Capítulo XVII

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Una lagrima recorrió el rostro de Dante, después de secársela, miro a sus amigos y dijo:

-Después de lo que conté, ¿creen que inventaría la existencia de los phantoms?

-Yo te creo –dijo Ivy –se ve que le tenías aprecio a tu maestro, así que no jugarías con su muerte como si se tratase de un chiste.

-Yo también te creo –dijo Scarlett.

-A mi aun me cuesta, pero he de admitir que suena a que fue verdad –dijo Howard.

-Bien... ahora que se hacen una idea de la amenaza que son los phantoms ¿entienden por qué estamos en problemas?

-Si –dijo Ivy –por desgracia los aurores no te creerán a menos que les des una prueba,

-Y en este caso las pruebas serán muy peligrosas para nuestras metas –dijo Scarlett.

- ¿Qué podríamos hacer en este caso? –pregunto Howard.

-Ningún mago o no mago común le puede hacer frente a un phantom, solo el poder de un kamen rider o equivalente puede hacerles algo...

-Entonces lo que tienes que hacer es obvio –dijo Scarlett –tienes que convertirte en kamen rider Wizard.

-Por... desgracia no es tan fácil –un nudo se formó en la garganta de Dante –primero tengo que obtener el anillo del viento.

-Así que estamos atados de pies y manos hasta que aparezcan los dichosos espíritus –dijo Howard.

-No del todo, mientras no aparezcan más phantoms estaremos bien, después de todo el que apareció hace algunos días está encerrado en el ministerio.

-Pero, por si acaso, deberíamos continuar vigilando a los aurores –dijo Scarlett.

-Mmm... creo que tengo algo especial para eso –dijo Dante –son tan fáciles de hacer que no necesitare entrar en la sala de menesteres.


Al día siguiente, durante la clase de historia de la magia de la mañana, Howard que estaba resistiendo el soporífero tono de su profesor fantasma, miro a Dante sentado a su lado, en lugar de tomar notas había puesto su libro para tapar lo que estaba haciendo, mientras que de sus auriculares salía una canción a un volumen tan bajo que parecía un susurro, el chico estaba usando un anillo con un sello de un cuerpo humano para trabajar relucientes metales y piedras preciosas de una forma similar al anillo engine pero en menor escala.

- ¿Qué haces? –le susurro Howard, a la par que agradecía estar hasta el fondo de la clase.

-Autómatas en miniatura –susurro Dante –¿Cuál es tu animal favorito?

-Las avispas –contesto Howard, ganándose una mirada de confusión de Dante –¿Qué? Las avispas de Wimbourne están de racha este año.

-Vale –Dante volvió a su trabajo –espero que les gusten a Scarlett e Ivy.

- ¿Es necesario que les guste?

-Nah... pero los detalles nunca están mal.

Para la hora del almuerzo los cuatro amigos se reunieron en su habitual lugar a la orilla del lago, Dante saco de sus bolsillos cuatro cubos hechos de metal y piedras preciosas no más grandes que una caja de barajas de cartas y las dejo en el suelo, entonces paso su mano sobre los cubos mientras decía:

-Anima.

De inmediato los cubos se retorcieron por si solos, flotaron y cambiaron de forma, dejando en su lugar, un fénix hecho de oro y rubíes, un cerbero hecho de plata y esmeraldas verdes, un pegaso de plata y zafiros azules; y un dragón de oro y obsidiana negra, no eran muy grandes y cada uno parecía una figura de colección, los cuatro autómatas se movieron y volaron explorando su nuevo entorno.

-Estos amiguitos nos ayudaran a vigilar a los aurores.

- ¿Hiciste estos autómatas durante la clase de historia? –pregunto Scarlett mientras el fénix volaba a su alrededor.

-Son fáciles de hacer una vez conoces el secreto.

-Son lindos –dijo Ivy mientras el pegaso se acercaba a ella y se posaba en sus manos juntas –¿puedo quedarme con este?

-Te lo daría si no estuviese conectado a mí, son como cámaras de vigilancia con algo conciencia, en cualquier momento puedo ver lo que ellos están viendo, ¿me entiendes?

-Ahora entiendo –dijo Ivy apenada –no lo colocaría en mi mesa de noche.

-Por eso hice estos para ustedes –Dante saco otros tres cubos de su bolsillo, uno negro, otro amarillo y uno blanco, se los entregó a Scarlett, Howard e Ivy respectivamente –es como recargar una batería, solo imaginen que les pasan un poco de su magia, después digan el hechizo que yo usé y listo.

-Anima –dijo Scarlett, en la palma de su mano el cubo de transformo en un águila hecha de oro y obsidiana negra –¿un águila?

-Me recuerde a ti, fría, calculadora, orgullosa y majestuosa, como una reina.

-Me la quedo –dijo Scarlett.

-A veces me pregunto si lo haces apropósito o no –Howard miro su cubo –anima –en un segundo, una avispa de gran tamaño hecho de metal negro y topacio amarillo volaba en la palma del chico –¿no podías hacerla más agresiva?

- ¿Qué querías? ¿Qué sus patas también fueran aguijones? ¡No somos Pokemón!

-Anima ­–el cubo de Ivy se convirtió en la figurilla de un conejo de plata y diamante blanco, la chica se quedó mirándolo por unos segundos con una cara llena de fascinación, mientras el autómata inclinaba la cabeza en señal de curiosidad hacia su dueña –que lindo.

-Lo hiciste así porque te recordaba a ella ¿verdad? –susurro Scarlett a Dante.

-Claro que sí, solo mírala es adorable –susurro Dante mientras él y Scarlett veía a una Ivy con sonrisa inocente.

-Diablos, hasta yo tengo que admitir que se ve adorable –dijo Scarlett con algo de frustración y un leve rubor.

-Si ustedes dos ya terminaron de admirarla, ¿podrías decirnos que hacer con ellos? –pregunto Howard.

-Claro, los suyos ya están conectados a ustedes, solo denles la orden y empezaran su tarea de vigilancia, en cualquier momento pueden ver lo que están viendo solo concentrándose en ellos.

- ¿Y si los atrapan? –pregunto Ivy.

-Por suerte, los cree para que si están en peligro o los atrapan se aparezcan en nuestros bolsillos en un segundo.

-Pensaste en todo ¿verdad? –dijo Howard.

-Es eso o dejar que nos atrapen y yo necesito mantenerme encubierto por un par de años más, además cuido de mis amigos, dicho eso, tenemos siete autómatas perfectamente funcionales... ¡empiecen!

Los autómatas de Dante salieron volando o corriendo de camino al castillo, a pesar de los materiales de los que estaban hechos, eran difíciles de ver y lo bastante silenciosos para pasar desapercibidos con facilidad, después de unos segundos, los autómatas de sus amigos también tomaron rumbo a la escuela, entonces Scarlett dio un aplauso para llamar la atención y dijo:

-Bueno, otro problema cubierto, con eso hemos tachado a los aurores, Dante ya tiene su reloj para enfrentar al espíritu de viento y mientras los phantoms no aparezcan cerca estaremos tranquilos, así que, que les parece si ahora pasamos a otro problema un poco más próximos.

-No digas estudiar, no digas estudiar, no digas estudiar –rogo Howard.

-El partido de quidditch.

-No... ¿Por qué? –se quejó Howard, al segundo siguiente proceso las palabras de la chica –espera ¿Qué?

-El partido entre Slytherin y Gryffindor será en unos días, tenemos que empezar a practicar.

- ¡Si, señor! –Howard levanto las manos en señal de triunfo –por fin algo interesante

El mago anilleroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora