7. Esperanza

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(14 de octubre) [En Edición]

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— Adelante. — Dije. Podía hablar un poco mejor.

Abren la puerta y era la doctora de ayer y con ella detrás entró el doctor Guzmán.

— Muy buenos días. — dijeron ambos.

— Buenos días. — esbocé una sonrisa.

— Aquí está tu desayuno. — la chica se acerca a mí y pone una bandeja que tenía encima una taza de cereal con bananas y fresas.

— No es lo mejor que tenemos, pero...

— Es perfecto. — interrumpí.

Sostengo la bandeja y empiezo a comer.

— ¿Cómo está tu pierna? — pregunta el señor Guzmán. Parado en frente de mí. — ¿Has hecho los ejercicios que te dije?

Tenía que elevar la pierna en varias direcciones para ponerla en movimiento y ejercitarla.

— Si. — asiento. Mientras sigo comiendo.

— ¿Y está mejor?

— Pues no he visto cómo está la herida, pero ya no me duele.

— Eso es bueno. — dijo. Entusiasmado. — Fuiste muy valiente.

— Gracias. — sonrío. La chica se ríe con los labios cerrados.

La verdad ya quería caminar. Pero a la vez no. Si caminaría lo hiciera para irme a otra parte. No para el mismo lugar donde seguramente me seguirán torturando, y toda esta espera por la recuperación de mi pierna no habrá valido la pena.

— Hoy puedes irte con tu familia. Ellos están en la sala de espera. Vinieron temprano.

Yo sólo asiento.

— Dentro de 4 días iré a la casa de tu tía Claudia para quitarte los puntos. ¿De acuerdo?

— De acuerdo.

— Bien. — El baja la mirada. Creo que estaba esperando a que le dijera algo.

¿Le digo que averigüe lo que pensé ayer? Sobre si había otros familiares de mis padres aquí?

No lo sé. Creo que no le diré.

— Bueno te dejo. Después de que termines de comer y descansar podrás irte. — la chica sale primero que él y luego se da la vuelta para irse también.

Las fuerzas de querer decirle lo que tenía en mente me superaron.

— Doctor. — grito. El se detiene al escuchar me. — Quiero pedirle un favor, si es posible.

— Si si dime. — el se acerca.

— Necesito que investigue si mis padres tienen otros familiares en el estado. Para que cuando vaya a la casa de mi entre 4 días pueda tener respuesta.

— Oh sí si. Yo lo haré. No te preocupes. — el asiente. — Tu apellido es Evans no? — pregunta.

— Correcto.

— Y tus padres se llaman Rebecca y Jacob, cierto?

— Así es.

— De acuerdo. Hablaré con el oficial al mando en el condado y seguramente tendrá respuestas.

Seguramente. Ya esto va a otro camino.

— De acuerdo.

El se retira.

Yo, Asher                                   [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora