala de reuniones. Todo se giraron hacia la puerta que estaba abierta de par en par. La figura en sombra de cuatro personas se hicieron presentes, quienes estaban sentados se pusieron de golpe. Vegetta oculto a Rubius detrás de él y automáticamente Resky se ocultó detrás de ellos.

-No, no, no ¿Qué dirán los Dioses al saber de tu traición pequeño Resky?- preguntó Less con voz calmada- pues veo que mi secreto salió a la luz- dijo pasando entre los presentes para posicionarse en la cabecera de la mesa que estaba justo enfrente de la entrada.

-¿Qué quieres?- preguntó Merlon, rompiendo el silencio y dando un paso al frente- ¿Por qué haces todo esto? ¿Qué ganas?-.

Red dejo escapar una risita- podrás ser un Dios, pero al parecer aquí ninguno te trata con el respeto que mereces-.

-Ja, eso me tiene sin cuidado- miró nuevamente a los presentes- Red ¿no les trajiste un regalito a estas buenas personas?- preguntó.

-Sí, pero se los daré cuando me entreguen a Gaia- respondió.

-¿De qué cojones hablas? ustedes la tienen junto con las doncellas- acusó Alexby parándose firme.

Ambos sonrieron con cierta malicia.

Ninguno iba a mentir, estaban cagados del miedo. La energía que emanaba de esos dos, su presencia, era aterradora. Sí ya habían hecho lo que hicieron con los aldeanos en casa de Vegetta no podían distraerse de sus movimientos, o podrían terminar con aquellos pobres aldeanos.

-Se equivocan- respondió con calma Red tomando asiento e inclinándose sobre el respaldo de una de las sillas, subiendo sus pies a la mesa y meciéndose en las patas traseras de la silla- no tenemos a ninguna de ellas... pero no me sorprende que se lo hayan creído luego de mi hermoso obsequio en casa del famoso triple siete- esbozó una sonrisa como si sólo se tratara de una travesura.

Vegetta apretó con fuerza sus puños- ¿Tú lo hiciste?-.

-Sep, yo solito ¿te sorprendí?- preguntó con malicia.

Vegetta sintió una mano en su mano, sintió como el falso Doblas introducía en ella aquella llave que le había dado previamente- "aún no pueden contra él, les daré la chance de escapar, ellas están esperándolos, el oso le dijo a tu osito donde"- dijo comunicándose solamente con él.

-En fin, ahí tienen sus presentes- dijo cuándo los otros dos en silencio abrieron dos bolsas tirándolas sobre la mesa con prendas bañadas en sangre- sólo pudimos alcanzar al último, pero en él estaba el premio mayor- dijo con una risita.

-No- la voz de Luzu sonaba ahogada mientras se acercaba a la mesa y tomaba una de las chaquetas- no lo hiciste- lo retó y su adversario pronunciaba aún más aquella macabra sonrisa.

-Se llamaba Lukas ¿verdad?- preguntó Red- debes estar orgulloso, dio una buena pelea para salvar al alcalde de Karmaland, pero era solamente un niño no pudo hacer mucho-.

-¡¡¡HIJO DE PUTA!!!- Luzu saltó contra Red con sus ojos furiosos que desprendían lágrimas al ver como él se burlaba de su hijo-¡¡¡ERA A PENAS UN NIÑO!!!- grito empuñando su espada y atacándolo una y otra vez, era rápido pero Red tampoco se quedaba atrás.

-Jajajajaja te estoy elogiando, tú hijo me dio más batalla que los débiles e inútiles hijos de Vegetta- respondió contra atacando con su propia espada.

Tú Conmigo y Yo ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora