Capítulo 2

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Escocia 1801 Castillo de Montrose

Tengo los nervios alterados, los tíos de mi esposo llegaron ayer para volver a someterlo a esa barbarie absurda de una ley sin justificación, por esa inconcebible tradición familiar. El cuerpo de mi esposo reposa a mi lado, después de hacer el amor el entró en sueño profundo, mientras yo doy vueltas con mis pensamientos en el pasado. Me acerqué a él, le di un sutil beso en la frente. Si no supiera lo mucho que me ama este ogro hace eternidades habría huido con mis hijos sin importar las consecuencias.

Pero lo que hace sin que nadie supuestamente lo vea hace mi corazón latir desbocado como el primer día en que lo conocí, en el baile de los marques de Londonderry. Él cree que desconozco su recorrido nocturno, todas las noches cuando me cree dormida, abandona mi morada en cualquier momento para ir a darle besos a sus hijos sin que nadie lo observe, no discrimina a ninguno, así en el día muestre un poco de distanciamiento y con Iain un poco más, en la noche es a quien le propina un doble beso —comencé a acariciarle el cabello salvaje, lo tiene por los hombros, hace unos cinco años se lo cortó, porque lo tenía más largo como típico ancestral guerrero salvaje escoses— él tiene su habitación y yo tengo la mía que es más amplia.

Con el tiempo me hice a la idea que su habitación es solo donde guarda sus pertenencias, escribe masivas y es su guardarropa, una vez se cambia de ropa ingresa a la mía y no sale si no a vestirse a la suya, al principio me daba espacio en mis días de sangrado y en la cuarentena después de cada parto.

Después del nacimiento de Iain él duerme todos los días conmigo hasta en esos días en los que se limita a mimarme, hasta que pase mi malestar. Con el nacimiento de Iona me pidió permiso para seguir durmiendo a mi lado ya qué teníamos ocho años de hacerlo a diario, por supuesto que se lo permití. Con su princesa, así le dice se trasnochó a diario hasta que la niña pudo mantener su sueño continuo, fue de gran ayuda, después de alimentarla él la paseaba por la habitación logrando que Iona se durmiera.

Ama a todos sus hijos, pero los dos menores los ve diferentes. Mi mente me llevó a ese momento mágico entre nosotros, aunque todos lo han sido, porque gozo de un real matrimonio... esa noche fue la mejor de todas hasta el momento, regresé cinco años atrás.

He conocido a otros enanos a raíz del nacimiento de mi pequeño, esa vez mi esposo supo de mis escapadas para hablar con personas en iguales condiciones físicas a las de mi hijo, la última vez que me informaron los lacayos sobre un asentamiento a las afueras de las tierras de mi esposo sobre un grupo de gitanos donde había una comunidad de enanos fui a verlos, cuando eso Iain tenía cinco años.

Escribí todo lo que me dijeron, sus posibles dolores, hasta donde su pequeño cuerpo podía resistir, lo que no podría hacer, como se sentían ante una sociedad que los miraba diferentes. Mi marido llegó en el preciso momento en que, hacia la pregunta más indecente realizada en mi vida, pero debía hacerla: "¿Podrá tener una vida íntima normal? ¿podrá casarse, tener hijos? —me sonrojé, de no ser por mis guantes se habrían dado cuenta como sudaron mis manos y más cuando llegó el impenetrable duque de Montrose al campamento.

La comunidad se alteró, medié y logré que el duque se quedara, aunque no se sentó ni tocó absolutamente nada—. "Por supuesto". Respondió el señor con el que me entrevistaba. "¿Alguna otra recomendación?", volví a preguntar. Los cuatro enanos con los que había estado hablando por más de una hora nos quedaron mirando.

"Sean el proveedor de herramientas mentales, para que no crezca con resentimiento hacia una sociedad que sin duda lo rechazará, la nobleza no perdona". "Gracias" —ya en el carruaje y bajo la mirada inquisidora de mi marido quien extendió su mano y comprendí que decomisaría mis apuntes, eran donde había comenzado a redactar lo concerniente a mis entrevistas con las diferentes personas en las anteriores escapadas realizadas, suspiré y se lo entregué.

Apariencias - ¡Mírame...! No podrías amarme (libro 1).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora