Una idea desviación que parte del Capítulo 52 del anime Candy Candy

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MELODÍA OLVIDADA

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MELODÍA OLVIDADA

by

Lady Graham

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La abrupta partida de Terry; las constantes humillaciones de Eliza; los crueles agravios de Neil; el retiro del apoyo económico por parte del Duque de Granchester hacia el Colegio y el infortunio de la desdichada Luisa, hacen a Candy, en la soledad de su habitación, meditar profundamente.

Hecho así y con la firme decisión en mente, —después de hacer la petición a la hermana Grey de suspender el castigo de Eliza— Candy, con maleta y mascota a lado, salta las rejas del internado y se despide de todos para marcharse, en la bruma del amanecer, definitivamente del instituto San Pablo; sintiéndose Candy libre, ¡libre como un pájaro al que le han abierto la jaula!

Sin embargo, las cosas se tornarán difíciles para la pecosa, porque no sólo errará el camino hacia el puerto Southampton, sino que, ignorante del estado emocional en el cual dejó y padecen sus amigos, Candy, con el ánimo vivo de encontrar su propio destino, conocerá maravillosas y generosas personas, pero también la maldad en otras, ya que...

Seguido de haber trabajado arduamente y ser buenamente gratificada en el último pueblo visitado, "una de las tantas buenas personas que la rodean" al ver a la pecosa, se ofrece para llevarla al puerto, cuando en verdad, al conocerla sola:

— ¿Así que quieres vender a esa chica?

— Puedes estar segura que harás una muy buena compra.

— Puede ser. Además, mis clientes son marineros rudos, así que una linda chica podría atraer mucha clientela.

— Es fuerte. Puedes hacerla trabajar mucho.

Candy, quien había entrado al lugar para asearse, escuchó la conversación y chillaría atemorizada:

— ¡Ese hombre es un raptor! ¡Tengo que librarme de él lo antes posible!

Pero, al dar un paso atrás, la rubia tropezó con un cubo, y el ruido producido alertó a los tratantes que salieron detrás de ella, la cual corría obstaculizando los pasos de aquellos que la seguían.

Lamentablemente, casi al llegar a la puerta, el cuerpo de Candy se estrelló contra el de un hombre de aspecto temible y fuerte, al que se le ordenara:

— ¡No la sueltes, Ringo!

... haciéndolo éste así y llenándose Candy de mucho miedo al no conseguir zafarse de un brutal agarre

No obstante, eso no fue nada al decírsele:

— Conque escuchando conversaciones ajenas, ¿no?

Sin piedad alguna, una fuerte mano cruzó la cara pequeña de Candy; y del golpe, la joven perdió inmediatamente el conocimiento no consiguiendo oír cuando le dijeron:

— Conmigo aprenderás a ser más obediente.

Además de que Candy, con la vivencia que está a punto de comenzar, se enseñará a desconfiar completamente de los demás, sin importar que entre ellos, esté quién más la ame.

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